El 20-D los jóvenes y trabajadores que hemos sido protagonistas de la enorme movilización social durante los últimos años hemos vuelto a dar un duro golpe a la derecha imposibilitándoles formar gobierno. El PP pierde el 34% de su electorado y Ciudadanos, el invento de los poderes económicos con el que pretendían seguir gobernando con la maniobra de maquillar a la derecha de toda la vida, no les ha servido para rescatar al PP.
Este resultado electoral que ya se percibía en la participación masiva y entusiasta durante la campaña electoral en los mítines de Podemos y Unidad Popular, no solo han reflejado la potencia de la rebelión social que ha hecho frente a los desahucios, los recortes y las contrarreformas del PP sino que también ha castigado duramente a los partidos que se han comprometido en defender los intereses de la banca y las grandes fortunas contra las familias trabajadoras: castigo para el PP, para Ciudadanos y también para una dirección del PSOE, completamente divorciada de su base y comprometida con la defensa de los poderes económicos que nos condenan a la precariedad, el desempleo y la pobreza.
La lucha de las calles se traslada a las urnas
Estos resultados son el fiel reflejo de un giro a la izquierda en el mapa electoral con el que hemos trasladado a las instituciones el grito del 15-M, la PAH y las Marchas de la Dignidad: ¡SÍ SE PUEDE!, impulsando a la izquierda que lucha especialmente en las zonas donde va unida, como en Catalunya o Galiza donde se sitúa como primera fuerza. En Madrid, Navarra, País Valencià y Balears se sitúa como segunda, y la suma de votos de Podemos más UP-IU en Aragón, Canarias y Asturias así como en las principales ciudades de Andalucía colocan a la izquierda que lucha también como segunda fuerza si tomamos sus votos en conjunto.
Estos datos desenmascaran la campaña propagandística del PP con la que pretenden vender una supuesta victoria electoral para justificar la formación de un gobierno junto Ciudadanos y PSOE. También echan por tierra el argumento de que el gobierno de Rajoy era inmune a la presión de la movilización en la calle. Lejos de esta afirmación interesada estos años han vuelto a demostrar que la lucha es el único camino para parar los ataques a las condiciones de vida que estamos sufriendo las familias trabajadoras: las luchas de Coca-Cola, Movistar, de los barrenderos de Madrid o de la sanidad, las 20 huelgas estudiantiles, la movilización de los vecinos del Barrio de Gamonal o del Alcázar de San Juan han supuesto un auténtico obstáculo para los planes del PP. El desgaste y la debilidad que la lucha de miles de jóvenes, trabajadores, amas de casa, parados, jubilados ha provocado sobre la legislatura del PP son el verdadero motivo que hay detrás de los llamamientos a la “estabilidad” y “gobernabilidad” de Rajoy.
¡No a las maniobras para regalarle el gobierno a la derecha!
Con respecto a la formación de un gobierno conjunto el líder de Ciudadanos, Albert Rivera no ha tardado en quitarse la careta. Por fin al dicho claramente lo que siempre han pensado: que harán todo lo posible para que el PP pueda gobernar con mano de hierro en beneficio de los ricos.
En cuanto al PSOE muchos de sus dirigentes también han salido públicamente a defender esta posición. ¡Qué escándalo! Los votos de jóvenes y trabajadores al PSOE para frenar a la derecha no pueden ser regalados para que el PP siga hundiendo la vida de la mayoría de la sociedad. Estas elecciones, como las municipales han dejado claro que la derecha está en minoría.
Elecciones anticipadas y confluencia de la izquierda que lucha en las calles
El tremendo avance de la izquierda en estas elecciones ha situado a los defensores de los banqueros y los grandes capitalistas en una situación complicada. No pueden formar un gobierno con el que llevar a cabo los planes de recorte que tienen para nosotros si cuentan solo con los escaños de la derecha. Incluso la posibilidad de un gobierno de coalición entre PSOE, PP y Ciudadanos, sería un gobierno enormemente débil que se encontraría con grandes problemas para poder aprobar sus planes. Es por esto que otra de las posibilidades que ya se hablan abiertamente es el de celebrar de nuevo elecciones.
Si finalmente se celebrasen unas nuevas elecciones, y tal y como han demostrado los resultados del 20D, las posibilidades de cerrar por completo el paso a la derecha serían enormes. Pero para lograrlo, es necesario poner por delante el objetivo fundamental que es precisamente ese. Hay que tomar nota de los tremendos resultados que las coaliciones de izquierda han logrado allí donde se han llevado a cabo como Galiza, Catalunya o País Valencià. Igual que en las pasadas elecciones municipales, estas candidaturas se han presentado como una alternativa de izquierdas fuerte y real para frenar a la derecha, animando no solo a los votantes tradicionales de la izquierda sino a muchos jóvenes y trabajadores más que apoyan la lucha y la movilización de la izquierda. Por eso la confluencia de la izquierda que lucha en la calle en torno al programa que millones de personas hemos defendido en la movilización es un punto imprescindible para lograr trasladar a las urnas toda la potencia que hemos demostrado en las calles en los últimos años.