Es demencial pero es la realidad, la amarga y terrible realidad. El viernes 24 de junio, 37 inmigrantes subsaharianos murieron en Nador, en la frontera marroquí con Melilla, víctimas de una carga salvaje de la policía del dictador de Marruecos. 37 muertos, aunque la cifra puede aumentar, y más de 150 heridos, que eran parte de los miles que trataban de cruzar la frontera en busca de una vida mejor huyendo del hambre, la guerra y la violencia. Pero a diferencia de lo que vemos en el caso de Ucrania, lo que se encontraron fue con una actuación represiva tan bestial, que el saldo ha sido 37 muertos, 37 inocentes víctimas de las leyes racistas de la UE y de un sistema criminal. Un hecho tan atroz ha sido condenado por todas las asociaciones de derechos humanos, pero en cambio ha concitado el elogio de Pedro Sánchez que ha felicitado a la policía marroquí por su actuación.