¡Ahora continuar la lucha para barrer los recortes y defender los derechos democráticos!

Las elecciones del 28 de abril han supuesto una estrepitosa derrota para el bloque reaccionario. Tras años de nacionalismo españolista y de una furiosa campaña contra el pueblo de Catalunya y el derecho de autodeterminación, de la reivindicación nauseabunda de la dictadura franquista y la exhibición de programas económicos neoliberales para aplastar a los trabajadores, la derecha sale de estas elecciones mucho más debilitada y con el PP en estado de coma.

El factor decisivo que explica este resultado tan contundente es la correlación de fuerzas favorable para la clase obrera y la juventud después de años de movilizaciones formidables. No sólo hemos cerrado el paso a la derecha de toda la vida, también hemos golpeado duramente a la extrema derecha “emergente” de Vox. Después de lo ocurrido en las elecciones autonómicas en Andalucía, el látigo de la reacción españolista más antiobrera y machista, espoleó la respuesta de millones de trabajadores y jóvenes en todos los territorios. Gritamos: ¡no pasarán!, y ¡no han pasado!

El papel de la lucha y la movilización

Es imposible separar los resultados electorales de la dinámica de la lucha de clases de los últimos años. Frente a los escépticos que pontifican a todas horas sobre la supuesta debilidad de la clase trabajadora y la “fuerza” de la derecha; frente a los que hablan de “baja conciencia” y “confusión” ideológica… estas elecciones muestran un cuadro completamente diferente.

A pesar de las políticas de los dirigentes del PSOE y de Pedro Sánchez, que en sus ocho meses al frente del Gobierno fue incapaz de desmontar las contrarreformas sociales del PP, revertir los recortes o poner fin a la agenda de la austeridad, los empleos basura, los bajos salarios, o los desahucios. A pesar del profundo giro hacia posiciones socialdemócratas e institucionales, y al abandono de la lucha en la calle que la dirección de Podemos ha protagonizado. A pesar de que la izquierda parlamentaria española se ha plegado una y otra vez al régimen del 78, allanando el camino al nacionalismo españolista y renunciando al derecho a decidir… A pesar de todo ello, la clase obrera y la juventud de forma masiva, y amplios sectores de las capas medias empobrecidas también, han decidido manifestar en las urnas su firme oposición a que el bloque reaccionario pudiese gobernar.

En un ambiente de polarización social y política in crescendo, de crisis económica no resuelta para la mayoría de la población, de desempleo masivo, precariedad y explotación, de ataques a los derechos democráticos y violencia sistémica contra la mujer, estos resultados han confirmado un giro a la izquierda profundo y consistente, y el avance en el proceso de toma de conciencia.

Nada de lo ocurrido en estos años ha pasado en balde. La huelga general feminista del 8 de marzo fue un auténtico tsunami, con millones de trabajadoras y trabajadores paralizándolo todo y abarrotando las manifestaciones; lo mismo se puede decir de las demostraciones multitudinarias de los pensionistas durante más de un año; de las luchas de la juventud, muchas de ellas impulsadas por el Sindicato de Estudiantes, en defensa de la enseñanza pública, por el derecho a decidir o contra el cambio climático; las persistentes protestas para denunciar los recortes en la sanidad pública en Galicia, Valladolid y Teruel; luchas obreras como la de Alcoa o la gran huelga del taxi en Madrid; manifestaciones de masas en Catalunya contra la represión del Estado y por la libertad de los presos políticos, o las que han llenado las calles de Nafarroa en solidaridad con los jóvenes de Altsasu…

El bloque reaccionario acariciaba el poder hace pocos meses. Pero la memoria histórica no se ha perdido, como tampoco se ha perdido el recuerdo de los Gobiernos del PP y su estela de brutales recortes sociales, de ataques a los derechos democráticos, su neofranquismo orgánico que lo mimetizaron a Vox en la campaña electoral, y el fango de corrupción que lo ha cubierto en estos años.

Estas elecciones también han desnudado la mentira de presentar a Vox como una fuerza antisistema o de rechazo al establishment. Nada más lejos de la realidad. Vox es una organización que defiende el orden capitalista y la tradición reaccionaria de la burguesía española, de su aparato del Estado y sus tendencias totalitarias. Y los trabajadores lo saben y han actuado en consecuencia.

Pedro Sánchez va a querer estabilidad política, pero no la tendrá. Será duramente acosado por la derecha, que no dará tregua a su Gobierno. Por otra parte, la base social de la izquierda que lo ha aupado a esta victoria, le concederá un plazo razonable para ver cómo responde a las reivindicaciones que llevamos años exigiendo con tenacidad. Pero no se ha extendido ningún cheque en blanco. El resultado electoral ha dejado claro que no queremos al PP, ni a Cs ni a Vox en La Moncloa, pero será difícil que traguemos más recortes, desigualdad y pobreza.

La experiencia de estos años ha demostrado que no es posible gobernar para dos amos a la vez. O con los capitalistas y con la banca, o con los trabajadores y sus familias, con los parados, con la juventud que sufre la falta de un presente digno, con los pensionistas, con el pueblo de Catalunya que lucha por la república y su derecho legítimo a decidir, con las mujeres golpeadas por la desigualdad y la violencia, con los oprimidos y los explotados.

Hemos derrotado a la derecha en las urnas, pero debemos continuar con la movilización masiva y construir una izquierda combativa, con fuertes raíces en el movimiento obrero y los sindicatos de clase, en los centros de estudio y en los movimientos sociales.

¡Es la hora de la lucha y la organización! ¡Únete al Sindicato de Estudiantes!