madrid_17M2¡Impulsar el movimiento con nuevas acciones y manifestaciones que confluyan en una nueva huelga general!

Las movilizaciones que en todo el Estado español protagonizamos decenas de miles de jóvenes, estudiantes, trabajadores y parados, los días 15 y 17 de mayo, han sorprendido en todo el mundo.

Sin embargo, la explicación de las mismas es algo que todos conocemos: responden a la falta de trabajo, a la precariedad laboral, a los salarios de 600 y 700 euros, a la imposibilidad de emanciparnos y a la ausencia de un futuro digno para la mayoría de la población bajo el sistema capitalista.

Durante los últimos años hemos tenido que soportar recortes y ajustes que únicamente han servido para acabar con derechos históricos que la clase trabajadora conquistó con esfuerzo a través de la lucha. El gobierno del PSOE, aceptando la lógica del mercado y claudicando ante la gran banca y los poderes empresariales, recortó en mayo del año pasado el 5% de los salarios a los empleados públicos, tomaron más medidas para privatizar la enseñanza pública y la Universidad (Bolonia) y aprobaron la Reforma Laboral que abarató y facilitó el despido a niveles nunca vistos, entre otras medidas. Después vimos la firma, por parte de los dirigentes de CCOO y UGT con el gobierno y la patronal, de una Reforma de las pensiones que impone la edad de jubilación a los 67 años. Y ahora ya sabemos que tras las elecciones municipales llegarán nuevos ataques y recortes, como hemos visto en Catalunya con el gobierno de CiU y que han sido respondidos con la movilización de cientos de miles de trabajadores y jóvenes.

Los ricos cada vez más ricos

Los grandes empresarios y banqueros se reúnen públicamente en la Moncloa con Zapatero, al que dictan medidas en su exclusivo interés y que éste aplica sin la menor pérdida de tiempo. De esta manera, escenifican lo que una mayoría de la población sabe: que detrás de la fachada democrática que nos quieren presentar se esconde una auténtica dictadura del capital financiero, de los especuladores, de los mercados, individuos que tienen nombre y apellidos que gobiernan nuestras vidas y deciden nuestro futuro pero a los que nadie ha votado y elegido.

Cuando casi cinco millones de personas engrosan las listas del paro, cuando el desempleo juvenil ronda el 50%, las grandes empresas obtienen beneficios multimillonarios, incrementándolos en muchas ocasiones en base a nuevos despidos. Es el caso de Telefónica, cuyos directivos y accionistas se han embolsado sueldos y bonus insultantes gracias a su privatización, y que ahora pretenden aumentar obscenamente, en plena crisis, con el despido del 20% de su plantilla (unos 6.400 trabajadores). Un ejemplo que se puede multiplicar con todas las grandes empresas y bancos que cotizan en el famoso Ibex 35.

Continuar la lucha con más organización y un programa revolucionario

Ahora es necesario continuar fortaleciendo estas movilizaciones, redoblando los esfuerzos en la convocatoria de las próximas acciones y proponer ya una fecha de manifestaciones en todo el Estado, que podría ser el próximo sábado 21 de mayo. Ese día, conocido como jornada de reflexión, sería un momento propició para demostrar nuestra voluntad de continuar la lucha contra los recortes sociales, contra el paro juvenil y la dictadura de los banqueros. En la mente de muchos de los que participamos en las acciones de estos días está la jornada del 13 de marzo de 2004, cuando cientos de miles nos manifestamos ante las sedes del PP tras los atentados de Atocha. En estos momentos no cabe duda que conseguiríamos la participación de decenas de miles en todo el Estado llamando a la movilización en las plazas más céntricas de cada ciudad.

El movimiento iniciado necesita organizarse mejor y dotarse de un programa de lucha claro y coherente. Como es público, la Plataforma Democracia Real Ya, promotora de la movilización, ha planteado reivindicaciones progresivas con otras que hacen hincapié en el apoliticismo de las manifestaciones. En nuestra opinión es realmente contraproducente estimular prejuicios contra la organización y contra la participación en política. De la misma forma, las afirmaciones públicas de que estas movilizaciones no tienen ideología, o que cabemos todos, tanto “conservadores como progresistas”, esconden y ocultan la auténtica realidad. Y esta realidad es que las victimas de la crisis, del paro, la precariedad, los bajos salarios, la represión, tienen nombre y apellidos: son los trabajadores, los jóvenes de los barrios obreros, los desempleados, es decir la base social de la izquierda. En las manifestaciones no había hijos de papa de los barrios burgueses. Por eso hay que huir de todo oportunismo en el contenido de la movilización que sólo sirve para que los medios de comunicación nos presenten como algo inocuo y asimilable, como un cuchillo sin filo, inofensivo.

Sin duda el abandono que los jóvenes y los trabajadores hemos sufrido por parte de las direcciones sindicales y de los grandes partidos de la izquierda durante mucho tiempo, han generado un ambiente de frustración y rechazo hacia la “política oficial”. Pero es necesario resaltar que toda la situación que padecemos es responsabilidad y consecuencia de un sistema económico y unas políticas muy concretas. Los culpables de que no tengamos casa, no tengamos trabajo y nos vayamos a quedar sin pensiones son los banqueros y los grandes empresarios que se han lucrado durante décadas con la explotación de nuestras familias y que una vez llegada la crisis de su sistema nos la están haciendo pagar; por supuesto, también son responsables aquellos partidos y organizaciones que defienden sus intereses y adoptan medidas contra la mayoría de la población. Si queremos democracia real, esto pasa por transformar la sociedad y acabar el capitalismo. La democracia sin justicia social no es real. Queremos democracia, la democracia de la mayoría, de los trabajadores y la juventud.

Para lograr la victoria en esta lucha es fundamental levantar un programa revolucionario y anticapitalista, que nos permita ganar el apoyo del movimiento obrero, de cientos de miles de trabajadores, de miles de delegados sindicales, que también sufren la crisis y se oponen a la política de sus dirigentes. Es necesario hacer un llamamiento efectivo a la clase obrera y a los sindicatos mayoritarios (CCOO-UGT) para que sus direcciones abandonen la política de pactos y claudicaciones que sólo nos trae nuevos y más duros ataques, preparando una respuesta masiva y contundente, incluyendo la convocatoria de nuevas huelgas generales, como en Grecia, en Portugal, en Francia y el mundo árabe. Los trabajadores tienen la fuerza, como ya se demostró en la huelga general del pasado 29S y en las manifestaciones masivas de aquel día, para parar la producción y la vida del país. La participación y confluencia con la clase obrera será fundamental para aumentar la profundidad y extensión de las movilizaciones actuales.

La organización y un programa de izquierdas consecuente, revolucionario, son elementos claves en una batalla contra quienes tienen en sus manos los resortes del poder y el control de los grandes medios de comunicación.

¡Como en Portugal, Francia, Grecia y el mundo árabe!
¡Contra el capitalismo y su crisis!
¡No a la dictadura de los banqueros, no a los recortes sociales!
¡Impulsar el movimiento con nuevas acciones y manifestaciones que confluyan en una nueva huelga general!