Pablo Alcántara Pérez · Sindicato de Estudiantes / Izquierda Revolucionaria Madrid
El pasado martes, el presidente Zelensky comparecía ante el Congreso comparando lo que está ocurriendo en Ucrania con la lucha antifascista de los obreros españoles durante los años 30, refiriéndose al bombardeo de Gernika perpetrado por los nazis en 1937. Además lo hizo recibiendo una ovación de la práctica totalidad de los diputados, de la que solo se desmarcaron políticamente la CUP y el BNG.
Lo que se vivió en el Parlamento fue una manipulación completa y un auténtico insulto para las víctimas del franquismo. Que los herederos políticos del régimen de la dictadura, tanto Vox como el PP - que se han negado a condenar los asesinatos, torturas y penas de prisión del franquismo -, aplaudieran a rabiar las palabras de Zelensky lo dice todo.
Pero resulta aún más lamentable ver como arrastran junto a ellos, ya no al PSOE, que se sigue negando a investigar los crímenes del franquismo, sino a la gran mayoría de la izquierda parlamentaria, empezando por UP y continuando por ERC o EH Bildu.
Desde el Sindicato de Estudiantes nos hemos opuesto desde el principio a la invasión imperialista de Ucrania por parte del régimen de Putin, pero eso no significa aplaudir y ponernos del lado de Zelensky y su Gobierno reaccionario, del Batallón Azov, de la OTAN o del imperialismo norteamericano. Como hemos señalado, nos encontramos ante una guerra interimperialista reaccionaria por parte de ambos bandos donde los contendientes en pugna son Rusia, China, EEUU y la Unión Europea. ¡Que no nos cuenten cuentos!
Lecciones de la Revolución española
Tras el fracaso del golpe fascista de los militares en julio de 1936, se desató una profunda revolución social que puso en marcha la colectivización de la tierra y de las fábricas bajo el control de los campesinos pobres y los trabajadores, que creó milicias obreras, tribunales y comités revolucionarios poniendo los cimientos para transformar la sociedad en líneas socialistas. Frente a ello, la burguesía y las fuerzas de la reacción, militares, curas, y las escuadrillas de Falange, se pusieron manos a la obra para ahogar en sangre este proceso de emancipación, fusilando a decenas de miles de personas en pocos días (como en la terrible matanza de Badajoz), y llamando públicamente a violar a las “rojas”[i].
En este contexto se enmarca el bombardeo de Gernika. Una pequeña población, que carecía de objetivos militares, pero que era un símbolo del pueblo vasco y que fue cruelmente atacada, como días antes ocurrió con Durango. Murieron más de 200 personas, miles fueron heridas, y más del 70% de la ciudad quedó destruida. Todo ello por la Legión Cóndor, emblema de la aviación nazi, apoyada por escuadrillas fascistas italianas y el Ejército franquista.
A diferencia de lo que ocurre hoy con Ucrania, donde las potencias pugnan por el control de áreas de influencia, materias primas o rutas comerciales a costa del sufrimiento del pueblo ucraniano; la Revolución española no recibió armas, solidaridad ni apoyo alguno de los “democráticos” Gobiernos de EEUU, Gran Bretaña o Francia, que sí ayudaron y surtieron a Franco con petróleo, dinero y otros recursos. Por supuesto esto no fue ningún error, sino una política consciente contra una revolución obrera que amenazaba también sus intereses capitalistas.
¿Qué tiene que ver la revolución socialista de los años 30, donde los oprimidos se levantaron en armas contra el fascismo y por la expropiación a los capitalistas con lo que vivimos actualmente en Ucrania? ¿Qué tienen que ver la Columna Durruti o los soldados del Ejército Popular Republicano y las Brigadas Internacionales con los mercenarios fascistas que recluta Zelenski por toda Europa?
Es un auténtico insulto para la memoria de los jóvenes y trabajadores que se alzaron contra el franquismo escuchar cómo se refiere a Gernika el presidente Zelensky, el mismo que ha integrado en el aparato del Estado y el ejército, y armado hasta los dientes, a grupos nazis y de extrema derecha como el Batallón Azov, que utilizan la misma simbología de aquellos nazis que arrasaron la localidad de Gernika.
La memoria histórica y el cinismo de Pedro Sánchez
En su apoyo entusiasta a Zelensky, Pedro Sánchez declaró que iba a perseguir a Putin por “crímenes de lesa humanidad”. ¡Qué completo cinismo! El mismo que cierra los ojos frente a los crímenes contra el pueblo saharaui por parte del sátrapa marroquí o que sigue negándose a que se juzguen los crímenes de la dictadura. No tiene que irse muy lejos para perseguir violaciones de derechos humanos.
El bombardeo de Gernika causó más de 200 muertos, pero solo en la postguerra entre fusilamientos y muertes en los campos de concentración franquistas, se estima que murieron 150.000 personas. Si Pedro Sánchez quiere perseguir “crímenes de lesa humanidad", ¿por qué se sigue negando a derogar una Ley de Amnistía que impide juzgar los “crímenes de lesa humanidad” de la dictadura franquista?
También Unidas Podemos y la mayoría de la izquierda parlamentaria han capitulado ante esta nauseabunda campaña de militarismo otantista. Yolanda Díaz no dudo en elogiar a Zelensky por utilizar el ejemplo de Gernika como un gesto “con la memoria democrática de nuestro pueblo” y símbolo de “la paz y la democracia”. ¿Pero qué paz y democracia van a defender quienes son meros representantes de la OTAN y del imperialismo norteamericano en sus pugnas imperialistas a costa de su propio pueblo?
Desde el Sindicato de Estudiantes luchamos incondicionalmente por los derechos nacionales y democráticos de la nación ucraniana, aplastados históricamente por el imperialismo zarista y el estalinismo. Nos oponemos a la agresión imperialista de Putin y exigimos la salida inmediata de sus tropas. Pero no nos hacemos la falsa ilusión, reaccionaria, de que estos derechos se puedan lograr bajo el Gobierno de Zelenski y su ejército, que actúan como un mero apéndice del imperialismo norteamericano.
Estamos junto al pueblo ucraniano, que está sufriendo el horror de la guerra y los bombardeos. Pero la alternativa no es apoyar a uno de los bandidos imperialistas, a Putin o a la OTAN, y menos permitir que se manipule nuestra memoria histórica y se utilice a las víctimas del genocidio franquista. Y eso es lo que hicieron, desgraciadamente, al sumarse a ese aplauso los diputados de UP, ERC, EH Bildu o Más País.
¡Ni Putin ni Otan! ¡No a la guerra imperialista!
[i] Así lo hizo el general Queipo de Llano desde Unión Radio Sevilla durante toda la Guerra Civil, con el objetivo de sembrar el terror absoluto.