Desde la declaración del Estado de alarma las y los estudiantes de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) nos hemos visto sumidos en una situación de incertidumbre, desinformación, desconcierto y contradicciones que, lejos de resolverse con el paso del tiempo, han aumentado exponencialmente ahora que nos encontramos a las puertas de los exámenes finales. A pesar de que se han habilitado encuestas sobre nuestra situación, en las que hemos expresado sobradamente estas cuestiones, la respuesta de la dirección de la universidad ha sido el más estruendoso silencio, haciendo caso omiso a las dificultades a las que nos enfrentamos. Igualmente, la herramienta del campus virtual que teóricamente debería habernos mantenido informados sobre las medidas tomadas ha sido un completo fracaso, así como los calendarios de examen que, tras ser convocados para la semana del 8 de junio, no han sido publicados.

Ante la catástrofe que está suponiendo la pandemia del Covid-19, con consecuencias laborales, sociales, académicas e incluso emocionales de todo tipo, la decisión en firme de esta universidad, que presume de su flexibilidad para responder a las necesidades estudiantiles, ha sido tirar hacia adelante con el curso tal como estaba previsto, como si no hubiera pasado nada.

La medida estrella que presento la universidad fue el desarrollo de una plataforma para mantener la evaluación en los exámenes, pero su lanzamiento no pudo ser peor: durante la primera prueba los servidores dejaron de funcionar bloqueando totalmente el acceso a cualquier plataforma de la UNED durante 12 horas. Según parece, el plan de la universidad consiste en examinarnos como sea, aunque tenga que ser a través de una plataforma que no funciona. A esto hay que añadir la inflexibilidad respecto a fechas y horas en los exámenes, lo cual hace imposible que muchos y muchas estudiantes que tenemos responsabilidades familiares y laborales podamos presentarnos a las pruebas. Las medidas de la universidad excluyen precisamente al tipo de estudiantes que elegimos la educación a distancia para poder compatibilizar nuestra formación con el trabajo u otras circunstancias personales. ¡Es totalmente inaceptable!

Como colofón, la UNED no ha tardado en publicar un aviso legal en el cual se comunica su exoneración de responsabilidad “respecto de posibles deficiencias técnicas o filtración de datos personales”. Algo a lo que se han visto obligados por la flagrante invasión a la privacidad que supone el uso de dicha aplicación en nuestros ordenadores, como es el acceso ilimitado a la cámara y micrófono, que monitorizan todos nuestros movimientos. Pero es que además, esta aplicación tiene la capacidad para hacernos fotos aleatoriamente y expulsarnos del examen cuando el micrófono detecta sonidos extraños, que no podemos controlar, especialmente quienes vivimos en pisos de 50m2 con más familiares.

No se puede entender la incapacidad de la UNED por dar soluciones viables a las y los estudiantes en este escenario sin atender a varias cuestiones. La primera de ellas, el continuo proceso de degradación a la que se ha sometido a la universidad pública en general, y a la UNED en particular. Los recortes implementados tanto por el gobierno central como por la administración de las Comunidades son la base sobre la que se levanta el fracaso de este centro para atender a las necesidades básicas de la educación a distancia. En segundo lugar, la ausencia total de respuesta por parte de la dirección de la Universidad ante las consultas, quejas y sugerencias de los alumnos ante esta situación. El Rector y su equipo no pueden seguir haciendo oídos sordos a la realidad y plantear seguir el curso como si esta catástrofe global no existiese.

Pero la responsabilidad no es únicamente de la dirección de la UNED, sino también del Ministerio de Universidades, que ha optado por la misma dinámica, no tomando medidas concretas y dejando en la estacada a decenas de miles de universitarios. Por eso desde el Sindicato de Estudiantes exigimos al ministro y a la UNED que rectifiquen urgentemente y garanticen el apto general para que ningún estudiante sea expulsado de la universidad, facilitando que aquellos que puedan acceder a los exámenes online y estén en condiciones de poder presentarse, puedan mejorar su nota haciéndolos, siempre y cuando no se vulneren nuestros derechos durante la realización de los mismos.