“Hemos visto que hay gente que nos apoya, que hemos conseguido cosas, y que la lucha compensa”.
Desde Ikasle Sindikatua y Emakume Aske Eta Borrokalariak mandamos todo nuestro apoyo a la lucha de las trabajadoras de Servicio de Atención a Domicilio en Bilbao. Este colectivo lleva años peleando contra la precariedad y las terribles consecuencias que la privatización del servicio tiene, tanto para las trabajadoras como para los usuarios. Nos lo explica una de sus trabajadoras, Verónica Medina, que es además delegada de ELA.
Ikasle Sindikatua: ¿Cuál es el origen de vuestro conflicto?
Verónica: El conflicto empieza en 2015, fecha en la que se termina el convenio e intentamos negociar uno nuevo. Tenemos la suerte de que en el convenio anterior una cláusula establecía que se mantenían las mismas condiciones hasta firmar el siguiente. Hemos tenido esa suerte de no ir al convenio estatal, que tiene peores condiciones. Por una parte, tenemos esa ventaja.
Por otro lado, llevamos cuatro años sin ningún tipo de voluntad por parte de las patronales de sentarse a firmar. Dicen que económicamente no van a tocar nada porque no hay dinero, no hay horas… bueno, su argumento. Y eso añadiéndole que llevamos desde 2012 sin subida de sueldo. Además, ha habido una degradación del servicio aparte de lo monetario. Los ayuntamientos - dice la patronal - dan menos horas. Cuando se han hecho las licitaciones se está dando a empresas que van a la baja, el servicio lleva tiempo privatizado.
Actualmente Bilbao se ha repartido en cuatro lotes que abarcan Bilbao y alrededores; Deusto, San Ignacio, etc. Por ejemplo, si el precio por hora son 27€ y una empresa dice “yo te lo hago por 26€”, el ayuntamiento se lo da. ¿Qué pasa? Que luego las empresas se quejan de que con ese precio - que no es solo para la auxiliar domiciliaria, sino también para personal administrativo y todo lo que conlleva la gestión del servicio de SAD - pues no les llega. Y llevamos desde el 2012 - es decir 7 años - sin subida salarial.
IS: ¿Cuál es vuestra situación actualmente y cuáles son las principales reivindicaciones que tenéis sobre la mesa?
V: A día de hoy sobre todo es que se están dando muy pocos servicios. Al dar los ayuntamientos menos horas, las empresas las gestionan dándonos menos horas a nosotras para hacer un servicio. Si antes había servicios de hora y media, ahora igual te dan una hora pero no menos trabajo. Es decir que se supone que en menos tiempo tienes que hacer las mismas tareas.
Por ejemplo, estamos hablando de un servicio de una hora diaria en la que tienes que ir a asear al usuario - que es dependiente o semidependiente - pero tienes que ayudarle en el aseo, y tienes también que ocuparte de recoger la habitación y el baño. Si el usuario es dependiente y está encamado, todo tienes que hacerlo en función del ritmo de esa persona, pero a ti te dan una hora y punto. Otra cosa que hacen es repartir los servicios: dan más tiempo a los usuarios, pero se reparten dando esa hora a la mañana y aumentando otra hora más. La trampa está en que esto se convierte en media hora al mediodía en la que tienes que volver o mandan a otro auxiliar para darle la comida o la medicación, y luego a la noche para darle la cena o en otros casos solo cambiarles el pañal y darles medicación. Lo que el ayuntamiento oferta es que sí hay un aumento de horas para lo usuarios, pero luego eso se refleja en repartirlo de esa manera. Con lo cual, para la trabajadora y el usuario no es una solución. En media hora no le puedes dar a una persona de comer.
IS: ¿Cuándo empezasteis con las movilizaciones?
V: Empezamos en 2017, cuando se empezó a ver esa merma de horas, cómo las repartían y cómo las empresas iban a sacar dinero. No ven usuarios: ven horas. Ya había habido una merma en nuestras condiciones laborales. Ya no teníamos capacidad de que se nos escuchase a la hora de entender las necesidades de los usuarios. Antes teníamos incluso entrevistas con las trabajadoras sociales de base, que dependen del ayuntamiento, para valorar anualmente los casos para ver si había que hacer cambios, pero lo quitaron. Las mismas trabajadoras de base del ayuntamiento se quejaban de que no tenían tiempo porque había habido también una merma en el número de trabajadoras, etc.
Nos dicen que no hay dinero, hay menos tiempo para trabajar y a la vez tenemos más tareas. A veces nos decían, “¿por qué hacéis huelga? Si no estáis tan mal… si cobráis bien…” Pero nosotras tenemos una disponibilidad de seis a diez de la noche. Si tenemos suerte nos concentran la jornada a la mañana o a la tarde. Pero si no, podemos trabajar tres horas a la mañana y luego ir una hora al mediodía, o media hora a la noche hasta cumplir la jornada completa que en nuestro caso son seis horas. Y hay veces en las que tenemos que hacer más.
IS: ¿Qué ha significado para las trabajadoras del SAD incorporarse a la lucha para defender unas condiciones laborales dignas?
V: A pesar de no haber tenido mucho seguimiento, porque somos un sector en el que trabajamos cada una en una casa, ha sido positivo. Y los mismos usuarios, aunque se preocupaban al principio, luego nos han apoyado. ¿Por qué? Porque están viendo también cómo está mermando la calidad. Ahora con toda la precariedad que está habiendo ellos mismos ven que las cosas no están bien, y nos ven a nosotras. Por un lado les da miedo pero por otro lado dicen que esto no puede ser, que el ayuntamiento tiene que reaccionar. Hemos visto que hay gente que nos apoya, que hemos conseguido cosas y que la lucha compensa.
Aunque no consigamos todo lo que queremos, que se sepa que hay este sector y que es muy importante, que cuidamos de las personas que a día de hoy quieren seguir en sus casas, que es para lo que se creó este servicio y ahora parece que estorba.
En una reunión del comité quería plantear que si alguien necesita pedir horas sindicales lo lógico es que le sustituya la misma persona o que haya un margen de dos personas. Un abogado de una de las patronales dijo que no se iba a ofrecer “un servicio a la carta”. No, no se trata de elegir a la carta quién quiero que venga, sino de que trabajamos con gente en muchos casos con demencias y cualquier cambio de rutina le puede suponer un problema. Gente encamada, gente a la que no le apetece ducharse con una persona distinta a la que no conoce cada vez. Cosas muy básicas que no tienen en cuenta. Pierden de vista el tipo de trabajo que tenemos y para quién trabajamos. Últimamente nos dicen “vosotras no tenéis usuarios, vosotras tenéis horas”. Es un intento de meter el mayor número de tareas en el menor tiempo posible.
Desde mayo ha habido reuniones con el Gobierno Vasco, con la patronal y los sindicatos de la Plataforma, pero no ha asistido EUDEL, que es la organización de ayuntamientos, porque alegaban que estaban en elecciones municipales. Lo más importante es que nos hemos hecho visibles.