Después de siete jornadas de paros, la huelga de metro de Madrid se encuentra en un momento decisivo.
La lucha alcanzó su punto más álgido los pasados 29 y 30 de junio, cuando los trabajadores decidieron ir a la huelga sin cumplir los servicios mínimos que, como se está evidenciando, tienen el claro objetivo de romper la huelga. ¡La dirección de la empresa pretende que la única repercusión de los paros sea el descuento que se produce en las nóminas de los  trabajadores que los secundan!
Este conflicto ha puesto de manifiesto la decidida e inquebrantable voluntad de lucha de los trabajadores. La posibilidad de perder una parte importante del salario por participar en la huelga o incluso poner en peligro el puesto de trabajo, quedó en segundo plano cuando el objetivo por el que se luchaba merecía la pena y los sindicatos daban muestras de querer organizar la movilización seriamente.
Una vez más son los hechos los que se encargaban de desmentir las afirmaciones de aquellos que nunca se han cansado de señalar la supuesta resignación de los trabajadores y falta de conciencia de la clase obrera.

Los trabajadores de metro abrieron el camino a la única senda que puede conseguir frenar los ataques que todos estamos sufriendo, la de la movilización consciente, organizada, masiva y contundente.

A partir de esos días la campaña contra los trabajadores lanzada por la Comunidad de Madrid (CAM) y apoyada por el Gobierno central, arreció de manera escandalosa. Los medios de comunicación no han escatimado esfuerzos ni mentiras para atacar a los trabajadores que, utilizando la única arma con la  que cuentan para defender sus derechos, la huelga, están luchando porque se respete su convenio y en definitiva por no ser los que paguen los platos rotos de una crisis que no ha sido provocada por ellos.
Esta campaña ha generado una presión muy fuerte que se ha hecho sentir entre los trabajadores, principalmente entre los compañeros que forman parte del comité de huelga.
 
Hay que contrarrestar esta campaña: es posible ganar el apoyo de la opinión pública.

Las siguientes convocatorias planteadas ( cuatro días de paro con servicios mínimos del 50%, después de haber parado las movilizaciones durante una semana ) fueron propuestas  por el comité de huelga también con la intención de dar “una muestra de buena voluntad por parte de los trabajadores y abrir la vía de la negociación.”
Pero el efecto real de estos nuevos pasos ha sido, nulo en lo que se refiere a frenar la campaña de desprestigio contra los trabajadores y el de envalentonar a la empresa, que en medio de la “negociación” se permite el lujo de amenazar con aplicar el descuento del 5% en las nóminas a partir de junio si los trabajadores no aceptan los recortes que quieren imponer, además de mantener la tramitación de los más de 900 expedientes abiertos contra trabajadores que no cumplieron los servicios mínimos.
Es evidente que fruto de la movilización la dirección de metro se ha visto obligada a rebajar un poco sus pretensiones, pero como en la última asamblea explicaba un trabajador, el problema no está entre un 1,5% o un 5%, la cuestión central es que los trabajadores no pueden permitir que la firma de un convenio quede en papel mojado y que su aplicación en todos sus términos dependa de la voluntad de la empresa. ¡Un convenio es ley y se firma para que se cumpla de la A a la Z!

Hay que dar un paso adelante en la lucha para evitar que esta entre en una pendiente descendente que haga a la empresa sentirse con la suficiente fuerza como para imponer sus criterios.
La primera condición para conseguirlo es mantenerse firmes en las reivindicaciones que dieron origen al conflicto: el convenio no se toca y la crisis no la vamos a pagar los trabajadores porque no somos los culpables de ella, a lo que hay que añadir la inmediata retirada de los expedientes que hoy están como una espada de Damocles sobre las cabezas de los trabajadores. En ese sentido consideramos que propuestas como la de aceptar recortes de salario según la antigüedad de los trabajadores aceptando que se deje de pagar un trienio de dicha antigüedad, como parece que han planteado compañeros del comité de huelga, no ayudan a fortalecer la posición de los trabajadores ante este conflicto; al contrario introduce serias dudas entre los trabajadores sobre si merece la pena seguir luchando y ayudan a la empresa a fortalecer la campaña contra los trabajadores de metro.
La CAM insiste en que los trabajadores de metro son unos intransigentes porque no aceptan una reducción salarial de 20 o 30 euros al mes, son unos insolidarios. La forma de combatir esa mentira burda, es explicar a la opinión pública el fondo del conflicto, que es, como ya hemos mencionado, que el convenio está para cumplirlo y que nos negamos a que sean los trabajadores los que paguen esta crisis.


Desde el Sindicato de Estudiantes y El Militante creemos que sigue siendo posible  ganar esta lucha. . La clave está en mantener la iniciativa y la presión.  En nuestra opinión las jornadas de huelga del 29 y 30 de junio mostraron el camino a seguir. Madrid quedó paralizada, la dirección de la empresa no pudo mentir en las cifras de seguimiento de paro y todos los compañeros de Metro fueron a la huelga superando las posibles dudas, el peligro de sanciones, etc, porque con esta estrategia contundente los trabajadores daban un fuerte y duro puñetazo en la mesa y las organizaciones sindicales daban una clara señal de que estaban dispuestos a mantenerse firme hasta el final.

 Es evidente que esta estrategia hace imprescindible conseguir la simpatía y el apoyo activo del conjunto de la clase obrera de Madrid y de todo el Estado, algo que es perfectamente posible. Para ello CCOO y UGT deberían poner al servicio de los trabajadores de Metro todos sus recursos e infraestructuras para sacar decenas de miles de hojas que los piquetes pudieran distribuir en intercambiadores, paradas de autobús, estaciones de RENFE y Cercanías, etcétera, explicando el conflicto y combatiendo todas las mentiras que estamos oyendo durante estos días. También CCOO y UGT deberían  organizar una gran manifestación en la que convocar a todos los trabajadores de la ciudad para que se viera claramente que los trabajadores de Metro no están solos. Por otra parte sería muy importante que las dos grandes centrales sindicales realizaran una campaña activa de asambleas informativas en las principales empresas de la región, para que el comité de huelga de Metro pudiese explicar las reivindicaciones planteadas y lograr el pronunciamiento de las plantillas. Este proceso debería tener un punto de apoyo especial entre los trabajadores de autobuses, EMT, dónde los compañeros de la Plataforma sindical que se han caracterizado siempre por su voluntad de lucha y su solidaridad de clase deberían iniciar una campaña de apoyo activo, incluida la posibilidad de unificar la lucha junto con los compañeros de Metro en una gran huelga de los transportes de Madrid.

Por otro lado, son muchas las empresas y sectores que están afectados por los recortes que intenta imponer la CAM, sería necesario concretar un calendario común de movilizaciones que sin duda pondría entre la espada y la pared al Gobierno de Esperanza Aguirre.

Todos estamos convencidos de que es posible la victoria de los compañeros de metro. Este triunfo llenaría de moral y confianza al conjunto de los trabajadores no sólo de Madrid, también del resto del Estado, en la batalla contra los planes de ajuste, los recortes salariales y la reforma laboral.

¡Viva la lucha de los trabajadores de Metro de Madrid!
¡Esta lucha la podemos  ganar!
¡Por la unificación en la lucha de todos los sectores afectados por los recortes!