Es evidente que una empresa rentable como el Canal de Isabel II, y que además se encarga de gestionar un bien tan esencial para la población como el agua, es un plato muy apetitoso para los capitalistas, que tratarán por todos los medios de exprimir la empresa para sacar la mayor cantidad de beneficios posibles, a costa de los bolsillos de los ciudadanos, de la degradación de este servicio público y del empeoramiento de las condiciones de trabajo de los trabajadores del Canal.
En estas dos últimas semanas hemos visto claramente qué significa el sistema capitalista. Cuando hay beneficios quedan en manos de los capitalistas, y cuando, por la pésima gestión de los capitalistas, se produce finalmente la quiebra de bancos y multinacionales, acuden al Estado a pedir que les salve con el dinero de los contribuyentes. Esperanza Aguirre, así como la CEOE, han estado años y años hablando de las virtudes del libre mercado, y de la necesidad de privatizar todo lo privatizable, y ahora que todo ha estallado en mil pedazos, y que día tras día vemos como quiebran los principales bancos del mundo, defienden hacer un paréntesis en el “libre mercado” para que el Estado dé cientos de miles de millones a estos bancos y multinacionales. Por otro lado cuando se pide más dinero público para la sanidad o la educación, dicen que no hay dinero, y justifican de esta manera la privatización de estos servicios esenciales. ¿No hay dinero? ¿Y los 700.000 millones de dólares que va a dar el Gobierno de EE.UU. como un cheque en blanco a los ladrones de Wall Street? Hay dinero, pero sólo para los capitalistas.
En Madrid estamos sufriendo desde hace tiempo ataques constantes por parte del Gobierno de la derecha a todos los servicios públicos, a la educación y sanidad públicas, y ahora el agua. El Sindicato de Estudiantes ha convocado dos huelgas generales los días 22 de Octubre y 13 de Noviembre en defensa de la educación pública a nivel estatal, ya que, desgraciadamente, no sólo se llevan a cabo estos ataques por parte de la derecha en las Comunidades en las que gobierna, sino también por Gobiernos del PSOE en Comunidades como Cataluña o Andalucía, y a nivel del Gobierno estatal. El PSOE ha ganado las dos últimas elecciones por el voto de las masas trabajadoras del Estado español, que saben muy bien la pesadilla que supusieron los Gobiernos del PP de José María Aznar, y ese voto de millones de trabajadores y explotados reclamaba una auténtica política de izquierdas, socialista. Desgraciadamente los dirigentes del PSOE siguen girando a la derecha, como se puede ver en el caso de Madrid, donde Tomas Gómez anunció como medida estrella del PSM la eliminación del Impuesto de Patrimonio, y poniéndose en duda, como ocurrió en el último Congreso del PSM, la defensa de la educación pública.
La burguesía va a tratar de que los trabajadores paguen la crisis económica del sistema capitalista que ellos mismos han causado, como demuestran las recientes manifestaciones de la CEOE pidiendo un abaratamiento del despido o la eliminación de las cláusulas de revisión salarial. En este sentido la dirección de los sindicatos, especialmente de CCOO y UGT, deben abandonar ya la política de pactos practicada durante los últimos años y salir a la calle a defender los derechos de la clase trabajadora. Aquí en Madrid hace tiempo ya que se debería haber convocado una Huelga General contra el Gobierno de Esperanza Aguirre, unificando las numerosas luchas que se han dado y se están dando (Limpieza, EMT, Telemadrid, educación, sanidad, etc...). El anuncio de privatización del Canal de Isabel II añade todavía más leña al fuego. Cada vez que se ha dado un cauce a la clase trabajadora de Madrid para expresar el enorme malestar acumulado, los trabajadores han demostrado su enorme disposición a luchar, tal y como demostraron, entre otras, las huelgas del profesorado madrileño, con casi 100.000 estudiantes y profesores en las calles de Madrid el pasado 21 de Mayo.
Recientemente las direcciones de CCOO y UGT de Madrid han propuesto y firmado un Manifiesto donde se indica que “resulta imprescindible que el trabajo decente determine las políticas de las instituciones multilaterales internacionales (Banco Mundial, Naciones Unidas, Fondo Monetario Internacional, Organización Mundial del Comercio…)”. A esas mismas Instituciones que han estado implicadas en el robo y saqueo de los pueblos del Tercer Mundo, que boicotean los procesos revolucionarios que se están dando en América Latina, apoyando directa o indirectamente, mediante su silencio, los intentos fascistas de golpe de Estado que se han producido recientemente en Bolivia o Venezuela, y que han defendido durante todos estos años la “liberalización” de los mercados y la desregulación, que consecuencias tan dramáticas están teniendo ya en todos los rincones del mundo, se les pide que realicen políticas en defensa del trabajo decente. Tales manifestaciones, especialmente por parte de organizaciones sindicales, resultan absolutamente grotescas. Instituciones como el FMI o la OMC han servido, sirven y servirán a los intereses de los capitalistas.
La única fuerza en que puede confiar las masas es en su propia organización para luchar contra las multinacionales y las patronales, y es esa organización de la clase trabajadora de cara a la lucha la principal tarea que corresponde a los sindicatos. Cuando a finales de los 90 la multinacional Betchel, en connivencia con el Gobierno de derechas de Banzer, trato de privatizar el suministro de agua en la región de Cochabamaba en Bolivia, las masas respondieron en las calles, incluso con sus vidas, terminando finalmente por frenar la privatización y expulsando a la multinacional del país. Ese es el ejemplo al que deben mirar las direcciones sindicales, y en el que se deben inspirar los trabajadores del Estado español.
¡¡QUE LA CRISIS LA PAGUEN LOS CAPITALISTAS!!