
Pablo explicó las causas del proceso revolucionario en Venezuela que hunden sus raíces en las tremendas desigualdades y en la incapacidad de resolver los problemas de la mayoría de la población bajo el capitalismo.
De una forma meticulosa hizo un recorrido histórico de todo el proceso revolucionario demostrando cómo quienes hoy dan lecciones de democracia a Chávez son los mismos que protagonizaron diversos golpes de Estado y provocaron centenares de víctimas entre el pueblo Venezolano que apoya a Chávez.

Pablo explicó igualmente que estaba surgiendo una nueva capa de sindicalistas jóvenes revolucionarios buscando ideas y programa para avanzar hacia el socialismo. Habló del PSUV y del trabajo del Freteco y las fábricas ocupadas. Una experiencia muy rica que ha demostrado que si los trabajadores podemos dirigir una fábrica podemos dirigir igualmente la sociedad.
Que la revolución aún no se haya completado provoca que se de una situación híbrida donde la parte capitalista a través del boicot no permite funcionar a la socialista y la parte socialista obstaculiza el desarrollo típicamente capitalista. Esta situación sólo se podía resolver por la victoria de la revolución expropiando los medios de producción social, la banca, los grandes latifundios y los monopolios para planificar democráticamente la economía o de lo contrario, el desgaste que sufre el proceso dará con ella al traste.
Se insistió mucho a lo largo del debate que la lucha de las masas en Venezuela es una lucha de todos. Su lucha es la misma lucha del resto de los pueblos de América Latina pero también la lucha del resto de los pueblos del mundo ya que la crisis profunda que vive el sistema capitalista y que condena a millones de personas al paro y la pobreza y el propio desarrollo anárquico del capitalismo está llevando a un deterioro generalizado de la vida en el planeta que amenaza al ser humano. El socialismo, concluyó Pablo, es una necesidad.
El debate fue muy participativo. Hubo más de 20 preguntas e intervenciones diferentes y a Pablo le resultó literalmente imposible poder contestar en el tiempo que restaba para la conclusión del acto. A la salida se vendieron 5 libros de Inveval que Pablo firmó.