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¡Impulsar la lucha con nuevas movilizaciones que confluyan en una huelga general!

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Las movilizaciones que han tenido lugar durante toda la semana pasada con decenas de miles de jóvenes, estudiantes, trabajadores, parados y pensionistas en las calles de todo el Estado, han irrumpido en la escena política con una fuerza tan grande que el debate electoral ha girado en torno a lo que estaba sucediendo en la Puerta del Sol y las plazas de numerosas ciudades.

Los motivos que han impulsado a cientos de miles a movilizarse son claros: el desempleo masivo —especialmente entre la juventud—, la precariedad laboral, los salarios de 600 y 700 euros, los últimos ataques y recortes sociales aprobados por el gobierno y el hecho de que seamos las familias trabajadoras las que paguemos el precio de la crisis, mientras los grandes banqueros y los empresarios tengan beneficios insultantes.

La derecha, y sus medios de comunicación no han tardado en criminalizarnos, a la vez que exigían una intervención contundente de la policía para desalojar las plazas y así preservar “las libertades y la democracia”. La hipocresía del PP al erigirse como máximo defensor de los derechos democráticos no ha engañado a nadie. Lo que le pasa a este partido, con vínculos históricos con la dictadura franquista, es que está aterrado ante un movimiento masivo de jóvenes y trabajadores con un marcado carácter anticapitalista.

Los resultados del PSOE el 22-M: el precio a pagar por una política de derechas

La política aplicada durante los últimos años por Zapatero, y especialmente los recortes y ajustes contra la mayoría de la población siguiendo los dictados de los bancos y las grandes empresas, han provocado una caída histórica en los resultados obtenidos por el PSOE. La cesión del gobierno ante los poderes económicos del capitalismo, y la frustración de su base social, es lo que ha permitido al PP obtener un resultado sin precedentes. La victoria de la derecha no puede ser tratada como un asunto menor, porque supone una seria amenaza para el movimiento 15-M, y para todos aquellos que luchamos por nuestros derechos.

En las asambleas de estos días hemos asistido a un amplio debate de ideas. Algunos compañeros han planteado que el movimiento 15-M debe situarse al margen de la “derecha o la izquierda”, introduciendo prejuicios contra la política. Desde el Sindicato de Estudiantes hemos combatido esta idea día tras día, explicando cómo el movimiento estaba dejando claras sus señas de identidad anticapitalistas y de izquierda, y que la inmensa mayoría de los que estábamos en la calle sufríamos el paro masivo, la precariedad, los bajos salarios y la represión. Por tanto no somos apolíticos, sino víctimas de una política muy definida, la que defiende los intereses de los grandes capitalistas, frente al deterioro de nuestras condiciones de vida.

También hemos visto a algunos compañeros que, ante la intervención con hojas, pegatinas y periódicos de la izquierda, aportando cada uno su voz y su opinión sobre cómo fortalecer el movimiento, trataban de negar este derecho fundamental a la libertad de expresión a quien lo estaba ejerciendo. ¿A que temen estos compañeros? Es una contradicción defender la “democracia real” y a la vez sostener este discurso marcadamente autoritario. Pretender tutelar lo que los jóvenes que participábamos en las manifestaciones podemos o no podemos leer o escuchar, además de ser profundamente antidemocrático sólo beneficia a nuestros enemigos.

Necesitamos dotarnos de un programa revolucionario para vencer

Nuestros enemigos están organizados y tienen ideas políticas muy concretas. ¿Acaso nosotros no tenemos la obligación también de organizarnos y defender ideas que beneficien a la mayoría? Lo que necesitamos es dotarnos de un programa y unas reivindicaciones que exijan la retirada de todos los recortes y ajustes; que plantee medidas para que los recursos que se necesitan para luchar contra el paro, para disfrutar de una sanidad y educación pública y digna, de una vivienda asequible… se arranquen a los bancos y grandes empresarios que han estado lucrándose en los últimos años. Esto es, dotarnos de un programa de izquierdas y anticapitalista, en torno al que organizarnos y que defienda con claridad nuestros intereses y derechos. En numerosas asambleas celebradas estos días éste era el contenido de muchas de las intervenciones de los jóvenes que participamos en ellas, y de las plataformas aprobadas como en el caso de Barcelona.

Es cierto que debido al abandono que los jóvenes y los trabajadores hemos sufrido por parte de las direcciones sindicales y de los grandes partidos de la izquierda durante mucho tiempo, se ha generado un ambiente de frustración y rechazo hacia la “política oficial” entre mucha gente. Pero no por eso debemos dejar de señalar que la responsabilidad de que nos encontremos sin casa, sin trabajo y con las pensiones en entredicho, es del sistema capitalista y de aquellos partidos y organizaciones que defienden sus intereses y adoptan medidas contra la mayoría de la población. Si queremos democracia real, necesitamos transformar la sociedad y acabar con el capitalismo. La democracia sin justicia social no es real.

Continuar la lucha incorporando a la clase trabajadora

Para avanzar en esta lucha es fundamental ganar el apoyo del movimiento obrero y orientarnos hacia él, hacia los cientos de miles de trabajadores y de miles de delegados sindicales que también sufren la crisis y se oponen a la política de sus dirigentes.

Esta idea ha sido recogida con fuerza por la Asamblea que se ha formado en Málaga emulando a la de la Puerta del Sol de Madrid, aprobando una resolución por la cual han convocado para el viernes 27 de mayo una manifestación y propuesto que se organice una huelga general de 24 horas. Propuestas semejantes han sido apoyadas en las asambleas de Sevilla, Valencia, Tarragona y otras. Eso es lo que hay que hacer: organizar una gran movilización unitaria en todo el Estado el mismo día y a la misma hora, y exigir a las direcciones de CCOO y UGT que abandonen su postura de pactos con el gobierno y la patronal e impulsen la organización de una gran huelga general en coordinación con el movimiento del 15-M.

Desde el Sindicato de Estudiantes que estamos participando activamente en las movilizaciones y en el movimiento 15-M pensamos que este es el camino: ampliar y extender nuestra lucha al conjunto de la juventud y los trabajadores, como hemos visto en Grecia, en Portugal, en Francia y el mundo árabe.

• Retirada inmediata de todos los planes de ataque contra la juventud y las familias trabajadoras.
• No a los recortes presupuestarios en sanidad, educación y en las prestaciones sociales.
• Basta de regalar dinero público a los banqueros, empresarios y especuladores. ¡Que se nacionalice la banca para emplear los recursos de todos en obras públicas, sanidad y educación, dando empleo a millones de parados.
• No a la contrarreforma laboral y el despido barato. No al recorte de las pensiones y a la ampliación de la edad de jubilación.
• Contra el paro: subsidio de desempleo indefinido de 1.100 euros al mes hasta encontrar un puesto de trabajo. Reducción de la jornada laboral a 35 horas semanales sin reducción salarial.
•¡Por una vivienda digna! Nacionalización de las grandes constructoras para crear un gran parque público de viviendas en alquiler a un precio no superior al 10% del SMI.
• Inicio de un plan económico para crear empleo (inversiones en infraestructuras, servicios sociales y otras industrias) no basado en los intereses de los capitalistas sino en los intereses de la mayoría.
• Incremento drástico de los impuestos a las grandes fortunas, a los beneficios empresariales y a la banca. Combatir el fraude fiscal y la fuga de capitales con la confiscación de los patrimonios y de las cuentas de los ricos implicados.
• Basta de represión contra la juventud.


¡Como en Portugal, Francia, Grecia y el mundo árabe!
¡Contra el capitalismo y su crisis!
¡No a la dictadura de los banqueros, no a los recortes sociales!
¡Impulsar el movimiento con nuevas acciones y manifestaciones que confluyan en una nueva huelga general!