Dicho esto, por lo que ha transcendido a la prensa del documento tiene
un objetivo claro: que la universidad sea accesible para los hijos de
los trabajadores es algo muy costoso y por lo tanto hay que
solucionarlo. ¿Cómo? Incrementando los precios de las matrículas
todavía más. A medio plazo lo que se busca es que las tasas se acerquen
más al coste del estudiante. Especialmente se quiere penalizar las
segundas y terceras matrículas. Según El País, la idea es que el precio
de la segunda matrícula sea casi 5 veces mayor que la primera, y la
tercera casi 10 veces más. “Así, por ejemplo, la asignatura más cara de
la carrera de Derecho en la Autónoma de Madrid vale ahora la primera
vez 80 euros, la segunda, 95 y la tercera, 135. Aplicándole los
porcentajes propuestos en el nuevo informe, en 2015 costaría en torno a
330 euros la segunda matrícula y la tercera, 660.(ii)” Estos aumentos
empezarían a aplicarse a partir del curso 2011-2012.
El efecto que tendrían estas reformas de implantarse sería muy claro,
desmotivar rápidamente a los alumnos que no puedan dedicar
absolutamente todo su tiempo a estudiar, que tengan más dificultades, o
que estén en una carrera con un porcentaje de suspensos mayor (como por
ejemplo, las ingenierías). Un alumno que se vea en la tesitura de pagar
más de 600€ por una sola asignatura, más el resto de las que tenga que
matricularse, probablemente abandone la universidad. Es más, por esa
cantidad, ¡hace unos años podrías matricularte de un curso completo!
Por si esto fuera poco, se plantea crear unas nuevas "normas de
permanencia", entre las que se encontraría contar la convocatoria de
examen aunque uno no se presentase, tal y como ya ocurre en algunas
universidades como la Carlos III de Madrid.
El principal argumento que esgrimen los que quieren incrementar el
precio de la matrícula es que la mayoría de los jóvenes van a la
universidad a pasar el tiempo en la cafetería o directamente se quedan
durmiendo en casa, por lo que no deberíamos subvencionar a un puñado de
vagos. Sin embargo, los datos del Ministerio de Educación van en otra
dirección. El 47% de los graduados tiene menos de 25 años, y hay que
tener en cuenta que no todos los estudiantes empiezan la carrera con 18
años y que el 32,6% de los estudiantes compatibilizan trabajos y
estudio (iii). Además el argumento de los “vagos” como motivo para subir las
matrículas no se sostiene. Si lo único que hacen es pagar la matrícula
y luego pasar por clase ¿qué coste le suponen a la universidad?
Ninguno.
A todo esto se añade la restructuración de las carreras. Desde el punto de
vista del ministerio no se reduce suficientemente la oferta de
titulaciones con la aplicación de los Planes de Bolonia. Para ellos
sobran carreras y no sólo eso, también sobran profesores. Su
alternativa pasa por recortar titulaciones "allí donde no haya demanda
suficiente". Y para los profesores sobrantes, entre otras cosas,
prejubilaciones.
El mismo gobierno que está planteando alargar la edad
de jubilación a los 67 años tiene la desfachatez de pensar en
prejubilaciones para profesores universitarios. Desde el punto de vista
del mercado y de los empresarios sobran carreras, profesores e incluso
universidades enteras, pero no desde el punto de vista de los intereses
sociales. Para los trabajadores no sobra un solo licenciado mientras
haya necesidades sociales sin cubrir: sanidad, educación, vivienda
asequible...
Todo esto no son más que excusas para ocultar la razón de fondo. Lo que
se busca es expulsar masivamente a los hijos de los trabajadores de la
universidad, que es la razón de ser de los Planes de Bolonia.
Matrículas más caras ¿y más becas?
Desde el Gobierno se dice que la contrapartida a esta subida de tasas sería un nuevo sistema de becas y ayudas para garantizar que nadie se queda sin estudiar por motivos económicos. Sorprendentemente, uno de los objetivos de la nueva política de becas es garantizar “ayuda independientemente de la situación social y económica”. Es decir, justo lo contrario de una beca.
Pero desglosando los tipos de becas que se proponen, ahí descubrimos la letra pequeña:
En primer lugar se plantea un incremento de las “becas-salario” de los
6.250 euros actuales a 6.500 o en el mejor caso 7.000 en 2015. En
primer lugar hay que dejar claro que esa cantidad es totalmente
insuficiente para cubrir los gastos de estudiar todo un año. Desde el
Sindicato de Estudiantes defendemos una auténtica beca-salario de 900€
al mes, que es lo que realmente garantizaría no tener presiones
económicas a la hora de afrontar los estudios. Pero lo más sangrante no
es eso, sino los requisitos que se piden para acceder a estas
"becas-salario". Sólo podrán acceder a ellas las familias que no
superen un umbral de renta de 13.557 euros calculado para una familia
de 4 miembros. Es decir, sólo puedes acceder a esta ayuda si estás en
una familia mileurista, que no son precisamente los que llegan a la
universidad, ya que las presiones para empezar a trabajar a partir de
los 16 son muy altas.
Las familias cuya renta no llegue a los 30.287 euros podrán solicitar
una beca general de 1.400 euros, con la que se supone que deben hacer
frente a todos los gastos del curso lectivo, y podrán pedir la beca de
movilidad.
Por otro lado, se propone que las familias con más de 30.287 euros
también puedan pedir becas, consistentes en la exención de matrícula y
también podrán pedir las becas de movilidad, y las que tengan hasta
38.831 euros podrán tener matrícula gratuita. Es absolutamente
escandaloso que el dinero que debería ir para ayudar a las familias
obreras con más problemas vaya a acabar destinado a pagar las
matrículas de gente que no tiene que hacer ningún sacrificio para ir a
la universidad. Los planes del Gobierno son un empezar a implantar este
sistema a partir del curso 2010-2011, y que esté plenamente en vigor a
partir del año 2015.
¿Y de dónde va a salir ese dinero para becas? En el documento se
plantea que sería necesario un aumento del presupuesto en universidad
pública, del 1,2% actual al 1,5% del PIB a "medio plazo", y a renglón
seguido se reconoce que la situación económica no es muy favorable y
que por lo tanto se tardará en hacer ese esfuerzo. Es decir,
contrarreformas para hoy y ya veremos cuándo podemos dar más dinero
para la educación pública, pese a que el Estado español está a la cola
de la UE. En el mejor de los casos no es más que una buena intención.
Cuando los bancos presentaron problemas, en pocas semanas se
movilizaron 150.000 millones de euros para garantizar la seguridad de
los grandes banqueros, sin embargo, cuando se trata de educación,
sanidad... la canción suena muy distinta. Ante esa cantidad, los 8.400
millones que serían necesarios para modernizar la universidad son
calderilla. O comparados con los 7.000 millones que costó el rescate de
Caja Castilla-La Mancha, los 1.200 millones de euros que harían falta
para alcanzar un 40% de becados (la media de la UE) no son ni la sexta
parte.
La realidad actual es muy distinta. El Estado español invierte un 0,08%
del PIB en becas, mientras que la media de la OCDE (Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económico, el grupo de los 31 países más
ricos del planeta) es del 0,27%, es decir, sólo estamos por delante de
Polonia, México y la República Checa. Y países como Finlandia invierten
cuatro veces más, el 0,32% del PIB, o Austria (0,37%) . La solución que
da el Gobierno para acercarnos al 0,2% en el año 2015 es aumentar el
número de becas-préstamo, que no son becas, ya que tienes que devolver
ese dinero al acabar la carrera. Esto confirma lo que ya dijimos en su
momento cuando se empezaron a aplicar los Planes de Bolonia: los
créditos van a ir desplazando progresivamente a las becas,
especialmente en lo que se refiere a posgrados (ya en el pasado curso
se dieron 15 millones en becas para posgrados y máster frente a 74
millones en becas-crédito)(iv)
Por otro lado, pretenden hacernos creer que van a aumentar el
presupuesto en los próximos años, cuando la realidad va a ser la
contraria. Si no han aprovechado los años de boom económico para
incrementar el gasto público de forma significativa, mucho menos
crecerá ahora que, tras los multimillonarios planes de salvamento de la
banca, el déficit público está disparado. Lo que nos espera en los
próximos años son recortes sociales y "presupuestos austeros", no más
becas.
Pero el documento no se queda sólo la política de becas. En lo que se
refiere a la financiación de las universidades, se planteó la
financiación por resultados, lo que redundará en crear universidades de
primera y de segunda. No contentos con eso, también proponen “abrir el
debate” sobre la financiación pública de las universidades privadas.
Los jóvenes y los trabajadores no pusimos al PSOE en el poder para que
destinasen el (escaso) dinero de las becas a los que no las necesitan
ni para que crease una universidad elitista al servicio de unos pocos.
Pusimos al PSOE en el poder para que derogase la LOU y garantizase una
educación pública, laica y de calidad para los hijos de los
trabajadores. Desde luego este documento de "reflexiones" no va por ese
camino, y el Ministro debería reflexionar seriamente sobre si quiere
llevarlo a cabo, porque volver a tener a los hijos de los trabajadores
frente a él.
¡El hijo del obrero a la universidad!
¡7% del PIB para la educación pública!
¡Universidad pública y gratuita!
¡Ni LOU ni Planes de Bolonia!
(i) Estadística de Precios Públicos Universitarios 2009/2010 y 2008/2009. Ministerio de Educación.
(ii) El País, 25/01/2010
(iii) Datos y cifras del sistema universitario. Curso 2009/2010. Ministerio de Educación.
(iv) Education at Glance 2009. OCDE