El pasado domingo 30 de noviembre, en las inmediaciones del estadio Vicente Calderón, tuvo lugar un enfrentamiento entre un grupo de extrema derecha vinculado al Atlético de Madrid y unos aficionados del Deportivo de A Coruña que se habían desplazado a esta ciudad para asistir a un partido de fútbol. Los sucesos se saldaron con 21 personas detenidas y un aficionado muerto. La víctima mortal fue Francisco José Romero Taboada, aficionado gallego de 43 años y perteneciente a los “Riazor Blues”.
No es la primera vez que grupos de extrema derecha, escondidos entre distintas aficiones, dan caza y muerte a un hincha de izquierdas o simplemente de equipos rivales. Así sucedió también en 1998 con el joven aficionado de la Real Sociedad, Aitor Zabaleta, que recibió una puñalada en el costado que le atravesó el corazón, a escasos 100 metros también del Vicente Calderón.
Como es sobradamente conocido, bajo el amparo de diferentes clubes operan con totalidad impunidad bandas fascistas y racistas, con el objetivo de amedrentar a los colectivos de izquierdas, al colectivo de LGTB y a los inmigrantes en general. Las direcciones de los clubs que hoy se lamentan por la muerte del hincha de A Coruña son las mismas que colaboran cotidianamente para el sostenimiento económico de estos grupos fascistas. La forma más común de colaboración por parte de las direcciones de estos clubs es cederles espacios dentro de los estadios, facilitarles entradas para la reventa (contribuyendo a su financiación), así como actuar con ellos como intermediarios válidos a la hora de encargarles diferentes aspectos decorativos durante los partidos, que son cobrados con sobreprecios para ahondar en su financiación.
Da igual la bufanda que se pongan o que se escondan tras los colores de un equipo u otro. Lo cierto es que estos grupos distan mucho de ser “aficionados apasionados” de un equipo: son realmente agrupaciones de carácter neonazi que fomentan el odio, el racismo, la homofobia y que actúan con violencia extrema contra los colectivos anteriormente mencionados. Las palizas o incluso el asesinato, como ha sido este último caso, no son un problema para ellos. Tienen los medios y el amparo de las direcciones de los clubs, incluso de la propia justicia para poder campar a sus anchas con las mínimas consecuencias. No sólo eso, sino que también cuentan con los grandes servicios que muchos medios de comunicación les prestan cuando esconden conscientemente lo que realmente son.
Precisamente en este sentido y a raíz de este terrible suceso, hemos asistido al circo de los medios de comunicación que han derrochado energía para tratar de justificar de algún modo este asesinato; obviando además sistemáticamente el carácter fascista de la agresión. Al mismo tiempo no han perdido la mínima ocasión para tratar de criminalizar a diferentes colectivos de izquierdas que poco después se conocía nada tuvieron que ver con aquella situación.
Por eso exigimos la disolución de las bandas fascistas y el procesamiento de todos los miembros de las instituciones que colaboran con éstas. Estamos hartos de que mientras a unos nos golpean, multan y detienen por oponernos a este gobierno de pesadilla, a otros se les da total impunidad para agredir y asesinar a militantes de izquierdas o inmigrantes.
La Delegación del Gobierno es responsable de las acciones de estos grupúsculos mientras les permita seguir actuando. Pero no sólo es responsable la Delegación de Gobierno, las raíces del problema son mucho más profundas, y es que tras las últimas detenciones realizadas en relación a este caso, hemos sabido que entre los fascistas que participaron en al agresión que acabó con la vida de Francisco José, se encuentran un militar y un guardia civil. Una evidencia más de la connivencia del aparato del Estado con estos elementos que campan a sus anchas, fruto de la no depuración de elementos fascistas de un aparato del Estado heredado de la dictadura.
Sabemos que sólo mediante la movilización y unidad de los jóvenes y trabajadores podremos frenar a estos delincuentes. No toleremos fascistas en nuestros barrios, estadios, centros de estudio o trabajo, ni en ningún lugar.
¡Ninguna agresión sin respuesta!
¡Disolución de las bandas fascistas!