El martes 20 de abril, los trabajadores continuaban su huelga y su actividad informativa de cara al resto de los trabajadores de Sevilla. El resultado fue claro, la presión de los trabajadores, que supieron ganar la simpatía de sus compañeros de otras empresas, fue clave para conseguir la dimisión del vicepresidente de Tussam, Guillermo Gutierrez junto con la garantía del gobierno del PSOE de readmitir a los 140 despedidos.
Durante todo el día, se volvieron a repartir panfletos, de los cuales
muchos se imprimieron en el edificio de la UGT gracias a la colaboración
de un trabajador afiliado. La actitud de explicación paciente a los
habitantes de Sevilla y la unidad de acción de la plantilla ha sido
clave a la hora de vencer esta lucha. Asimismo los trabajadores
acudieron a la feria, y allí también llevaron su conflicto y su consigna
de la defensa de las empresas públicas. Finalmente, la secretaria de
organización del PSOE-A, Susana Díaz, tuvo que escuchar a los
representantes sindicales y se reunió con ellos a pesar de la oposición
del vicepresidente de Tussam, Guillermo Gutiérrez. Esta reunión ha
tenido como consecuencia la ya citada dimisión del vicepresidente y el
compromiso de readmisión a los trabajadores despedidos.
Ahora, tras esta demostración de fuerza de la clase obrera, es necesario que los sindicatos (CCOO, ASC, CGT, UGT y SITT) defiendan el poder adquisitivo de los trabajadores, que las líneas de autobuses sigan en manos públicas y se garantice su financiación y no el endeudamiento con los bancos. También los trabajadores deben tener acceso a las finanzas de Tussam, es necesario que se les permita participar de forma activa en la toma de decisiones, porque esto es la mejor garantía para una gerencia transparente.
En el periodo actual estamos viviendo una ofensiva general contra la clase obrera. Las empresas públicas son objetivo del capital privado, de recortes de plantilla y congelaciones de salario. En las que son privadas, los despidos y el deterioro de las condiciones laborales de los trabajadores son también una dura realidad. En Sevilla estamos viendo esto en Mercasevilla y en Canal Sur, en el metro, que ha nacido ya gestionado por la empresa privada, siendo esta incapaz de garantizar unas condiciones dignas a los trabajadores. En el resto del estado español tal vez el caso más sonado sea el de las luchas en RTVE, en el caso de las públicas. A esto hay que añadir la reforma laboral que pretende rebajar la indemnización por despido, la reforma de las pensiones, y en educación Los Planes de Bolonia y el pacto educativo que restringirá el acceso a una educación de calidad a muchos hijos de familias trabajadoras. El resultado de la consecución del objetivo empresarial es el paro para la clase obrera hasta que lleguen los famosos “brotes verdes” que sólo los analistas burgueses vislumbran. Incluso en un periodo de bonanza, los capitalistas necesitan parados para disponer de ellos cuando les convenga.
Sólo una respuesta unificada ante todos los ataques que estamos sufriendo por parte de la patronal y el gobierno del PSOE, que está cediendo y desgastándose con la satisfacción y aprobación velada del PP, pueden detener esta ofensiva. La huelga general es un golpe contra la patronal y es capaz de impulsar las luchas que ahora se manifiestan fábrica a fábrica. Es necesario romper el aislamiento de los conflictos y responder de forma conjunta. Para ello, los dirigentes de CCOO y UGT deben preparar la huelga general para detener la ofensiva patronal, obligar al PSOE a girar a la izquierda y realizar una política a favor de los trabajadores y no de los empresarios.
Ahora, tras esta demostración de fuerza de la clase obrera, es necesario que los sindicatos (CCOO, ASC, CGT, UGT y SITT) defiendan el poder adquisitivo de los trabajadores, que las líneas de autobuses sigan en manos públicas y se garantice su financiación y no el endeudamiento con los bancos. También los trabajadores deben tener acceso a las finanzas de Tussam, es necesario que se les permita participar de forma activa en la toma de decisiones, porque esto es la mejor garantía para una gerencia transparente.
En el periodo actual estamos viviendo una ofensiva general contra la clase obrera. Las empresas públicas son objetivo del capital privado, de recortes de plantilla y congelaciones de salario. En las que son privadas, los despidos y el deterioro de las condiciones laborales de los trabajadores son también una dura realidad. En Sevilla estamos viendo esto en Mercasevilla y en Canal Sur, en el metro, que ha nacido ya gestionado por la empresa privada, siendo esta incapaz de garantizar unas condiciones dignas a los trabajadores. En el resto del estado español tal vez el caso más sonado sea el de las luchas en RTVE, en el caso de las públicas. A esto hay que añadir la reforma laboral que pretende rebajar la indemnización por despido, la reforma de las pensiones, y en educación Los Planes de Bolonia y el pacto educativo que restringirá el acceso a una educación de calidad a muchos hijos de familias trabajadoras. El resultado de la consecución del objetivo empresarial es el paro para la clase obrera hasta que lleguen los famosos “brotes verdes” que sólo los analistas burgueses vislumbran. Incluso en un periodo de bonanza, los capitalistas necesitan parados para disponer de ellos cuando les convenga.
Sólo una respuesta unificada ante todos los ataques que estamos sufriendo por parte de la patronal y el gobierno del PSOE, que está cediendo y desgastándose con la satisfacción y aprobación velada del PP, pueden detener esta ofensiva. La huelga general es un golpe contra la patronal y es capaz de impulsar las luchas que ahora se manifiestan fábrica a fábrica. Es necesario romper el aislamiento de los conflictos y responder de forma conjunta. Para ello, los dirigentes de CCOO y UGT deben preparar la huelga general para detener la ofensiva patronal, obligar al PSOE a girar a la izquierda y realizar una política a favor de los trabajadores y no de los empresarios.