Los pasados 5, 6 y 7 de febrero millones de jóvenes apoyaron el llamamiento hecho por el Sindicato de Estudiantes para defender la enseñanza pública de aquellos que pretenden devolvernos al sistema educativo de los años 50. Un 90% de los jóvenes de 3º y 4º de la ESO, Bachillerato y Formación Profesional secundaron la huelga de 72 horas convocada por nuestra organización en todo el Estado de una forma arrolladora, y cientos de miles salieron a las calles en más de 120 manifestaciones.
Desde el comienzo de este curso, los estudiantes hijos de trabajadores nos hemos movilizado masivamente para evitar el peor ataque a la educación pública de la historia reciente, el que pretende llevar a cabo con la LOMCE el gobierno del Partido Popular. La respuesta de estudiantes, profesores y padres, ya en la primera semana de lucha que el Sindicato de Estudiantes convocó en el mes de octubre con 72 horas de huelga, fue una demostración de fuerza tremenda que tuvo como efecto, entre otros, que los ataques a la educación fueran masivamente conocidos, y que la fatídica contrarreforma que quieren imponernos haya tenido que ser retrasada una y otra vez.
En esta ocasión, con la segunda semana de lucha en defensa de la educación pública, la extensión de las manifestaciones y el calado de la huelga han vuelto a ratificar la oposición masiva de la juventud a esta ley. Los jóvenes hemos dicho alto y claro que no vamos a aceptar sin más que se lleve adelante el desmantelamiento de la educación pública para beneficio de unos cuantos empresarios del ramo educativo, dejando ante nosotros un futuro de mayor precariedad e inestabilidad laboral del que ya vivimos actualmente. Hemos dicho con rotundidad ¡No a la implantación de las reválidas franquistas, no a los itinerarios segregadores y clasistas, no a la discriminación por razón de sexo, no a las selectividades económicas y académicas para acceder a la FP de Grado Superior y a la Universidad!
Preparando la huelga: asambleas, comités de lucha y piquetes
La respuesta estudiantil ha conseguido sin duda trascender las paredes de nuestros centros de estudio y penetrar en el conjunto de la opinión pública. Precisamente esa es una de las claves para lograr tumbar esta aberrante ley educativa, y por eso mismo desde el Sindicato de Estudiantes impulsamos asambleas estudiantiles en más de 2.000 institutos de enseñanza secundaria, organizamos más de 750 comités de huelga, y realizamos cientos de piquetes informativos que recorrieron las calles, barrios y ciudades de todo el Estado con miles de jóvenes participando en ellos para explicar al conjunto de la población nuestros motivos para ir a la huelga. Durante ese día repartimos propaganda y pedimos apoyo económico a nuestra lucha en hospitales, centros de salud, paradas de metro y autobús, mercados, bares y restaurantes, así como en diferentes puntos neurálgicos de ciudades y localidades. Las imágenes de jóvenes repartiendo miles de hojas informativas, carteles y pegatinas, llamando a la solidaridad y a participar activamente en la lucha en defensa de la educación pública se sucedieron a lo largo del 5 de febrero, primera jornada de huelga.
Malas noticias para Wert y su Ministerio: la huelga es un éxito rotundo
El impacto de la huelga estudiantil estaba siendo tan fuerte que desde el Ministerio de Educación no tardaron en salir a la palestra para tratar de contrarrestar el éxito de la convocatoria y ofrecer sus habituales cifras falsas de seguimiento y valoraciones varias. Sin embargo, el contenido escueto de las declaraciones y comunicados se convirtieron en una prueba más del éxito de la movilización, y las ridículas cifras de seguimiento ofrecidas, un 17,20%, no hacían más que poner en cuestión al propio Ministerio, sobre todo cuando desde la Consejería de Educación de Andalucía se ofrecían cifras de seguimiento cercanas al 70%, en el País Valenciano la Conselleria d’Educació, del Partido Popular, hablaba de un seguimiento superior al 40%, la Xunta de Galicia confesaba que no había hecho recopilación de datos alguna, y diferentes directores de institutos de Asturias hablaban públicamente de un seguimiento del 90% en sus centros. Una vez más el Ministerio de Educación quedaba a la altura del Ministerio de Información y Propaganda que existía bajo la dictadura franquista, que ante cualquier movilización, de la juventud o de los trabajadores, simplemente se limitaba a negar la existencia de la misma. Las malas noticias para Wert y su ministerio son que hagan lo que hagan no consiguen engañar a nadie. La huelga fue un éxito rotundo.
En el mes de octubre, durante la primera semana de lucha, el ministro Wert demostró ante las cámaras de televisión que, cuando desde el Sindicato de Estudiantes decimos que es un ministro nostálgico del franquismo, no exageramos ni un ápice. Su intención de “españolizar a los estudiantes catalanes” entonces o de comparar a los padres con terroristas por apoyar la huelga, dejó ver muy a las claras el carácter del ministro y de su reforma, y también animaron a miles de personas a salir a las calles para contestarle. En esta ocasión, al ministro parece que se lo ha tragado la tierra.
La celebración de manifestaciones hasta en las localidades y pueblos más recónditos del Estado ha sido otra demostración del calado histórico de esta protesta juvenil ¡El día 6 de febrero, en la segunda jornada de huelga, más de 200.000 estudiantes tomamos las calles! En Madrid más de 40.000 estudiantes abarrotamos la calle Atocha y la Puerta del Sol; en Barcelona más de 20.000; en las capitales y ciudades gallegas cerca de 20.000; en Andalucía hemos salido a las calles más de 30.000 jóvenes; en Zaragoza más de 4.000 y miles en todo Aragón; en el País Valencià más de 15.000. A ello hay que sumar miles más en Extremadura, Canarias, Asturias, Euskadi, Nafarroa, Canarias…
Desde luego, la imposición de esta contrarreforma franquista en la educación no fue el único de los puntos que estuvieron presentes en la protesta a nivel estatal. Todos los ataques del PP a los servicios públicos, la sanidad y la educación, pero también la reforma laboral se sumaron a las consignas que decenas de miles de jóvenes coreaban en las manifestaciones. De hecho, la revelación del escándalo de los sobres de Bárcenas, el saqueo de las finanzas públicas y la supuesta financiación ilegal del Partido Popular, provocó una indignación tremenda entre la clase obrera y la juventud que se dejó notar en las movilizaciones. El mayor escándalo de corrupción en cuatro décadas puso de manifiesto el verdadero rostro de un gobierno que sólo sabe pedir sacrificios, y aprobar recortes y ataques a nuestras condiciones de vida para “que todos juntos salgamos de la crisis”, cuando lo que en realidad hace es trasvasar miles de millones de euros de dinero público a los mismos banqueros y poderes financieros responsables de la actual crisis económica, y sus dirigentes, según los periódicos, se llevan sobresueldos mensuales de miles de euros.
¡Vuestros sobres, nuestros recortes! ¡El gobierno del PP tiene que dimitir!
Desde el Sindicato de Estudiantes, tomamos este escándalo con toda la importancia que tiene. Por eso añadimos una importante reivindicación a nuestras demandas: ya no sólo queremos que dimita el ministro Wert, que retire la LOMCE, readmita a las decenas de miles de profesores despedidos y devuelva los 5.000 millones de euros que han robado a la escuela pública; ahora, al calor del escándalo de Bárcenas, pedimos la dimisión en bloque de todo el gobierno del PP. Es un gobierno que ha perdido toda la credibilidad y legitimidad y por eso se tiene que ir.
El sentir generalizado de esta reivindicación se notó en todas las acciones y manifestaciones de la semana de lucha. Consignas como “Rajoy y Cospedal a Soto del Real”, “Vuestros sobres, nuestros recortes” o “Si tienes cojones convoca elecciones” dejaban claro que el PP no puede engañar ya a nadie. Ha quedado completamente claro que es el gobierno de los ricos, los grandes empresarios y banqueros y que “las propinas” que reciben precisamente de éstos están muy bien invertidas. El paro juvenil del que tanto hablan o el drama de los desahucios no les preocupa lo más mínimo mientras puedan tener a salvo sus fortunas millonarias en cuentas suizas.
A la vista está que este Gobierno sólo entiende un lenguaje y es el de la movilización y la lucha en las calles. Por eso, una demanda que desde el Sindicato de Estudiantes hacemos a los dirigentes de CCOO, UGT y a la izquierda política es que se tienen que poner a la cabeza del clamor social para que este gobierno dimita, y que la única forma de hacerlo es en las calles, convocando una huelga general para exigir la dimisión del gobierno del PP. No queremos ningún recambio de individuos dentro de la misma manzana podrida, como pide Rubalcaba. El hecho de que Esperanza Aguirre ya se haya ofrecido a “regenerar el partido” da buena cuenta del tipo de “regeneración” que puede salir de ahí. Nosotros pedimos que se vayan y que se pueda votar a un gobierno de izquierdas que revierta todos los ataques que hemos sufrido a manos del PP. Si CCOO y UGT, si la izquierda, unida a los movimientos sociales, convocáramos la huelga general para exigir la dimisión del gobierno, tendríamos un efecto demoledor, el apoyo masivo de la población y el PP no resistiría en el gobierno ni un segundo más.
Ladran, luego cabalgamos
La simpatía con la que estas reivindicaciones han sido recibidas por el conjunto de la clase trabajadora es algo que ha provocado una enorme preocupación en el gobierno, que teme el contagio más allá del movimiento estudiantil.
Aunque en esta ocasión el ministro Wert haya mantenido distancia y un silencio llamativo frente a la huelga, la “comedida” Monserrat Gomendio, secretaria de Estado de Educación, sí ha salido en Los desayunos de TVE, tras las 72 de huelga, para decir que los jóvenes del Sindicato de Estudiantes somos “radicales y extremistas”. Si la derecha, tanto el gobierno como sus plumíferos a sueldo, atacan al Sindicato de Estudiantes es por el éxito de la huelga y el apoyo que nuestras reivindicaciones han recabado de la mayoría de la población.
De la misma forma que intentaron criminalizar al 15-M, a los mineros, a los empleados públicos, a quienes defendemos la sanidad pública, ahora nos toca de nuevo a nosotros. No ha sido la primera vez que desde la derecha mediática se responde al éxito de la movilización con titulares y “noticias” histéricas y desesperadas. Como ya sucediera en febrero y mayo de 2012 con las famosas portadas de La Razón contra nuestra organización justo cuando el Sindicato de Estudiantes llamó a la huelga en solidaridad con los estudiantes valencianos apaleados por la policía, o cuando convocamos una jornada de lucha contra el recorte de 3.000 millones de euros a la enseñanza pública, ahora nos toca escuchar de nuevo su campaña rabiosa. Si eso es todo lo que pueden hacer para detener la lucha de jóvenes y trabajadores están perdidos. Sabemos muy bien que estos medios de comunicación obedecen a las órdenes de sus propietarios, personas con nombres y apellidos e intereses muy concretos: la de los privilegiados de siempre, la de los mismos que nos han metido en esta crisis y que roban a manos llenas. Si nos atacan es porque nos temen: ¡Ladran, luego cabalgamos!
¡Sí se puede! ¡Por una huelga general de 72 horas de profesores, padres y estudiantes!
La experiencia de esta segunda semana de lucha ha sido muy clara: la oposición a la reforma franquista de Wert es masiva. Así lo hemos visto en todo el Estado, donde los estudiantes no hemos estado solos: hemos recibido el apoyo entusiasta de nuestros profesores y nuestros padres, que incluso en algunas zonas como Santiago de Compostela y Andalucía han llamado a la lucha activa por medio de la convocatoria de huelga de padres los días 6 y 7 de febrero respectivamente e incluso de los profesores, con el paro de dos horas convocado el día 7 por CCOO y UGT, también en toda Andalucía. Los argumentos por parte de algunos dirigentes sindicales que hablan del enorme cansancio y desánimo entre los trabajadores de la enseñanza no son más que una excusa que nada tiene que ver con la realidad. Lejos de desánimo y escepticismo, lo que hemos visto entre los padres y los profesores es que tanto en la primera semana de lucha de octubre como en esta segunda semana, las movilizaciones de los estudiantes han sido un soplo de aire fresco que les ha dado fuerzas redobladas para continuar defendiendo la enseñanza publica y confianza en que esta lucha se puede ganar.
Por eso, desde el Sindicato de Estudiantes, que entendemos que el golpe de gracia a esta reforma clasista sólo puede venir de la mano de la movilización contundente de toda la comunidad educativa, vamos a seguir trabajando para llevarla a cabo. CCOO, UGT, STEs, CGT, la CEAPA, deben dar el cauce para que nuestros profesores, madres y padres puedan sumarse a la lucha con más fuerza que nunca, convocando una huelga general de 72 horas de toda la comunidad educativa. Y la razón es clara: existe la fuerza y la voluntad para tumbar la LOMCE de una vez y para siempre.
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