Como consecuencia, se han generalizado tanto la precariedad laboral extrema en el sector de la Intervención Social como los continuos abusos que sufren las personas más vulnerables de nuestra sociedad, ya que lo único que importa es el beneficio económico.
Un claro ejemplo es la Fundación O´Belén. Esta empresa, supuestamente, se caracteriza por la explotación laboral que
sufren sus trabajadores, con sueldos de miseria e interminables jornadas laborales (las horas extra no son remuneradas), así como por sus prácticas antisindicales.
Aunque lo más sangrante es el continuo maltrato que sufren los menores en sus centros de supuesta protección. Abuso de psicofármacos (a veces, incluso como castigo, los niños son obligados a consumirlos), utilización de celdas de aislamiento (prohibidas por Naciones Unidas, también para los menores que han cometido algún delito), agresiones físicas y maltrato psicológico continuado, son algunas de las situaciones habituales que sufren los menores a su cargo.
Como consecuencia de las barbaridades “educativas” y demás negligencias graves, varios niños han muerto en centros de
O´Belén en los últimos años. Todo esto ha quedado demostrado tras la publicación el año pasado de dos duros informes por parte del Defensor del Pueblo y de Amnistía Internacional. De ambas investigaciones se Concluye que en los centros terapéuticos gestionados por O´Belén se vulneran sistemáticamente los más básicos derechos de los menores, los tratados internacionales de protección de la infancia e incluso la legislación sanitaria española, aún así las distintas Administraciones han mirado para otro lado durante años.
Finalmente, la presión social hizo que la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha suspendiera varios conciertos con esta empresa, clausurara los centros “Casa Joven” (en Azuqueca, Guadalajara) y “Nuestra Señora de la Paz” (en Villaconejos, Cuenca), y procediera a abrir un centro público para la atención de estos menores. A la vez que, el fundador y entonces presidente de O´Belén, Emilio Pinto Rodríguez, se vio obligado a dimitir. Sin duda, una gran victoria para el movimiento popular contra la tortura.
A pesar de lo expuesto, actualmente asistimos con indignación a la inminente reapertura del centro de Azuqueca de Henares por la mencionada fundación, además de mantener la gestión de los centros de protección "Las Nubes" (Guadalajara) y "Lázaro" (Marchamalo), así como otros proyectos “sociales” en toda la Comunidad.
Ante esta incomprensible situación, exigimos a la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha que paralice de
inmediato la reapertura del centro de Azuqueca, que denuncie los distintos conciertos que mantiene con O´Belén y que asuma directamente, sin empresas de por medio, la atención de los menores en situación de desamparo.