(Hoja que el Sindicat d’Estudiants repartirá en la manifestación en Valencia contra los recortes educativos, el día 21 de enero)
Prepararnos para una lucha masiva y bien organizada para parar los ataques
Tal y como era de prever, la Generalitat no ha tardado nada, tras las elecciones del 20 de noviembre, en comenzar una espiral imparable de recortes que está degradando rápidamente las condiciones de vida de la mayoría trabajadora de la sociedad. Estamos ante el ataque más grave a ellas desde la transición.
Los institutos están en una situación límite, sin cobrar de la Conselleria desde hace 8 meses, y durante dos meses las sustituciones han sido paralizadas.
Muchos centros no tienen dinero para cuestiones básicas, algunas prácticas se han anulado, se está cobrando a los estudiantes en algunos ciclos e incluso en alguno han sido obligados a limpiar el centro para ahorrarse el dinero de la contrata de limpieza. Mientras, los rectores están amenazando con la paralización de la Universidad si la Conselleria no paga su deuda de doscientos millones. Pero lo más grave es que esta situación no tiene salida a corto plazo, a pesar de que, por tercera vez desde diciembre, el Gobierno central va a salvar a la Generalitat de la quiebra próximamente.
Es importante entender que este ataque a la educación pública es parte de un plan más general, del que también forman parte el recorte salarial impuesto a los trabajadores de la Administración pública, que implica la pérdida de cientos de euros al mes a cada trabajador. Especialmente grave es la reducción del 40% en el salario de los interinos (y los profesores de especialidades), a los que se les deja sin vacaciones pagadas. Pero el plan va más allá: cierre de centros de salud, recortes en el material hospitalario y hasta en el menú, tijeretazo a las deducciones fiscales por hijos, familia numerosa o discapacidad (que afectarán a un sector importante de trabajadores), aumento del IRPF, recorte de líneas de transporte público y recogida de basuras, un ERE que afectará a unos mil empleados de RTVV, privatizaciones y venta de patrimonio público. A esto se suman los recortes del Gobierno Rajoy. Y todo apunta a que esto es sólo el principio.
La idea de que no existen recursos es falsa, la cuestión es en qué se han estado empleando, si sigue haciéndose, estos recursos; la entrega de cientos de miles de euros de dinero público a la banca es sólo un ejemplo de cómo el dinero público que debe emplearse en la educación, sanidad y en general todos los servicios públicos, se entrega a manos privadas con el único objetivo de garantizar las cuentas de beneficios de una minoría social. La crisis capitalista está siendo la coartada perfecta para, de esta manera, hacer un colosal trasvase de dinero público a manos privadas. No hay que aceptar ningún recorte que afecte al bienestar de colectivos de trabajadores y de la sociedad en general. Hay que decir alto y claro que sanear las cuentas se puede hacer recortando los sueldos de los cargos políticos, controlando el despilfarro que provocan, atajando la generalizada corrupción, dejando de pagar a Bernie Ecclestone los 94 millones pendientes por la ruinosa Fórmula 1, eliminando las subcontratas privadas en empresas públicas (RTVV, CACSA…), o retirando las cuantiosas subvenciones a grandes empresas con buenas relaciones con la Generalitat.
Su política de beneficiar a una extrema minoría de la sociedad con los recursos de la mayoría y a su costa ha llegado tan lejos como para poner en peligro la propia autonomía (Luis de Guindos, ministro de Economía, ha amenazado con la intervención). Mientras antes no nos beneficiábamos de su política, a pesar del boom del turismo y la construcción, ahora pretenden que paguemos sus platos rotos. Las sociedades públicas mercantiles adeudan 1.200 millones, y el endeudamiento total es de ¡21.000 millones! (un 700% más que cuando llegó el PP a la Generalitat). El País Valenciano es la comunidad que debe más porcentaje de su PIB (un 20%).
¿Se pueden parar los ataques?
Podemos parar los ataques, si luchamos contra ellos con determinación. Y para ello lo primero es explicar que todos los ataques al sector público forman parte de un solo ataque general. La cuestión no es discutir si el recorte es mejor aquí o allí, si a un colectivo le recortan más que a otro ,etc. Los capitalistas y la burguesía a través de los distintos gobiernos pretenden dividirnos, porque unidos tenemos la fuerza suficiente para pararles.
Qué duda cabe que existen tremendas ganas de lucha. Ya antes del anuncio de los recortes había una oleada de movilizaciones, algunas masivas (100.000 personas el 15 de octubre). En las últimas semanas diferentes colectivos de profesores, sanitarios y funcionarios en general, trabajadores de farmacias, librerías o centros de dependencia, o abogados del turno de oficio, han protagonizado protestas contundentes. Los trabajadores de las tres empresas de recogida de basuras de Valencia han amenazado con una huelga indefinida si no cobran del consistorio. Por otro lado, muchos claustros están bien organizados y se movilizan con frecuencia. Toda esta energía es enormemente positiva, y es necesaria, pero no suficiente. Es imprescindible un plan serio de lucha que condense toda la energía.
Existe el peligro de la dispersión, de que cada colectivo haga la guerra por su cuenta. La responsabilidad fundamental es de los sindicatos de clase, cuyos dirigentes deben romper con su política titubeante, coordinar, y garantizar la extensión de la lucha a todos los sectores. Cualquier acción reivindicativa está bien, refleja muchas veces la iniciativa de los sectores más animados a la movilización, pero debe ser orientada como una preparación hacia movilizaciones unitarias, contundentes y preparadas seriamente centro a centro.
Es necesario poner ya fecha a una huelga general de toda la enseñanza pública (de Infantil a Universidad). Se dan, además, las condiciones para que esa huelga, o una posterior, sea de todo el sector público (Administración Pública, transportes públicos, RTVV, AENA, Correos, Terra Mítica…). Incluso los médicos, en una asamblea masiva el jueves pasado (día 19), aplaudieron a rabiar la propuesta de algunos asistentes de hacer huelga.
La convocatoria de esa huelga no debe ser un acto aislado, sino el primer paso en un calendario que vaya de menos a más; la determinación en la lucha que ha mostrado la marea verde de Madrid marca el camino a seguir. Además, el recorte de servicios públicos crea inmejorables condiciones para la participación en la lucha de otros sectores de trabajadores, siempre que se haga una campaña seria en este sentido.
Crear las condiciones para garantizar el éxito de ese primer paso masivo es mucho más que poner una fecha. En los centros educativos, es clave unificar las fuerzas de profesores, estudiantes y padres, realizando asambleas conjuntas y organizando allí Comités de Lucha que se encarguen de todos los aspectos de ella. Hay que salir también del centro, coordinándose con otros colectivos del barrio (trabajadores sanitarios, por ejemplo), con los vecinos, etc. Es clave ganar la simpatía del grueso de la población, explicando sistemáticamente nuestras razones.
Es necesario incrementar la presión sobre los dirigentes sindicales para que organicen una respuesta contundente y un plan de lucha serio. La forma de ejercer esa presión es acudiendo a las asambleas, participando, organizando la lucha en el ámbito en que podamos, llevándola hasta donde podamos. El Sindicat d’Estudiants está decidido a poner sus fuerzas al servicio de esta batalla tan importante que tenemos por delante. Por eso animamos a todos los estudiantes a formar el SE en cada centro de estudios. Organizar a los más dispuestos a luchar, y coordinarnos a nivel valenciano y estatal, con los métodos del sindicalismo combativo, nos permite ser una eficaz herramienta.
En defensa de los servicios públicos
Afíliate al Sindicato de Estudiantes y organizate para luchar