¡Queremos ser lo que somos!

La lucha por los derechos de la comunidad LGTBI sigue siendo más necesaria que nunca. La violencia contra nuestro colectivo aumenta de forma dramática en todo el mundo. Los 75 países donde ser persona LGTBI es un delito y los 15 en los que puedes ser condenado a pena de muerte por tu orientación sexual, son una fiel prueba de ello. Pero no la única, como revelan los campos de concentración para homosexuales en Chechenia o el asesinato de la activista Marielle Franco en Brasil.

En el Estado español, sólo en 2017 hubo 623 agresiones violentas y en Madrid se han registrado 345 en 2018. Estas cifras son parte de la realidad de opresión que sufrimos las personas LGTBI en todos los ámbitos de nuestra vida. Entre los y las más jóvenes los datos son aterradores: más del 80% de los menores y adolescentes trans piensan en suicidarse y más del 40% lo intentan.

Esta discriminación no es casual, sino que es fruto del sistema en el que vivimos. De la misma forma que el capitalismo condena a la clase trabajadora y a la juventud a la austeridad y la miseria, da alas a la ideología podrida de la derecha y la Iglesia Católica que difunde el veneno del machismo y la LGTBIfobia.

La Iglesia y la derecha: garantes de la opresión, la homofobia y el machismo

El Partido Popular, Ciudadanos y Vox, con sus políticas, ideología reaccionaria y su ADN franquista, perpetúan y alimentan la discriminación de todas aquellas personas que no encajamos en “su modelo” de lo que es aceptable según el ideario católico, apostólico y romano. Y las consecuencias más duras de ello las pagamos, como siempre, los que provenimos de familias trabajadoras. La lista es larga: Pablo Casado defiende que “el matrimonio es una unión entre un hombre y una mujer”; Fernando Paz, número uno de Vox por Albacete al Congreso, explicaba que “hay terapias para reconducir a los gais”; Albert Rivera afirmaba que “llamar matrimonio a una unión homosexual genera tensiones innecesarias y evitables”.

De la mano de la derecha y de los medios de comunicación está la Iglesia Católica. Esta institución completamente fusionada y parte integrante de los grandes poderes económicos y políticos también ejerce su poder en lo ideológico, esparciendo sus tentáculos en el sistema educativo. La misma jerarquía señalada y acusada de múltiples casos de abusos sexuales contra menores, se siente con el derecho de criminalizar día sí y día también con total impunidad a las personas del colectivo LGTBI, tratándonos de enfermos y antinaturales y defendiendo la perpetuación de nuestra discriminación y opresión.

La lucha y la organización son el camino

Este año celebramos el 50 aniversario de la Revuelta de Stonewall y también conmemoramos el 42 aniversario de la primera manifestación gay en el Estado español, cuando alrededor de 4.000 manifestantes alzaron sus voces por los derechos de la comunidad LGTBI. En ambos casos, las personas que se movilizaron pagaron su valentía sufriendo una salvaje represión policial.

El inicio del movimiento por los derechos de la comunidad LGTBI estuvo protagonizado por las capas más golpeadas provenientes de la clase obrera. Aquellos y aquellas que se levantaron por el derecho a una plena libertad sexual lo hicieron para lograr la plena igualdad: el derecho a un puesto de trabajo, por el fin de la explotación laboral y por unas condiciones de vida dignas. Por eso hoy, en un momento en el que el sistema capitalista intenta domesticar nuestro movimiento convirtiéndolo en un auténtico carnaval para el lucro de empresas privadas y en el que cabe todo el mundo –incluida la derecha y los responsables de nuestra explotación y opresión- que oculte por completo sus raíces revolucionarias, es más importante que nunca reivindicar el carácter combativo y anticapitalista que late en su seno.

Nuestra opresión tiene responsables directos. Los mismos que no nos contratan por nuestra identidad sexual o los que nos impiden cambiar nuestro nombre oficialmente en el DNI, son mismos jueces y juezas que dictan sentencias como las de la Manada o los que encarcelan a los jóvenes de Altsasu. Bajo el sistema capitalista nunca podremos ser lo que somos en libertad. Porque este sistema se basa en la opresión y en la explotación más salvaje: al colectivo LGTBI, a las mujeres trabajadores, a la juventud y a la clase trabajadora en su conjunto.

Nuestra lucha forma parte de la batalla contra este sistema opresor. Necesitamos levantar un movimiento LGTBI revolucionario y anticapitalista para conseguir todas nuestras reivindicaciones y construir una nueva sociedad, libre de cualquier tipo de opresión de clase, de género, de raza o nacional: una sociedad socialista al servicio de la mayoría, organizada democráticamente por los y las trabajadoras, en la que todos y todas podamos vivir en genuina libertad.

¡Todas y todos a las manifestaciones del Orgullo Crítico!

Salamanca: 18 de Junio, 19h Plaza del Oeste

Bilbo: 28 de Junio, 19:30h Sagrado Corazón

Gasteiz: 28 de Junio, 19h Virgen Blanca

Iruñea: 28 de Junio, 19h Baluarte

Sevilla: 29 de Junio, 20h Plaza Nueva