El Sindicato de Estudiantes y la Marea Verde de Sevilla ante el nuevo ataque de la Junta y la huelga del 4 de marzo

Lee el comunicado de la Marea Verde de Sevilla

La educación pública lleva años sufriendo los recortes y ataques del Gobierno del Partido Popular a nivel estatal: recorte salvaje de presupuesto a la educación pública, hacinamiento y falta de recursos en nuestras aulas, despido y precariedad de nuestros profesores, cerrar definitivamente el acceso a la universidad pública a las familias trabajadoras y destruir y privatizar todo lo público. El Gobierno de Susana Díaz aplicó todos estos recortes en Andalucía, con consecuencias dramáticas que a día de hoy sufrimos. Ahora, el nuevo gobierno de PP y Cs, apoyado por Vox, con el Consejero de Educación Javier Imbroda (Cs) a la cabeza, pretenden ir un paso más allá en su plan de desmantelar la escuela pública con todo lo que esto significa: convertirla en un negocio privado por un lado, y en una plataforma para adoctrinar en su ideario reaccionario, por otro. Con este objetivo por bandera han aprobado el nuevo decreto de escolarización en Andalucía, que significa un paso más hacia la privatización definitiva de la educación pública.

Recortes y privatización

Desde la llegada del Gobierno de la derecha a la Junta de Andalucía, la batería de recortes y ataques a la educación pública no ha hecho más que profundizarse: se han suprimido 411 cursos, miles de alumnos han iniciado sus clases estudiando en 11.000 aulas prefabricadas y, aunque desde el gobierno aseguren que las ratios son de 20 alumnos por clase, este dato está trampeado ya que lo calculan en base al número de profesores y no al número de aulas. A esto se le suma la situación de precariedad en la que se encuentran los edificios escolares en Andalucía, que tal como reivindicaron los estudiantes del IES Tartessos de Camas (Sevilla) en la huelga de los pasados 16 y 17 de enero, es completamente insostenible.

Pero la cosa no acaba aquí. En los últimos meses también se han producido salvajes recortes salvajes en las plantillas de profesores interinos, así como del personal técnico de Integración Social y las intérpretes de Lengua de Signos, que no han dudado en salir a la movilización.

¿Qué significa este decreto?

Este decreto tiene como objetivo desviar todavía más fondos públicos al negocio de la privada –concertada en detrimento de la pública. Lo hacen modificando los criterios que a día de hoy se utilizan para la escolarización. Con la nueva fórmula se favorece la escolarización en la concertada por encima de la pública.

El director general de planificación de la Junta de Andalucía, José María Ayerbe, explicaba muy bien la naturaleza del embrollo que han montado para justificar este robo encubierto de recursos a la pública y que han aprobado por decreto. En sus propias palabras significa que “una localidad en la que hubiera cinco centros públicos y uno concertado, el criterio de proximidad valdría para los colegios públicos pero no para el concertado, cuya zona de escolarización se extendería en ese caso por todo el municipio”. Es decir, que de forma soterrada, se sugiere a las familias trabajadoras que quieren que sus hijos tengan una buena educación y escapen de las degradadas condiciones que hoy sufre la pública en los barrios humildes en los que viven, lo hagan a través de este mecanismo: tendrán todas las facilidades por parte de la administración y además ya sabemos los criterios racistas, clasistas y machistas que de forman ilegal pondrán en marcha sus dueños – la jerarquía de la Iglesia Católica –para que sus hijos no se junten con “malas compañías”. Esto es simplemente, aparte de un robo a mano armada, un paso de gigante en el camino de convertir los centros públicos de los barrios más golpeados en auténticos guetos para los estudiantes con más dificultades económicas y sociales.

Por supuesto, esta jugada tiene vistas a medio y largo plazo. El decreto establece también el concepto de la -demanda social - "como un elemento más a la hora de organizar y racionalizar la oferta educativa". Esto quiere decir que se traducirá - como ya sabemos - en dinero contante y sonante, que se retirará de nuestros centros públicos con la justificación de que hay más demanda en centros concertados. ¡Como siempre haciendo trampas para seguir robándonos!

De esta manera, y escudándose en “la libertad de elección de centro de los padres”, la derecha pretende dar el primero de los muchos ataques que tiene agendados en este sentido, ya que en palabras del consejero de la presidencia, Elías Bendodo "El paso de hoy es un paso que marca el camino. Lo que pretende el Gobierno es dar pasos para que más pronto que tarde los padres puedan elegir llevar a sus padres al colegio que les dé la gana. Este paso se irá potenciando en el futuro".

Pues nosotros le decimos que lo quieren nuestros padres, nuestros profesores y nosotras y nosotros mismos – los estudiantes – es que nuestros centros públicos no se caigan a pedazos por sus recortes. Si se dejara de regalar dinero público a la privada y se invirtiera en nuestros IES, nadie querría elegir nada distinto a una educación pública y de calidad. Por eso tratan de denigrarla y atacarla permanentemente y aún así el maravilloso trabajo y esfuerzo de los que la defienden y se dejan la piel cada día en las aulas hace que la pública siendo de mucha mayor calidad – como cada año se demuestra en las pruebas de la EBAU. ¡La única libertad que defiende la derecha es la suya para enriquecerse a nuestra costa! ¡Son unos hipócritas!

Este nuevo plan de privatización en Andalucía no está aislado de los demás planes de la derecha para destruir la escuela pública. Con la excusa de garantizar la “libertad de los padres”, no solo quieren favorecer a la privada, sino que es la misma fórmula con la que pretenden establecer el Pin parental para impedir por todos los medios que se puedan hacer las actividades que la extrema derecha considera “controvertidas” de acuerdo a su ideal totalitario y machista.

La lucha es el único camino

Ante la publicación oficial de este decreto, la semana pasada las direcciones sindicales de USTEA, CCOO, UGT y la Codapa (Confederación de Asociaciones de padres y madres), anunciaron en una rueda de prensa huelga educativa en Andalucía para el 4 de marzo. Desde el Sindicato de Estudiantes compartimos la necesidad de luchar contra este decreto, pero discrepamos con las direcciones de estas organizaciones en varios puntos importantes: en primer lugar, entendemos que la lucha contra este ataque no puede estar aislada del resto de demandas de la comunidad educativa -acabar con la LOMCE y los recortes educativos; sacar la religión de nuestras aulas y dejar de regalar millones de euros a la Iglesia católica y la educación concertada; implantar una asignatura de educación sexual inclusiva y en libertad, evaluable y obligatoria y; prohibir por ley el “Pin Parental” y su mensaje de odio a las mujeres, los jóvenes, la comunidad LGTBI y los inmigrantes. Unificar todas nuestras demandas contra nuestro enemigo común –la derecha y la extrema derecha que es quien impulsa todo los ataques contra los que luchamos– es la forma de unir también nuestras fuerzas y señalar con claridad a los responsables de la situación que sufrimos.

También hay que decir que para combatir frontalmente este ataque, es necesario llegar hasta el fondo de lo que persigue la derecha y la burguesía con el mismo: destruir la educación pública para que la Iglesia y las empresas sigan haciéndose de oro a costa del derecho fundamental de la juventud a recibir una educación gratuita, científica, laica y de calidad. Por eso la defensa de la enseñanza pública debe exigir el fin de la privada-concertada y no sólo poner límites para acotarla –como defienden CCOO y UGT. Hay que luchar por la desaparición de la concertada, integrando los centros que existen actualmente y a los profesionales que trabajan en ellos en la red pública y sacándolos de las garras de quienes ven la educación como un negocio y no como un derecho. Si estas organizaciones hubieran defendido esta postura y peleado en las calles con esta consigna, hoy no estaríamos en esta situación.

En segundo lugar, no sólo hay que unificar las demandas sino también las fuerzas de todos los que las defendemos, de todos los que sufrimos los ataques a la pública – padres, profesores y estudiantes. La mejor oportunidad para hacerlo, era sin duda, que estas organizaciones, confluyeran y llamasen a la huelga educativa el 6 de marzo -cuando desde el Sindicato de Estudiantes y Libres y Combativas llevamos más de un mes haciendo asambleas y movilizando a la juventud convocando una huelga estudiantil para ese día que precisamente lleva por bandera la lucha contra los planes de la derecha y la extrema derecha y que contará además con el respaldo del movimiento estudiantil a nivel estatal. ¡Qué mejor manera de demostrar fuerza al trifachito en Andalucía que con el apoyo de los y las estudiantes de todo el Estado! También llevamos más de un mes pidiendo a estas organizaciones que se sumaran a esta huelga el 6 de marzo pero han decidido que es mejor no unir todas las fuerzas en un mismo día. Pensamos sinceramente que se equivocan.

Desde el Sindicato de Estudiantes siempre hemos hecho todos los esfuerzos por unificar la lucha de todos y todas las que defendemos la pública y siempre estaremos en las calles al lado de nuestros docentes, padres y madres en esta batalla. Por ello, compartimos la reivindicación de la Marea Verde de Sevilla respecto a la necesidad de convocar una huelga educativa en Andalucía, y en el resto del Estado, así como la necesidad de hacerlo de forma unitaria, con un calendario serio y contundente con todos los colectivos en lucha del ámbito educativo.

El próximo 6 de marzo tenemos una gran oportunidad en este sentido, y utilizar la huelga estudiantil feminista, antirracista y antifascista para golpear con contundencia a quienes nos atacan y hacerlo no sólo en Andalucía sino en todo el Estado. Seguiremos haciéndolo el día 8 de marzo, con fuerzas redobladas. Vamos a demostrar de nuevo que no estamos dispuestas ni dispuestos a retroceder ni un milímetro en la defensa de nuestros derechos al grito de ¡no pasarán!