- Rebaja de un 5% del sueldo a los funcionarios para este año y congelación para el año que viene.
- Congelación de las pensiones en 2011, que volverán a perder poder
adquisitivo
- Supresión de la ayuda de 2.500 euros a las familias por
cada nuevo nacimiento
- Reducción de la inversión pública estatal en 6.450 millones de euros, a
lo que habrá que sumar un recorte de 1.200 millones de euros que
tendrán que asumir las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos.
- Recorte de las prestaciones de ley de la Dependencia, al suprimirse el
pago de la cantidad pendiente desde que se hizo la petición.
- Restricción al acceso a medicamentos subvencionados, empleando
subterfugios como adaptarlo "a las necesidades reales de los pacientes" o
estandarizar el tratamiento "de acuerdo a las indicaciones de la
comunidad científica".
Otras medidas en la misma línea se anunciarán más
adelante. Es más que probable que en los próximos días se anuncie una
reforma laboral con el fin de abaratar los despidos y empeorar todavía
más las ya lamentables condiciones de trabajo imperantes en el mercado
laboral. Otra medida segura es la subida del IVA, que afecta en mucha
mayor proporción a los trabajadores que a los banqueros y empresarios.
Medidas nada "equitativas", mientras los banqueros y los empresarios
siguen sumando beneficios
Presentar estas medidas como "equitativas" por parte de Zapatero es un
insulto a la inteligencia. Los principales responsables de la crisis
capitalista, los banqueros (que hay que incluirlos entre los principales
especuladores) y los grandes empresarios, no salen para nada afectados
por este plan de ajuste. En estos momentos, la tercera partida más
importante de los presupuestos generales del Estado es el destinado a
pagar los intereses de la deuda, 23.224 millones de euros que irán a
parar fundamentalmente a la gran banca. Los grandes accionistas y
especuladores, que han sido precisamente los causantes de la crisis, se
han beneficiado de los distintos rescates multimillonarios con fondos
públicos aprobados en los últimos años. Esta es la auténtica causa del
aumento de la deuda y del déficit presupuestario, no el gasto social que
ahora se pretende atacar en detrimento de las familias obreras.
A los banqueros, que reciben dinero del Banco Central Europeo a una tasa
de interés del 1% para especular con la deuda pública y obtener
beneficios del 4 y 5%; a estos parásitos, las medidas de ajuste nos les
afectan para nada. A pesar de la crisis, los beneficios de la banca
continúan siendo tremendos, precisamente del negocio que están haciendo
con la deuda pública.
Si el gobierno de Zapatero defiende realmente una política socialista
en beneficio de la mayoría de la población ¿Por qué no nacionaliza la
banca bajo control de los trabajadores y sus organizaciones? Si el
gobierno pretende racionalizar el gasto público en medicamentos, ¿Por
qué no se nacionaliza la industria farmacéutica, que gana millones de
euros haciendo negocio con un servicio fundamental? ¿Por qué ataca a los
más débiles para que los capitalistas sigan amasando fortunas?
Es una completa capitulación aplicar medidas de ajuste contra los
trabajadores, los parados y los pensionistas, cuando el gobierno se
niega a aumentar los impuestos a las grandes fortunas, que según datos
de los inspectores de hacienda han defraudado miles de millones de euros
en 2009. Cuando los grandes capitales pagan impuestos irrisorios del 1%
mediante las SICAV, una estafa abierta, descarada y consentida al
fisco. Mientras se mantiene exenciones fiscales a los empresarios, se
suprime el impuesto de patrimonio o se congela el impuesto de Sociedades
que afecta de forma directa a los beneficios. Todo esto tiene un coste
enorme para el Estado, pero no se toca porque afecta al bolsillo de los
poderosos.
Al inicio de la crisis el gobierno insistía en que no tomaría ninguna
medida que perjudicase a los trabajadores y los dirigentes sindicales se
apoyaban en esas palabras para justificar que, como no había "ataques",
no había razón para una huelga general. Muchas veces antes del anuncio de hoy
por parte del gobierno, los acontecimientos ya habían puesto en
evidencia la total inconsistencia de estas afirmaciones. Es evidente que
es la clase obrera la que está saliendo perjudicada de esta crisis y
que la política del gobierno, empujada por la presión de la CEOE, de la
banca y del la burguesía europea y norteamericana, estaba escorándose
cada vez más hacia la derecha.
El desempleo ya afecta a 4.612.700 personas. Desde 2008, más de dos
millones de trabajadores han sido despedidos, a pesar de la demagogia
empresarial de lo "difícil que es despedir en España". Entre los que
tienen la suerte de trabajar las cifras son las siguientes: el 88% de
todos los contratos realizados cada mes son temporales, mientras 11
millones de asalariados son mileuristas. Desde 2008 hasta la actualidad
se han producido 350.000 ejecuciones hipotecarias lo que significa que
en estos tres últimos años decenas de miles de familias han perdido o
van a perder sus casas. Cada día que pasa medio millar más se queda sin
vivienda.
CCOO y UGT deben convocar ya una
huelga general
Y ahora, sobre toda esta situación, el gobierno anuncia un plan salvaje
de ataques a los intereses de la clase trabajadora, que no ha hecho más
que empezar. ¿A qué esperan los dirigentes de CCOO y UGT para convocar
una huelga general? ¿Son necesarias más señales de que la clase obrera
está sufriendo un ataque en toda regla, y en todos los frentes? ¿De que
estas medidas serán cada vez más profundas, si no hay una respuesta
unificada y contundente de la clase obrera?
No es verdad que el plan del gobierno "es la única alternativa" frente a
la crisis. De hecho, este plan no va a resolver la crisis, no va a
crear empleo, no va a beneficiar bajo ningún concepto a la mayoría de la
sociedad. El único objetivo de este plan es garantizar que la banca y
los empresarios sigan apoyándose en la muleta del Estado para hacer sus
negocios. La crisis ha puesto de manifiesto con toda su crudeza que los
intereses egoístas de esta minoría de parásitos son incompatibles con
las necesidades de la mayoría de la sociedad.
El PSOE llegó al gobierno gracias a que millones de trabajadores y
jóvenes protagonizaron masivas y prolongadas movilizaciones contra el
odiado gobierno del PP. En vez de aceptar los planes impuestos por los
capitalistas y traicionar a su base social, Zapatero tenía la
posibilidad de enfrentarse a estas presiones basándose en esa misma
fuerza que la clase obrera utilizó para desalojar el PP. No lo ha hecho
por que la dirección del PSOE asume la idea profundamente equivocada de
que no hay alternativa al sistema capitalista.
Ahora, la clave de toda la situación política se concentra en la
dirección de CCOO y UGT, que deben abandonar su política de
desmovilización y pacto social. ¿Qué tipo de acuerdo cabe esperar con
el gobierno o con los empresarios, cuando son ellos mismos los que están
dando muestras evidentes de que no están dispuestos a llegar a ningún
otro acuerdo que no sean los que impliquen retrocesos para los
trabajadores? ¡El propio gobierno ha dejado claro qué piensa de la
"política de realismo" sindical tirando a la basura el acuerdo salarial
al que había llegado con los empleados públicos, que ya implicaba una
congelación salarial!
Mientras los banqueros, los empresarios, los especuladores
internacionales, el FMI, la UE y demás organismos al servicio de los
capitalistas se muestran decididos y firmes, los dirigentes de CCOO y
UGT se muestran vacilantes, siguiendo con su política de alcanzar un
acuerdo con los mismos que quieren machacar y exprimir a los
trabajadores hasta el límite. ¡Hay que poner fin a esta política
sindical que no sirve más que para envalentonar a los capitalistas! ¡La
clase obrera es fuerte! ¡Hay ambiente y condiciones para una
movilización masiva! ¡Es necesario responder ya a todos los ataques de
la burguesía con una acción contundente e inmediata!
Los argumentos contra la convocatoria de movilizaciones masivas y
unificadas de los trabajadores, y de una huelga general, en el sentido
de que favorecerían a la derecha, tampoco se sostienen. Es la política
de contrarreformas del gobierno lo que favorece políticamente las
aspiraciones del PP de recuperar el gobierno dentro de dos años. Una
movilización bien organizada, en la que se exija y se obligue al
gobierno a dar un giro a la izquierda en su política, empezando por
cortar el flujo de dinero público a banqueros y empresarios, un subsidio
indefinido de desempleo, el fin de la amenaza de recorte de los gastos
sociales y de una reforma laboral, tendría un efecto electrizante en la
clase obrera, favoreciendo su participación política en todos los
terrenos, incluido el electoral.
Los dirigentes de CCOO y UGT hicieron un comunicado a favor de la huelga
general en Grecia. Sin embargo, esta posición es totalmente
contradictoria con la práctica sindical que están desarrollando, cuando
se pone como objetivo central llegar a un acuerdo con la CEOE, esa misma
patronal que exige y empuja al gobierno a emprender duras reformas
antiobreras, igual que en Grecia. Al igual que hicieron los sindicatos
griegos, los dirigentes de UGT y CCOO tienen que responder a las
necesidades de los trabajadores y convocar ya una huelga general. Una
huelga que tiene que ser el inicio de una movilización continuada y
ascendente de la clase obrera, hasta obligar al gobierno a frenar sus
planes y obligarle a tomar medidas que favorezcan realmente a la mayoría
de la sociedad. Una huelga general que debería tener como puntos
fundamentales:
- No a los planes de ajuste contra la clase obrera. Que la crisis la
paguen los culpables: los capitalistas
- Ningún recorte en salarios, sanidad, educación, pensiones, servicios
sociales e inversión en infraestructuras
- No a la reforma laboral
- Subsidio de desempleo indefinido equivalente a un SMI de 1.100 euros
hasta encontrar trabajo
- Icremento drástico de los impuestos a las grandes fortunas y a los
beneficios empresariales y a la banca. Ante la menor síntoma de fuga de
capitales, confiscación de los patrimonios y de las cuentas de los ricos
- Suspensión del pago de la deuda del Estado a los grandes especuladores
- Nacionalización de la Banca bajo el control democrático de los
trabajadores y sus organizaciones
- Confluencia de la lucha de los trabajadores de toda Europa con la
preparación de una huelga general europea
- Nacionalización de todas las empresas en crisis bajo control obrero
- Inicio de un plan económico para crear empleo (inversiones en
infraestructuras, servicios sociales y otras industrias) no basado en
los intereses de los capitalistas sino en los intereses de la mayoría.
La lucha por el socialismo, más vigente que nunca
La crisis capitalista está poniendo de manifiesto que es necesaria una
profunda transformación de las organizaciones políticas y sindicales de
la clase obrera. Ni el reformismo socialdemócrata en el terreno
político, ni la política del "mal menor" en el terreno sindical, sirven
para defender los intereses de la mayoría de la sociedad. La crisis
capitalista, que no es coyuntural sino que condicionará todo el próximo
periodo histórico, está poniendo en evidencia que la única política
realista y consecuente con la defensa de los intereses de la mayoría es
la movilización y la defensa de un programa anticapitalista.
No se puede defender seriamente los derechos más elementales de la clase
trabajadora sin un sindicalismo combativo, y no puede haber un
sindicalismo combativo consecuente y serio sin una perspectiva política
de transformación socialista de la sociedad, basada en la propiedad
colectiva de los medios de producción, la democracia obrera y la
supresión de las fronteras nacionales. ¡No existe capitalismo de rostro
humano! La disyuntiva es capitalismo o socialismo.