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Las movilizaciones que en todo el Estado español protagonizamos decenas de miles de jóvenes, estudiantes, trabajadores y parados, el día 15 de mayo, han sorprendido en todo el mundo. Sin embargo, la explicación de las mismas es algo que todos conocemos.

Estas importantes manifestaciones responden a la falta de trabajo, a la precariedad laboral a los salarios de 600 y 700 euros, a la imposibilidad de emanciparnos y a la ausencia de un futuro digno para la mayoría de la población bajo el sistema capitalista.

Durante los últimos años hemos tenido que soportar recortes y ajustes que únicamente han servido para acabar con derechos históricos que la clase trabajadora conquistó con esfuerzo a través de la lucha. El gobierno del PSOE, aceptando la lógica del mercado y claudicando ante la gran banca y los poderes empresariales, recortó en mayo del año pasado el 5% de los salarios a los empleados públicos a la vez que se retiraba el cheque bebé. Tomaron más medidas para privatizar la enseñanza pública y la Universidad (Bolonia), así como la sanidad pública. Más tarde llegó la Reforma Laboral que abarató y facilitó el despido a niveles nunca vistos. Después vimos la firma por parte de los dirigentes de CCOO y UGT con el gobierno y la patronal, de una Reforma de las pensiones que impone la edad de jubilación a los 67 años y que incrementa el cálculo de los años cotizados, rebajando así la cuantía final de las pensiones. Y ahora ya sabemos que tras las elecciones municipales llegarán nuevos ataques y recortes, como hemos visto en Catalunya con el gobierno de CiU y que han sido respondidos con la movilización de cientos de miles de trabajadores y jóvenes.

Los ricos cada vez más ricos

Los grandes empresarios y banqueros no han tenido ningún rubor en escenificar, durante las reuniones mantenidas en la Moncloa con Zapatero, como dictan al Gobierno medidas en su exclusivo interés, y que éste aplica sin la menor pérdida de tiempo. Cuando casi cinco millones de personas engrosan las listas del paro, cuando el desempleo juvenil ronda el 50%, las grandes empresas obtienen beneficios multimillonarios, incrementándolos en muchas ocasiones en base a nuevos despidos. Es el caso de Telefónica, aunque no el único. Gracias a su privatización los accionistas y directivos de Telefónica se han embolsado sueldos y bonus multimillonarios que ahora pretenden aumentar obscenamente, en plena crisis, con el despido del 20% de su plantilla (unos 6.400 trabajadores). Un ejemplo que se puede multiplicar con todas las grandes empresas y bancos que cotizan en el famoso Ibex 35.

La responsabilidad de los dirigentes sindicales y de los partidos de la izquierda

La movilización del pasado día 15 es también el resultado de la incapacidad que los dirigentes de los grandes sindicatos han mostrado para dar continuidad a la lucha del pasado 29 de Septiembre. Tras aquella Huelga General, con una amplísima participación en los sectores clave de la producción y la economía, con manifestaciones masivas en las calles, con un ánimo extraordinario y con la voluntad de la mayoría de los trabajadores y la juventud de darle continuidad, ampliarla y endurecerla, la decisión final de Méndez y Toxo fue la de romper el camino iniciado, asumiendo por tanto los ataques del Gobierno y dándoles en la práctica un barniz de legitimidad. Pero llevar las cosas hasta ese extremo tiene sus consecuencias, y el pasado día 15 vimos un destello de lo que esta política de pactos y “paz social” pueden provocar.

Continuar la lucha defendiendo un programa revolucionario

Tras las manifestaciones y la asamblea realizada en la noche de ayer en la Puerta del Sol (Madrid), no se lo han pensado dos veces y han procedido con nocturnidad y alevosía, en plena madrugada, al desalojo de los cerca de 200 compañeros que tenían la intención de permanecer allí hasta el domingo 22 de Mayo, y que fueron sacados mientras gritaban “No a la violencia”. Con la utilización de la represión policial, con cargas y una agresividad intolerables, con la detención de dos decenas de compañeros en la manifestación  y con el desalojo de este madrugada, se ve el temor que este movimiento ha despertado en el gobierno y entre los capitalistas. Desde el Sindicato de Estudiantes nos solidarizamos plenamente con los compañeros reprimidos por esta brutal actuación policial y exigimos la libertad sin cargos de los detenidos.

Ahora es necesario continuar participando y fortaleciendo estas movilizaciones, redoblando los esfuerzos en la convocatoria de las próximas acciones y lograr que en la próxima fecha seamos incluso más de los que participamos el pasado día 15. Y es necesario también, como la experiencia demuestra, defender un programa de lucha revolucionario.

Como es público, la Plataforma Democracia Real Ya, promotora de la movilización, ha planteado reivindicaciones claramente progresivas con otras que hacen hincapié en el apoliticismo de las manifestaciones. En nuestra opinión es realmente contraproducente estimular prejuicios contra la organización y contra la participación en política. De la misma forma, las afirmaciones públicas de que estas movilizaciones no tienen ideología, o que cabemos todos, tanto “conservadores como progresistas”, esconden y ocultan la auténtica realidad. Y esta realidad es que las victimas de la crisis, del paro, la precariedad, los bajos salarios, la represión, tienen nombre y apellidos: son los trabajadores, los jóvenes de los barrios obreros, los desempleados, es decir la base social de la izquierda. En las manifestaciones no había hijos de papa de los barrios burgueses. Por eso hay que huir de todo oportunismo en el contenido de la movilización que sólo sirve para que los medios de comunicación nos presenten como algo inocuo y asimilable, como un cuchillo sin filo, inofensivo.

Sin duda el abandono que los jóvenes y los trabajadores hemos sufrido por parte de las direcciones sindicales y de los grandes partidos de la izquierda durante mucho tiempo, han generado un ambiente de frustración y rechazo hacia la “política oficial”. Pero es necesario resaltar que toda la situación que padecemos es responsabilidad y consecuencia de un sistema económico y unas políticas muy concretas. Los culpables de que no tengamos casa, no tengamos trabajo y nos vayamos a quedar sin pensiones son los banqueros y los grandes empresarios que se han lucrado durante décadas con la explotación de nuestras familias y que una vez llegada la crisis de su sistema nos la están haciendo pagar; por supuesto, también son responsables aquellos partidos y organizaciones que defienden sus intereses y adoptan medidas contra la mayoría de la población.

Por eso, para no caer en confusiones que hacen el caldo gordo a nuestros enemigos, ni desviar la atención de los responsables directos de nuestra situación, hay que ser claros y precisos. Para lograr la victoria en esta lucha es fundamental levantar un programa revolucionario y anticapitalista, que nos permita ganar el apoyo del movimiento obrero, de cientos de miles de trabajadores, de miles de delegados sindicales, que también sufren la crisis y se oponen a la política de sus dirigentes. Es necesario unificar la lucha con la del movimiento obrero, obligando a los sindicatos a abandonar la política de pactos y claudicaciones que sólo nos trae nuevos y más duros ataques, preparando una respuesta masiva y contundente, incluyendo la convocatoria de nuevas huelgas generales, como en Grecia, en Portugal o en Francia.

La organización y un programa de izquierdas consecuente, revolucionario, son elementos fundamentales en una batalla contra quienes tienen en sus manos los resortes del poder y el control de los grandes medios de comunicación.


Basta ya de represión a los que luchamos por nuestro futuro

No a la criminaliazción de la juventud

Continuar la lucha defendiendo un programa revolucionario

Que la crisis la paguen sus responsables, los capitalistas.