El pasado 28 de abril, la impresionante oleada de movilizaciones que inundó las calles a principios de 2019 también llegó al parlamento. Los millones de jóvenes, trabajadoras y trabajadores que protagonizamos la histórica huelga feminista del 8M, que defendimos las pensiones, que salimos el 15M a denunciar que el capitalismo mata el planeta, que hemos peleado contra sentencias machistas y franquistas como la de la Manada o los jóvenes de Altsasu, y que en Catalunya nos hemos movilizado masivamente por la república, logramos cerrar el paso al bloque reaccionario. El frente del PP, Ciudadanos y Vox salió duramente golpeado, perdiendo por casi dos millones de votos frente al PSOE, Unidas Podemos y la izquierda independentista.

Estos resultados no eran, sin embargo, un cheque en blanco para Pedro Sánchez sino que tenían un mandato muy concreto: revertir las contrarreformas de los gobiernos del PP, la LOMCE y la privatización de la enseñanza y la sanidad públicas, poner fin a años de recortes, desahucios, trabajo precario y salarios miserables, y acabar con el desempleo crónico que empuja a la juventud a la pobreza y el exilio económico. Fue un voto para acabar con las leyes más autoritarias como la Ley Mordaza, y depurar un aparato del Estado plagado de franquistas. Un voto a la izquierda que también manifestó la aspiración de resolver la cuestión nacional en Catalunya sobre bases democráticas y no a base de represión, encarcelamientos y sentencias infames.

Sánchez no quiso un gobierno de izquierdas

Desde que logramos echar a Rajoy, el PSOE de Sánchez no ha cumplido ninguna de las demandas de los grandes movimientos que han llenado las calles en los últimos años, limitándose a declaraciones y gestos que no han solucionado ni uno solo de nuestros problemas. Tras las elecciones de abril ha ido escorándose cada vez más a la derecha hasta dar un salto definitivo en dirección al españolismo más rancio que tradicionalmente ha representado el bloque de la derecha.

Ante la perspectiva de una inminente crisis económica, los planes de los capitalistas son más ajustes y recortes para la mayoría trabajadora, y el PSOE ha dejado claro por la vía de los hechos que está dispuesto a ayudarles. Sánchez ha intentado echar sobre Unidas Podemos la responsabilidad del fracaso del gobierno de coalición, pero la realidad es que fue la negativa del PSOE a acabar con la precariedad y los recortes, y su postración ante los poderes económicos y fácticos, lo que ha provocado estas nuevas elecciones.

Sus previsiones hace unos meses eran la de una victoria apabullante para reforzar su posición y tener más margen de maniobra para fraguar alianzas con la derecha. Todo ello para lograr un “gobierno estable” con el que poder aplicar la agenda de la troika y el FMI. Pero la situación ha cambiado. La estrategia españolista de represión que Pedro Sánchez ha utilizado contra el levantamiento del pueblo de Catalunya por la república, sólo está beneficiando al PP y Vox, a quienes las encuestas les otorgan unos resultados impensables hace tan sólo unas semanas.

El PSOE asfalta el camino a la derecha defendiendo la “sagrada unidad de la Patria”

El papel del PSOE ante la crisis catalana ha sido lamentable. Utilizando los argumentos clásicos de la derecha ha reprimido brutalmente al pueblo de Catalunya por decir basta a la monarquía heredada del franquismo, por exigir su legítimo derecho a decidir democráticamente y por expresarlo en movilizaciones multitudinarias.

Al mismo tiempo que se presentaban como un partido “progresista” y exhumaban la momia de Franco del Valle de los Caídos, se dedicaban a apalear a miles de manifestantes en Catalunya que luchan contra la represión franquista. Más de quinientos heridos y decenas de detenciones han acompañado la campaña de criminalización que tachaba a los manifestantes, y especialmente a los jóvenes, de violentos y terroristas. ¡Qué hipocresía más grande!

Está muy bien sacar la momia de Franco. Muchos hemos sido los que lo hemos celebrado. Pero no sirve de mucho si no se hace justicia y se repara a las víctimas de la dictadura. Y mucho menos si se deja intactos y con total impunidad a los franquistas que siguen hoy en la policía, en la judicatura y en los consejos de administración de las grandes empresas. ¡Los mismos que piden venganza contra el pueblo de Catalunya por levantarse y cuestionar el régimen del 78! ¡Los que condenan hoy a más años de cárcel a los líderes independentistas por organizar un referéndum democrático que a los violadores de La Manada!

En lugar de erradicar todos estos restos de la dictadura, el PSOE se ha dedicado a extender la campaña venenosa que pretende dividir a los jóvenes y trabajadores catalanes de los del resto del Estado, utilizando argumentos similares a los de Pablo Casado, Albert Rivera o Abascal.

Como hicimos el 28-A: derrotar a la derecha en las urnas, construir una izquierda combativa en las calles

Lamentablemente, los dirigentes de Unidas Podemos han incurrido en serias incongruencias estos últimos meses. Muchos de ellos, que se consideran republicanos y anticapitalistas, se han posicionado en contra del movimiento de liberación nacional en Catalunya. Mientras millones de personas luchan contra la monarquía, contra el régimen del 78 y contra una sentencia infame, Pablo Iglesias, Alberto Garzón y Ada Colau han mantenido una equidistancia imposible entre un pueblo que lucha y aquellos que lo reprimen.

El Sindicato de Estudiantes ha estado a la cabeza de todas las movilizaciones estudiantiles estas semanas en Catalunya. Y con toda confianza les decimos a los compañeros y compañeras de Unidas Podemos que escuchen qué reivindicaciones se corean en las calles de Barcelona, Tarragona, Lleida o Girona. Este movimiento que ha puesto contra las cuerdas a los mismos que golpean a la juventud y a la clase obrera a nivel estatal, no está orquestado por las “elites”. La república catalana por la que hoy luchamos centenares de miles no es la de Torra ni la del Govern, es una república para acabar con la miseria a la que nos condena este sistema. Y, por supuesto, queremos extender esta lucha a todos los territorios del Estado. Esta debería ser la tarea de Unidas Podemos: impulsar la movilización para tumbar un régimen heredado de la dictadura y no esconderse tras la Constitución del 78, que por algo es tan defendida por el PP, Cs, Vox y los dirigentes del PSOE.

Esta situación de probable avance de la derecha en las urnas, abre un interrogante sobre qué pasará en las elecciones y genera un gran malestar entre amplios sectores de la juventud y la clase trabajadora que no ven relación entre lo que pasa en las instituciones y los cambios reales en nuestro día a día. Algo que se puede reflejar en el aumento de la abstención en los barrios obreros.

Desde el Sindicato de Estudiantes llamamos a toda la juventud a frenar a la derecha este domingo en las urnas. Ya hemos visto en Andalucía o en la Comunidad de Madrid lo que el trifachito tiene reservado para nosotros: recortes en educación, alquileres abusivos, trabajos, sueldos y pensiones de miseria, ataques a la libertad de expresión, violencia machista, racismo… Pero, como también ha demostrado la experiencia de todos estos años, votar no es suficiente.

Todos los derechos que hoy nos pretenden arrebatar se han logrado mediante la confrontación con los poderes económicos y políticos, con la organización y con la lucha en las calles. La única forma de defender los intereses de todos los que sufrimos las consecuencias de la crisis capitalista, es continuar con la movilización. Iremos a votar para volver a cerrar el paso a la derecha, pero sabemos que la lucha no acaba ahí. Tenemos que exigir el presente y el futuro digno que nos niegan sistemáticamente quienes gobiernan a favor de una minoría de ricos que se lucra a nuestra costa. Tenemos que construir una izquierda combativa para acabar con este sistema social depredador que nos conduce a la catástrofe, y emprender con determinación la transformación socialista de la sociedad.

¡Únete al Sindicato de Estudiantes!