Ayer  jueves 22 de septiembre culminaba la impresionante semana de movilizaciones de la comunidad educativa madrileña. Entre el profesorado, el paro de ayer estaba convocado únicamente por CCOO, CGT y STEM, cumpliendo así con lo acordado en las masivas asambleas que se realizaron al comienzo de curso.

El hecho de que los dirigentes de UGT no decidiesen convocar los tres días, con el argumento de no romper la unidad de acción con los sindicatos de derechas ANPE y CSIF, es uno de los causantes de que el seguimiento hoy haya sido menor, un 53,6%, un excelente seguimiento dadas las circunstancias y el inmenso sacrificio que para muchos compañeros con compromisos económicos (hipotecas, hijos…) suponen estos tres días sin salario.

No ha sido este el único elemento que ha influido. El propio éxito de las movilizaciones de los días previos ha hecho que el día de hoy no pareciese tan imprescindible. Al fin y al cabo, y ante la ausencia de alguna acción contundente programada a lo largo del día, era difícil superar lo ya hecho hasta ahora. Esto podría haberse combatido con una actitud más decidida por parte de los dirigentes de CCOO, como sindicato mayoritario, a la hora de sacar adelante la huelga, basándose en la voluntad de los profesores para superar la convocatoria en solitario, y al mismo tiempo combatiendo la (otra más) campaña de mentiras del Partido Popular, que trataba de introducir confusión declarando que la huelga era ilegal.

Pese a todo, el día ha sido de todo menos tranquilo en los centros de estudio. La marea de camisetas verdes se ha expresado también en los profesores que hoy han acudido a trabajar, que lejos de haberle dado la razón a Esperanza Aguirre o haber sido convencidos por sus argumentos, siguen en pie de guerra, recuperando fuerzas para el siguiente paso.

Para sacar todas las conclusiones de estas movilizaciones es absolutamente imprescindible la celebración inmediata de una nueva asamblea general de trabajadores y en la que también participemos los estudiantes de la enseñanza pública, donde se puedan reagrupar fuerzas y poner en común las próximas convocatorias.

Que el Partido Popular ahora se muestre abierto al diálogo es la viva prueba de los logros de estos días. Ahora más que nunca es necesario mantener la presión hasta la retirada completa de todos los recortes.