¡La justicia patriarcal derrotada!
La noche del 18 de septiembre la noticia saltaba a los medios. Tras un día de deliberación el veredicto unánime del jurado popular era demoledor: la muerte de Paz fue un asesinato cometido de forma “deliberada, consciente e intencionadamente, eliminando toda posibilidad de defensa de su víctima”. A continuación la fiscalía, que hasta 24 horas antes se había negado a reconocer como asesinato el crimen contra Paz, cambiaba su petición de 15 a 21 años de cárcel, la abogacía del Estado hacía lo mismo y el abogado defensor del asesino, que hasta el día anterior defendía su libre absolución, pedía la mínima para este delito, 20 años.
A falta de conocer la pena que imponga el juez en su sentencia (que podrá oscilar entre los 20 y los 25 años), hay una cosa bien clara: ¡hemos ganado! Gracias a la movilización hemos doblegado a esta justicia patriarcal; el criterio de la fiscalía, que calificaba el crimen como homicidio, ha quedado totalmente desacreditado. Es una victoria sin paliativos del tremendo movimiento que, en las últimas semanas miles de personas hemos desplegado exigiendo Justicia para Paz, el fin el la violencia machista y de la justicia patriarcal.
Una campaña de lucha que ha estado muy presente en la sala del juzgado
Tras semanas de preparación, el lunes 14, primer día del juicio, arrancaba una semana de movilizaciones con una nutrida concentración de decenas de mujeres y hombres frente a los juzgados. Le han seguido ruedas de prensa, pegada de miles de carteles, reparto de hojas, recogida de firmas.
Así mismo, durante el mes de agosto y los primeros días de septiembre llegaron al juzgado miles de resoluciones exigiendo que al criminal se le juzgase por asesinato. El jueves, último día antes del fin del juicio, cientos de personas, vecinas y vecinos de Gijón, representantes de colectivos feministas, sindicatos y organizaciones de la izquierda, pusimos el broche de oro a la campaña y recorrimos las calles de nuestra ciudad al grito de Justicia para Paz, en una vibrante manifestación que acabó llenando la explanada frente a los juzgados.
Durante estos días también hemos tenido que asistir una vez más al desprecio, el maltrato y la crueldad del aparato judicial hacia la familia de Paz. Un aparato judicial heredado del franquismo para el que no es suficiente con el escarnio y la criminalización a la que someten a las mujeres asesinadas o agredidas y sus familias cuando dan el paso de denunciar en este caso un asesinato. Tienen que martirizarlas, revictimizarlas durante los juicios, hacerlas pasar otra vez por un auténtico túnel del horror, sin permitir que sean acompañadas y apoyadas cuando la presión es insoportable y los sentimientos se desbordan al tener que enfrentarse solas a declarar frente al asesino y ante aquellos que, desde dentro del aparato judicial, le amparan.
Por todas ellas, y por todas las jóvenes y mujeres trabajadoras que sufrimos la opresión de este sistema, de su justicia y la violencia que genera sobre nosotras, gritamos bien alto ¡Machistas culpables, sistema responsable!
A lo largo de estas semanas hemos sido el grito de las que ya no están y de todas las mujeres que durante el confinamiento han estado encerradas con sus maltratadores.
Recordamos a Lorena Dacuña asesinada en el barrio de la Calzada hace meses; a Susana Criado asesinada este pasado fin de semana en Oviedo; a la mujer agredida y amenazada de muerte con un cuchillo por su pareja en el barrio de Pumarín.
A ellas les decimos ¡No estáis solas! Hemos sido la voz de todas ellas, porque si nos tocan a una, ¡respondemos todas!
Ese fue el mensaje transmitido con el saludo que dieron las trabajadoras del SAD, los compañeros del Sindicato de Estudiantes, de la Asociación Carla Vive y las compañeras de la Comisión 8M en la manifestación del jueves 17.
El movimiento feminista ha vuelto a mostrar su enorme fuerza adquirida, reforzada y manifestada estos últimos años llenando las calles denunciando esta justicia franquista y clasista a la que le importa muy poco las vidas de las mujeres humildes, sin recursos, precarizadas, las mujeres de las familias trabajadoras.
También denunciamos alto y claro una vez más a este sistema cómplice, y por tanto también responsable, de la violencia machista, de los crímenes contra nosotras, con sus sentencias infames que dan alas a nuestros agresores: el asesinato de Paz se pudo cometer porque su asesino, a pesar de tener antecedentes de violencia machista y haber incumplido en numerosas ocasiones órdenes de alejamiento estaba en la calle porque la justicia patriarcal lo permitió.
La lucha sirve. La lucha es el único camino
Al final de la manifestación, volvimos a advertir que si de este juicio salía una sentencia infame que no reconociese el asesinato de Paz, los responsables de los actos que el asesino pudiera cometer si salía a la calle serían también ellos, los jueces, fiscales y abogacía del Estado. Siendo también culpables de las consecuencias de este nuevo mensaje de impunidad que se trasladaría a los maltratadores y agresores.
Ha sido el jurado popular el que ha reconocido nuestro grito y nuestra voz, esa voz que nadie más dentro de esa sala, salvo las acusaciones y la familia de la víctima ha defendido. Ahora se apresuran a cambiar sus conclusiones porque han quedado en evidencia, pero no nos engañan, hemos ganado, les hemos obligado.
Hemos peleado por Paz, que murió a manos de su asesino por ser una mujer libre, que luchó por su vida hasta el último minuto. Hoy ella ya no está, pero nosotras sí y le hemos devuelto la dignidad y conquistado en las calles la justicia que durante dos años y medio se le ha negado. Gracias a todos y a todas, a los colectivos feministas, a los sindicatos, a las organizaciones de la izquierda que habéis apoyado y a los miles y miles que habéis mandado vuestras resoluciones de apoyo al juzgado y os habéis movilizado en las calles con nosotras, desafiando al asesino y al aparato judicial machista y reaccionario.
Nos tienen miedo, y por eso nos golpean una y otra vez; pero somos mujeres libres y ¡no les tenemos miedo! Este fue el mensaje que trasmitió, nuestra compañera Graciela, hermana de Paz al terminar la manifestación y antes de que el grupo de música en el que cantaba Paz cerrase con su música una jornada de lucha inolvidable.
Tienen razones para temernos, somos poderosas y vamos a seguir luchando y con nuestra fuerza vamos a barrer el machismo y a esta justicia heredera de la dictadura que nos pretende devolver a las cuatro paredes de nuestra casa, al sufrimiento, la represión y el dolor.
Nos quieren sumisas pero nos tienen luchando. Que se escuche bien alto nuestro grito. Hemos vencido, hemos ganado esta batalla y con fuerzas renovadas continuamos la lucha para acabar con este sistema podrido y construir un mundo sin violencia machista y en el que seamos totalmente libres.
¡Hemos conseguido justicia para Paz!
La lucha sirve, la lucha sigue