Durante esta semana, al calor del debate en torno a la posibilidad de un Pacto Educativo, diversos medios de comunicación han recogido diariamente varios artículos así como entrevistas a miembros de la comunidad educativa.
Este es el caso, del diario El País, que ha publicado, en este orden, entrevistas a Cándida Martínez, Portavoz de Educación del PSOE en el Congreso, Juan. A. Gómez Trinidad, Portavoz de Educación del PP en el Congreso, Juan. A. Ojeda, Secretario General de Escuelas Católicas, Federico Gutiérrez Solana, Presidente de los rectores y, hoy mismo, a José Campos, Secretario General de Enseñanza de CCOO.
Entorno a este debate se han generado ya varios “lugares comunes”, que están siendo machaconamente repetidos y ensalzados en un claro intento de crear una opinión socialmente favorable a este Pacto. Sin embargo estos “lugares comunes” son únicamente un intento de crear confusión, ya que su relación con la realidad es escasa, o directamente inexistente. Esta confusión sólo beneficia a la derecha y a la patronal educativa.
La supuesta demanda social del Pacto.
La idea de que existe una “demanda social por el pacto” ha sido presentada por el Ministro Gabilondo como argumento central para su propuesta. Rápidamente ha sido asumida por todos los grupos políticos y, de una u otra forma, también los sindicatos y otras organizaciones se han hecho eco de una supuesta “creciente presión social a favor del Pacto para dar estabilidad al sistema educativo y evitar unos (también supuestos) continuos cambios en las leyes educativas”.
En primer lugar, respecto al argumento de evitar los constantes cambios en la legislación educativa, tenemos que decir que está siendo un argumento demagógicamente utilizado por la derecha, ya que, si bien este aspecto se podría haber mejorado en su momento, lo cierto es que en los 35 años posteriores al franquismo ha habido únicamente 5 leyes educativas. Donde sólo 2 de ellas (LODE y LOGSE) eran derogatorias respecto al sistema previo. Las otras tres simplemente eran desarrollos de las leyes existentes.
A estos cambios achaca la derecha el fracaso escolar en secundaria, sin embargo no menciona el problema de la inversión, que es realmente el determinante, ya que nunca se aplicó un plan de choque totalmente necesario para acabar con el lastre que a día de hoy se mantiene en la educación pública. Al contrario, mientras gobernó el PP se produjo un claro recorte en el dinero destinado a la educación pública.
La idea de una demanda social por el Pacto, es una gran tergiversación; lo que existe es una demanda social por la mejora del sistema educativo y la defensa de la educación pública. Eso sí que es una demanda social realmente existente, pero hacer entender, o dar por supuesto, que esta demanda se corresponden con este Pacto son dos cosas muy distintas.
"El derecho de las familias a la elección de centros"
Es una obligación de la izquierda desenmascarar este falso debate y cortar los argumentos que la derecha está utilizando demagógicamente para ampliar los conciertos. Lamentablemente, también aquí, el PSOE cede ante el Partido Popular, defendiendo, el propio Gabilondo, la idea de que educación pública y privada concertada formen parte de un mismo servicio educativo. No para integrar las escuelas concertadas existentes en el sistema público, sino abriendo las puertas a una mayor financiación para los empresarios de la privada concertada, ocultando a la vez el presupuesto real destinado a la escuela pública.
¿No hay ideología en la educación?
Otro lugar común es la idea, también lanzada por el Ministerio de Educación, y fervorosamente recogida por la derecha, de que es necesario “hacer educación dejando a un lado las ideologías”.
Aunque la derecha respalde insistentemente esta idea, no por ello deja de ser una auténtica falsedad de la que son perfectamente conscientes.
Tanto es así que todas la propuestas del Partido Popular pasan por aplicar su programa político: privatización de la educación, degradación de la educación pública (como demuestran allí donde gobiernan, como es el caso de Valencia, con 1.208 barracones haciendo las veces de aulas este curso), fomento de confesiones religiosas dentro de la educación (como sucede en Madrid con las constantes cesiones de suelo público para hacer colegios religiosos), trasvase de dinero público a manos de la patronal educativa (como hacen con el cheque escolar en educación infantil para favorecer la privada en lugar de construir centros públicos), leyes que recortan los derechos democráticos de los estudiantes (como sucede con las cartas de derechos y deberes en el País Vasco y Madrid), criminalización de la juventud con medidas para convertir a los profesores en policías (como pretenden con la Ley de Autoridad del Profesor), medidas nostálgicas (como la idea propuesta por Esperanza Aguirre para recuperar las tarimas en las aulas), para así recobrar el “espíritu de sacrificio y el esfuerzo” que había en las escuelas franquistas, etcétera. Este es el modelo educativo, “sin ideología”, que está proponiendo la derecha.
Frente a todos estos ataques la izquierda tiene otro modelo y reivindicaciones históricas: la igualdad de oportunidades en una red pública de calidad y gratuita, una escuela de carácter científico y aconfesional, una mayor inversión en todos los tramos educativos de la red pública, defensa de los derechos democráticos de los estudiantes, mejoras laborales del profesorado, reducción de ratios, etc.
Lamentablemente todas estas reivindicaciones no están siendo propuestas ni defendidas por el PSOE, lo que le lleva de cabeza a ceder clamorosamente ante el ideario del Partido Popular, renunciando en la práctica a las reivindicaciones de la izquierda, las de su base social.
Debido a la actitud de abandono de la educación pública en el discurso del gobierno del PSOE, es la derecha la que está rentabilizando políticamente el debate. A pesar de que sus intenciones de firmar el Pacto son más que dudosas, está utilizando esta situación como altavoz para aparecer constantemente en los medios de comunicación con las ideas demagógicas y reaccionarias que ya conocemos.
¿Qué esta detrás del debate entorno al Pacto Educativo?
Algunas declaraciones muy ilustrativas de las intenciones de la derecha
Para responder a esta pregunta son muy útiles las entrevistas aparecidas en los últimos días en la prensa. A través de ellas queda bastante claro las pretensiones de unos y otros respecto al Pacto. Pongamos algunos ejemplos:
Entre la demagogia del PP un argumento central es que pretenden combatir el fracaso escolar fruto, según ellos, del sistema educativo que en los últimos 20 años ha hecho, en palabras textuales del Portavoz de Educación del PP en el Congreso, que “se ridiculice el sistema de los sesenta y setenta, como memorístico, autoritario”, esta afirmación es una auténtica declaración de principios del PP, que le pone firmemente en su sitio, en la defensa del sistema educativo de la dictadura.
Desde la derecha se plantea que hay que reformar la ESO, quitándole un año, y ampliando el bachillerato un curso, segregando y expulsando a aquellos con más dificultades del sistema educativo y lanzándolos al mercado laboral con una formación precaria. Las palabras del Portavoz de Educación del PP en el Congreso son claras respecto al papel que tiene que cumplir la educación obligatoria, cuando dice; “yo creo que la cultura que se tiene que conseguir en 4º de la ESO es para poder moverse, es decir, lo que es una alfabetización básica, que se sepa leer, etc. […] un chaval de la ESO no tiene por qué salir conociendo las estructuras políticas o una profundización de la historia que sí se tiene en el bachillerato”.
Para el PP, como siempre ha defendido, con que un joven de barrio obrero sepa leer y escribir es más que suficiente.¡Esta es la verdadera filosofía de fondo que, lamentablemente, el PSOE recoge con su propuesta de itinerarios a partir de 4º de la ESO! Si el PP no está dando saltos de alegría con las propuestas que aparecen en el pacto es porque le parece poco, ya que para la derecha debería ser en 3º de la ESO, ¡con 13-14 años! donde comience la selección del alumnado.
Lo que tenemos que defender desde la izquierda es una política de inversión para reducir las ratios y aumentar los apoyos, nada de expulsar a los que tienen más dificultades a través de itinerarios segregadores.
También a través de las entrevistas quedan meridianamente claros los intereses de la patronal de la privada-concertada por boca del Secretario General de Escuelas Católicas, cuando afirma que lo que ellos piden al Pacto es que “los conciertos estén legislativamente regulados y no puedan quedar a la interpretación del gobierno de turno, ni de las comunidades autónomas”, es decir, más privatización y más recursos a la concertada para que las cuotas que alcanzan allí donde gobierna la derecha se amplíen a todo el estado de manera permanente. Y es que, como toda patronal, el beneficio empresarial es lo que les interesa, ni la mejora de la educación ni nada semejante, dinero, dinero y más dinero, todo lo demás es secundario, y así lo ratifican cuando dicen: “no creemos que haya otros planteamientos, que aluden a veces desde el PP o sectores más radicalizados, como por ejemplo el tema lingüístico, que creo que ya está bastante aclarado y superado”.
Igual que sucedió con la LOE, por un lado está la agitación política y demagógica del Partido Popular con sus cálculos electorales, con temas como “la defensa del castellano” y demás, pero por otro lado están los intereses económicos inmediatos de la patronal educativa, por eso no deberá extrañarnos que la patronal educativa firme el Pacto si supone beneficios económicos, independientemente de que el PP quiera Pacto o no lo quiera.
La actitud del PSOE favorece la vuelta del Partido Popular al gobierno.
Mientras que el Partido Popular y la patronal dejan claras sus intenciones, el PSOE mantiene un doble lenguaje, el de las palabras y el de los hechos. Mientras que la Portavoz de Educación del PSOE en el Congreso afirma en su entrevista que “el Pacto no puede significar nunca que haya segregación” o, respecto al argumento demagógico de la libertad de elección de centros “lo que no es bueno es enmascarar libertad con mayor privatización […] la propuesta del PP de que se concierte según demanda va en esa línea de privatización”, lo que en la práctica promueve sobre estos puntos en el Pacto propuesto, es segregar al alumnado desde 4º de la ESO e incorporar a la privada concertada al mismo nivel que la pública en un único sistema educativo.
Desde luego este no es el mejor camino para evitar que el Partido Popular vuelva al gobierno con una maleta cargada de las contrarreformas que una y otra vez intentó aplicar Aznar.
Es una responsabilidad de la izquierda exigir al gobierno un drástico cambio de rumbo, y por supuesto salir a la calle si es necesario para defender la educación pública. Mostrando que esa no es la política que le dio el apoyo masivo en las pasadas elecciones.
Desde el Sindicato de Estudiantes estamos totalmente comprometidos con esta idea, y hacemos un llamamiento al resto de organizaciones de izquierdas a IU, y con más énfasis a los sindicatos CCOO y UGT .para que se sumen a la campaña de información en los centros de estudio y a la movilización contra la privatización de la educación pública.
¿No hay ideología en la educación?
Otro lugar común es la idea, también lanzada por el Ministerio de Educación, y fervorosamente recogida por la derecha, de que es necesario “hacer educación dejando a un lado las ideologías”.
Aunque la derecha respalde insistentemente esta idea, no por ello deja de ser una auténtica falsedad de la que son perfectamente conscientes.
Tanto es así que todas la propuestas del Partido Popular pasan por aplicar su programa político: privatización de la educación, degradación de la educación pública (como demuestran allí donde gobiernan, como es el caso de Valencia, con 1.208 barracones haciendo las veces de aulas este curso), fomento de confesiones religiosas dentro de la educación (como sucede en Madrid con las constantes cesiones de suelo público para hacer colegios religiosos), trasvase de dinero público a manos de la patronal educativa (como hacen con el cheque escolar en educación infantil para favorecer la privada en lugar de construir centros públicos), leyes que recortan los derechos democráticos de los estudiantes (como sucede con las cartas de derechos y deberes en el País Vasco y Madrid), criminalización de la juventud con medidas para convertir a los profesores en policías (como pretenden con la Ley de Autoridad del Profesor), medidas nostálgicas (como la idea propuesta por Esperanza Aguirre para recuperar las tarimas en las aulas), para así recobrar el “espíritu de sacrificio y el esfuerzo” que había en las escuelas franquistas, etcétera. Este es el modelo educativo, “sin ideología”, que está proponiendo la derecha.
Frente a todos estos ataques la izquierda tiene otro modelo y reivindicaciones históricas: la igualdad de oportunidades en una red pública de calidad y gratuita, una escuela de carácter científico y aconfesional, una mayor inversión en todos los tramos educativos de la red pública, defensa de los derechos democráticos de los estudiantes, mejoras laborales del profesorado, reducción de ratios, etc.
Lamentablemente todas estas reivindicaciones no están siendo propuestas ni defendidas por el PSOE, lo que le lleva de cabeza a ceder clamorosamente ante el ideario del Partido Popular, renunciando en la práctica a las reivindicaciones de la izquierda, las de su base social.
Debido a la actitud de abandono de la educación pública en el discurso del gobierno del PSOE, es la derecha la que está rentabilizando políticamente el debate. A pesar de que sus intenciones de firmar el Pacto son más que dudosas, está utilizando esta situación como altavoz para aparecer constantemente en los medios de comunicación con las ideas demagógicas y reaccionarias que ya conocemos.
¿Qué esta detrás del debate entorno al Pacto Educativo?
Algunas declaraciones muy ilustrativas de las intenciones de la derecha
Para responder a esta pregunta son muy útiles las entrevistas aparecidas en los últimos días en la prensa. A través de ellas queda bastante claro las pretensiones de unos y otros respecto al Pacto. Pongamos algunos ejemplos:
Entre la demagogia del PP un argumento central es que pretenden combatir el fracaso escolar fruto, según ellos, del sistema educativo que en los últimos 20 años ha hecho, en palabras textuales del Portavoz de Educación del PP en el Congreso, que “se ridiculice el sistema de los sesenta y setenta, como memorístico, autoritario”, esta afirmación es una auténtica declaración de principios del PP, que le pone firmemente en su sitio, en la defensa del sistema educativo de la dictadura.
Desde la derecha se plantea que hay que reformar la ESO, quitándole un año, y ampliando el bachillerato un curso, segregando y expulsando a aquellos con más dificultades del sistema educativo y lanzándolos al mercado laboral con una formación precaria. Las palabras del Portavoz de Educación del PP en el Congreso son claras respecto al papel que tiene que cumplir la educación obligatoria, cuando dice; “yo creo que la cultura que se tiene que conseguir en 4º de la ESO es para poder moverse, es decir, lo que es una alfabetización básica, que se sepa leer, etc. […] un chaval de la ESO no tiene por qué salir conociendo las estructuras políticas o una profundización de la historia que sí se tiene en el bachillerato”.
Para el PP, como siempre ha defendido, con que un joven de barrio obrero sepa leer y escribir es más que suficiente.¡Esta es la verdadera filosofía de fondo que, lamentablemente, el PSOE recoge con su propuesta de itinerarios a partir de 4º de la ESO! Si el PP no está dando saltos de alegría con las propuestas que aparecen en el pacto es porque le parece poco, ya que para la derecha debería ser en 3º de la ESO, ¡con 13-14 años! donde comience la selección del alumnado.
Lo que tenemos que defender desde la izquierda es una política de inversión para reducir las ratios y aumentar los apoyos, nada de expulsar a los que tienen más dificultades a través de itinerarios segregadores.
También a través de las entrevistas quedan meridianamente claros los intereses de la patronal de la privada-concertada por boca del Secretario General de Escuelas Católicas, cuando afirma que lo que ellos piden al Pacto es que “los conciertos estén legislativamente regulados y no puedan quedar a la interpretación del gobierno de turno, ni de las comunidades autónomas”, es decir, más privatización y más recursos a la concertada para que las cuotas que alcanzan allí donde gobierna la derecha se amplíen a todo el estado de manera permanente. Y es que, como toda patronal, el beneficio empresarial es lo que les interesa, ni la mejora de la educación ni nada semejante, dinero, dinero y más dinero, todo lo demás es secundario, y así lo ratifican cuando dicen: “no creemos que haya otros planteamientos, que aluden a veces desde el PP o sectores más radicalizados, como por ejemplo el tema lingüístico, que creo que ya está bastante aclarado y superado”.
Igual que sucedió con la LOE, por un lado está la agitación política y demagógica del Partido Popular con sus cálculos electorales, con temas como “la defensa del castellano” y demás, pero por otro lado están los intereses económicos inmediatos de la patronal educativa, por eso no deberá extrañarnos que la patronal educativa firme el Pacto si supone beneficios económicos, independientemente de que el PP quiera Pacto o no lo quiera.
La actitud del PSOE favorece la vuelta del Partido Popular al gobierno.
Mientras que el Partido Popular y la patronal dejan claras sus intenciones, el PSOE mantiene un doble lenguaje, el de las palabras y el de los hechos. Mientras que la Portavoz de Educación del PSOE en el Congreso afirma en su entrevista que “el Pacto no puede significar nunca que haya segregación” o, respecto al argumento demagógico de la libertad de elección de centros “lo que no es bueno es enmascarar libertad con mayor privatización […] la propuesta del PP de que se concierte según demanda va en esa línea de privatización”, lo que en la práctica promueve sobre estos puntos en el Pacto propuesto, es segregar al alumnado desde 4º de la ESO e incorporar a la privada concertada al mismo nivel que la pública en un único sistema educativo.
Desde luego este no es el mejor camino para evitar que el Partido Popular vuelva al gobierno con una maleta cargada de las contrarreformas que una y otra vez intentó aplicar Aznar.
Es una responsabilidad de la izquierda exigir al gobierno un drástico cambio de rumbo, y por supuesto salir a la calle si es necesario para defender la educación pública. Mostrando que esa no es la política que le dio el apoyo masivo en las pasadas elecciones.
Desde el Sindicato de Estudiantes estamos totalmente comprometidos con esta idea, y hacemos un llamamiento al resto de organizaciones de izquierdas a IU, y con más énfasis a los sindicatos CCOO y UGT .para que se sumen a la campaña de información en los centros de estudio y a la movilización contra la privatización de la educación pública.