¡Todos a las manifestaciones del Orgullo!

 Los acontecimientos de Orlando hace unas semanas han vuelto a poner encima de la mesa de una forma más descarnada que nunca la situación de opresión y persecución que sufren millones de personas en el mundo por el único delito de su orientación sexual. Nuevamente sale a la superficie una lacra más del sistema social injusto, criminal, opresor y machista que nos gobierna: el capitalismo. En esta ocasión, este ataque homófobo acabó con la vida de 49 personas además de herir gravemente a muchos más: las víctimas eran en su mayoría jóvenes homosexuales latinos de clase obrera que cometían el delito de divertirse y vivir sin trabas su sexualidad en un local que consideraban seguro.


 Toda la juventud y la clase trabajadora del Estado español y a nivel internacional recibimos con espanto la noticia. A las pocas horas, en todo el mundo miles de personas se solidarizaban ante las embajadas de EEUU con las víctimas y sus familias con concentraciones masivas como ocurrió en el caso de Londres, o incluso desplegando la bandera arcoiris frente al Parlamento marroquí en Rabat, desafiando la prohibición que aún hoy pesa allí sobre la homosexualidad.

La doble moral de los defensores de este sistema opresor

 Nada más conocerse los terribles atentados de Orlando los gobernantes internacionales y nacionales inundaron las redes de comunicados con lágrimas de cocodrilo. Son los mismos que no guardan ningún reparo en pisotear día a día los derechos de la mayoría de la población en todo el mundo si eso significa beneficiar a los grandes poderes económicos. Desde Barack Obama, que promueve guerras en Oriente Medio que aplastan a la población con regímenes que imponen la barbarie y el atraso, como el apoyo y las relaciones con la Monarquía de Arabia Saudí que ahorca a los homosexuales, hasta Donald Trump, que alienta el odio fascista en los EEUU creando una atmósfera que legitime la persecución a los trabajadores, los inmigrantes y las personas LGTB. En el Estado español, el Partido Popular y sus dirigentes madrileños, los mismos que permiten manifestaciones fascistas y amparan a este tipo de organizaciones que agreden a jóvenes LGTB por las calles de la capital con total impunidad, pedían “rezos por Orlando”. Parece una broma de mal gusto que se pidan rezos cuando la religión ha sido siempre la primera fuerza de choque contra las personas LGTB. Los mismos que hablan de la defensa y la integridad de “la familia tradicional” para negar cualquier tipo de derecho a las personas LGTB son los que ahora demagógicamente se lamentan de estos terribles ataques homófobos que día a día alimentan con su criminalización y ataque a sus derechos.

El orígen del Día del Orgullo y la tradición de lucha del colectivo LGTB

 El crimen de Orlando demuestra que las personas LGTB siguen siendo perseguidas por el mero hecho de tener una orientación sexual diferente. Que dos personas de su mismo sexo quieran mantener relaciones sentimentales y sexuales no es ninguna enfermedad ni ningún delito, al igual que haya personas que sienten que su cuerpo y su género no se corresponden. Durante décadas estos hechos propiciaron que las personas LGTB fueran perseguidas y marginadas de la sociedad creando incluso guetos como Castro en San Francisco o el propio barrio de Chueca en Madrid. La lacra del machismo y la homofobia que alimenta el capitalismo ha propiciado que miles de jóvenes hayan tenido que vivir una vida de mentira, exponiéndose a la marginación e incluso a la violencia alentada por aquellos que crean un ambiente de criminalización contra el colectivo LGTB. Pero como en todos los avances sociales, fueron los más oprimidos, las y los jóvenes transexuales, Drag Queens, mujeres prostituidas y jóvenes gais latinos quienes se levantaron contra la opresión a la que eran condenados.
El 28 de junio de 1969, en el Stonewall Inn, un bar de un barrio marginal de Nueva York controlado por la mafia y que explotaba de diferentes maneras a su clientela LGTB estalló una de muchas revueltas del colectivo LGTB. El motivo fue el hartazgo acumulado de redada policial tras redada policial, del desprecio al que se veían sometidos día tras día. Esta experiencia de lucha que se prolongó durante días en los que se tuvieron que hacer frente a la represión llevaron a miles de jóvenes a la necesidad de organizarse para defender sus derechos frente a un sistema que se los negaba. El 28 de junio de 1970 en Nueva York se celebró el aniversario de Stonewall Inn y se empezó a forjar como un día de la comunidad LGTB luchadora, organizada y comprometida que se ha ido repitiendo año tras año ampliando el número de participantes. Fueron las capas más golpeadas y humildes LGTB provinientes de la clase obrera quienes levantaron la bandera de la lucha, al igual que ocurrió en los primeros Orgullos en Madrid, menos vistosos, obligados a transcurrir por las intermediaciones del Templo de Debod en las que tenían que hacer frente a las bandas fascistas ,que como en otras luchas de los jóvenes que reivindicamos nuestros derechos, trataban de amedrentar y desorganizar la lucha del colectivo LGTB. Como cada uno de los derechos que los jóvenes y trabajadores tenemos, fue con la unidad, la lucha y la organización la única manera de conquistarlos.

Contra cualquier tipo de opresión la lucha es el único camino ¡Por un orgullo de clase y combativo!

 Al igual que con el resto de conquistas sociales, ha habido durante décadas una campaña consciente por parte de quienes quieren arrebatarnos nuestros derechos para tratar de acabar con la memoria de lucha del colectivo LGTB. Este intento de desidiologizar las reivindicaciones, la memoria y la movilización de las personas LGTB han pretendido no solo que no nos levantemos a luchar ahora que con la crisis las lacras del sistema capitalista se recrudecen, sino también para separarnos a las personas LGTB del resto que sufrimos la opresión de este sistema. Además han tratado de convertir las manifestaciones que conmemoran la movilización incansable LGTB en un lucrativo negocio para los empresarios como AEGAL, la principal asociación empresarial gay de Madrid y quien gestiona el día del orgullo en la ciudad, que se erigen como defensores de los derechos democráticos pero que no tienen ningún escrúpulo a la hora de explotar laboralmente, de tener buenas relaciones con el PP o de imponer un ocio inaccesible económicamente para los que venimos de barrios humildes.

 Los jóvenes y trabajadores tenemos que romper con un Orgullo empresarial y recuperar el carácter de clase y combate con el que nació. Sólo así se puede convertir en un ariete de lucha contra la precariedad, contra la falta de libertades y derechos democráticos, en definitiva sólo rebelándonos ante quienes no tienen más moral que la del color de sus billetes, podremos aspirar a vivir en una sociedad justa, democrática sin ningún tipo de opresión que pisotee la dignidad y la vida de las personas.¡Todos a las manifestaciones del orgullo!