¡Aguirre dimisión! era el atronador grito que retumbaba desde Sol hasta Cibeles al finalizar la manifestación de esta tarde en Madrid. Más de 120.000 personas (5.000 según la Comunidad de Madrid) han vuelto a formar lo que ya se conoce como la “marea verde”.

La sucesión de pancartas de institutos era realmente impactante. Tras cada una de ellas estaban los profesores, estudiantes, madres y padres de ese centro, contándose por decenas para cada pancarta, en las que se detallaban el número de interinos despedidos y el aumento del alumnado.

A la media hora del comienzo de la marcha, a la cola de la manifestación se seguían sumando cortejos, no ya a la altura de la Plaza de Neptuno, donde comenzaba, sino a la de Atocha, casi a un kilómetro de distancia. Era fácil contagiarse del ambiente, que combinaba dignidad y confianza en nuestras fuerzas a partes iguales. Por todos lados se cantaban consignas, se hacía ruido, pero sobre todo, se comentaba el éxito de la huelga, y se reafirmaba la disposición a continuar la lucha los próximos días, y los que sean necesarios.

Esta manifestación no era más que el reflejo del clima que se ha creado en la escuela pública a lo largo de años de contrarreformas de la derecha. Tras un verano y un comienzo de curso donde los profesores han estado luchando y organizándose para que se convocasen los tres días de paro de esta semana, hoy era el día clave.

Los profesores, estudiantes, madres y padres de la Escuela Pública han respondido como un solo puño al órdago lanzado por la Consejería de Educación, arrojando unas cifras de seguimiento de la huelga que dejan claro para todo aquél que tenga ojos la combatividad y el ambiente que se da ahora mismo en la comunidad educativa. Los datos ofrecidos por FETE UGT son demoledores:

Madrid capital: 65,25%
Zona Oeste: 76%
Zona Norte: 79,48%
Zona Sur: 83,97%
Zona Este: 84%

Con un seguimiento total del 80% de los trabajadores, ésta se ha convertido en la mayor huelga educativa desde el año 1987.

Aunque formalmente no había ningún acto reivindicativo convocado para la mañana, profesores y estudiantes no se han quedado tranquilamente en sus casas. En todos los institutos se han dado concentraciones, cortes de calles, cientos de pancartas se han desplegado durante esta mañana, en lo que no ha sido más que un calentamiento para la manifestación de la tarde. A los compañeros que ya estaban encerrados en la Dirección de Área Territorial de Madrid Capital, se han sumado otros que así lo han decidido en asamblea, como los del IES Juan de la Cierva en Madrid capital o el Elkin Patarroyo en Parla.

Especial significancia ha tenido el acto oficial de apertura de curso en el colegio Fernando el Católico. Separados de los profesores por una muralla de policías, la Reina, el Ministro Gabilondo y Esperanza Aguirre interpretaban su particular paripé, donde no pasaba nada e incluso Aguirre y Gabilondo se permitían bromear, ya que en realidad la diferencia entre sus políticas es más de forma que de fondo.

Un elemento importante a la hora de explicar el éxito de la jornada se lo debemos a la inmunda campaña de calumnias e insultos que hemos escuchado en los últimos días, con Esperanza Aguirre y Lucía Figar (la consejera de Educación) como abanderadas. Desde que los profesores sólo trabajan 18 horas, pasando porque esto lo organizan “los de la ceja”, hasta que los asistentes a las asambleas “son los mismos que pegaban a los peregrinos” (que recibían porrazos de la policía sería más exacto), ninguna mentira, calumnia, insulto o intento de confusión era suficientemente estrambótica como para no ser dicho.

Aunque la prepotencia y la chulería propia de la derecha madrileña, multiplicada por la perspectiva de verse ganadores en las próximas elecciones, explican una gran parte de las tonterías que se han escuchado, no se trata solamente de eso. Las declaraciones de Aguirre sobre la gratuidad de la educación, dejando entrever la vieja aspiración de la derecha de que la educación obligatoria sólo llegue a los 14 años, dejan meridianamente claro que la derecha no ve esta lucha únicamente por los recortes hoy, sino como un mero adelanto de su programa electoral para el frente educativo.  Una derrota de esta lucha tendría consecuencias catastróficas.

En este sentido, hay que estar al tanto de cualquier maniobra que la Consejería pueda utilizar para demorar las movilizaciones. Esta semana Figar anunciaba que los inspectores educativos examinarían si en algún centro hacía falta algún profesor más (para eso no son necesarios inspectores educativos, ya se lo decimos nosotros: faltan profesores en todos y cada uno de los centros de la Comunidad de Madrid, en total 3.200). Aunque en lugar de eso se han dedicado a amenazar a los profesores para que retiraran las pancartas de los centros, a lo que estos han contestado que lo harán con mucho gusto cuando vuelvan los compañeros despedidos. Pero visto el éxito de la jornada de hoy, podría ser que cambiasen la estrategia para intentar capear el temporal en una sucesión eterna de mesas de negociación con el único objetivo de desviar la lucha. Sería un grave error de los dirigentes sindicales caer en esa dinámica, como ya ha sucedido otras veces en el pasado.

Es por ello que es más necesario que nunca mantener la presión durante los dos próximos días de huelga, así como preparar el siguiente paso, que no puede ser otro que la convocatoria de una huelga general de toda la comunidad educativa en todo el Estado. El Partido Popular no tiene una opinión distinta de la educación pública en Madrid que en Mérida, Santiago o cualquier otro lugar, así como no tiene un plan distinto para primaria que para la universidad. El ataque es el mismo, aunque no se dé a la vez en todos los sectores y comunidades, y nuestra respuesta tiene que ser la misma. Desde el Sindicato de Estudiantes hacemos un llamamiento a los dirigentes de CCOO, UGT y STES para que la movilización siga al mismo nivel que el demostrado hoy. Y que el próximo 6 de octubre salgamos en todo el Estado profesores y estudiantes a una nueva Huelga General en defensa de la escuela pública de calidad y contra los recortes en nuestros centros de estudio.

¡Los recortes para los banqueros!

¡Esta lucha la vamos a ganar!