En las últimas semanas, hemos visto infinidad de veces las imágenes de Pedro Duque en el espacio y su videoconferencia con Aznar, en un intento del gobierno del PP de vendernos la idea de que el Estado español ocupa una posición puntera en el panorama científico mundial.

En las últimas semanas, hemos visto infinidad de veces las imágenes de Pedro Duque en el espacio y su videoconferencia con Aznar, en un intento del gobierno del PP de vendernos la idea de que el Estado español ocupa una posición puntera en el panorama científico mundial. Sin embargo, esto no tiene nada que ver con el día a día que se vive en los centros públicos de investigación. A la carencia absoluta de medios (el presupuesto para Ciencia y Tecnología lleva una década estancado en el 0,9% del PIB, y además en él se encubre hasta un 34% para el desarrollo de tecnología militar), hay que sumar la absoluta precariedad que
sufren un 30% de los investigadores, los conocidos como becarios de investigación.
El papel productivo que juegan los becarios en la investigación se demuestra en el hecho de que, según un estudio de la Federación de Jóvenes Investigadores, el 50% de los artículos científicos publicados por investigadores españoles llevan como primera firma (generalmente la más importante) a un becario, y en el 90% de ellos hay al menos un becario entre los firmantes del artículo.

Sin embargo, el gobierno del PP insiste en no considerar a los becarios como a trabajadores, sino como a estudiantes, con todo lo que esto conlleva: el becario no cotiza a la Seguridad Social; no tiene derecho a paro; al no tener reconocida una jornada laboral, tampoco cobra las horas extras; derechos básicos como las vacaciones o la baja por maternidad dependen de las condiciones concretas de cada beca, además de que existe una gran disparidad en la cuantía recibida entre unas becas y otras, aunque sean para realizar las mismas funciones. Por supuesto, tampoco tienen derecho a la famosa ayuda de 100 euros al mes para madres trabajadoras con hijos menores de 3 años, ya que las becarias no se consideran trabajadoras.

Aunque, eso sí, los becarios tienen que hacer declaración de la renta, ya que los ingresos de las becas están sujetos al IRPF en el capítulo de "rendimientos netos del trabajo"; tienen que comprometerse a no realizar ninguna otra actividad remunerada; en muchos casos no pueden inscribirse en el INEM...

La excusa para mantener esta situación es que los becarios están todavía en proceso de formación. ¡Cuánto cinismo, cuando los doctores han alcanzado la titulación máxima y pueden seguir como becarios! Además, resulta obvio para cualquier persona que la carrera investigadora requiere una formación continua. El hecho de que los becarios que no son doctores reciban algunos cursos complementarios no invalida el hecho de que se trata de personal altamente cualificado y que juega un papel absolutamente productivo, como se pone de manifiesto en los datos comentados antes sobre la contribución de los becarios a los artículos científicos. Si, según el PP los becarios son sólo estudiantes en proceso de
formación, habría que ver qué ocurriría con la investigación si, de los 80.000 científicos actuales, se eliminaran los 20.000 becarios (datos del Instituto Nacional de Estadística)
La situación es además aún más sangrante si tenemos en cuenta que no hablamos de que ser becario sea algo coyuntural, que dure un par de años, sino que no es raro encontrar gente que se aproxima a la cuarentena y sigue de becaria (dicho en otras palabras, puede llevar 15 años trabajando y no haber cotizado ni un solo día a la Seguridad Social).
Y en este contexto el PP anuncia la aprobación del Estatuto del Becario, que no es más que un insulto, puesto que no recoge ni una sola de las reivindicaciones de los becarios: en primer lugar, solo se cotizará a la Seguridad Social a partir del tercer año, pero esta cotización no incluirá en ningún caso el derecho a paro. Además, no se cotizará sobre la base del salario, ¡sino con el tope mínimo de cotización, 520 euros/mes!, con lo que, en caso de baja por enfermedad o permiso de maternidad, el becario cobraría el 50% de esos 520 euros, y no de su salario.

Hasta ahora, los becarios tenían un seguro médico; con el Estatuto, los que cotizen, tendrán
derecho a asistencia en la Seguridad Social, pero los de los dos primeroa años podrían quedarse sin ningún tipo de cobertura, ya que no se dice nada al respecto. Y eso es todo lo que recoge el Estatuto: nada sobre salarios mínimos, jornadas laborales, horas extras, vacaciones, baja por maternidad... Por si fuera poco, el Estatuto sólo será de obligatorio cumplimiento si la beca está incluida por el organismo convocante (Comunidad Autónoma, Universidad) en un Registro, en el que la inscripción ¡será voluntaria! Es decir, que si un organismo no se inscribe, la situación para sus becarios será exactamente la misma que la actual. Además, ese registro será sólo para becas de organismos públicos, por lo que seguirá existiendo la más absoluta arbitrariedad con los becarios que se encuentran en empresas privadas.

Ante todo esto, desde el Sindicato de Estudiantes queremos dejar claro nuestro absoluto rechazo al Estatuto del Becario y nuestro apoyo a las reivindicaciones planteadas por la Federación de Jóvenes Investigadores-Precarios, en el sentido de considerar a los becarios como lo que son, trabajadores. Este Estatuto es un nuevo ataque del PP a la juventud, tras la aprobación de la LOU, la LOCE, etc. El Partido Popular no tiene ningún interés en que se realice una investigación científica en beneficio de la mayoría de la sociedad -para lo que es
necesario, además de medios, condiciones laborales dignas para los investigadores-, al igual que ataca la sanidad pública, la educación pública...

Por eso, sólo con la movilización será posible echar atrás este Estaturo. Desde el Sindicato de Estudiantes nos ponemos a disposción de las organizaciones de becarios de investigación para hacer una campaña conjunta de asambleas en las facultades, popularizando esta lucha entre los estudiantes creando comités conjuntos de becarios y estudiantes, ya que estos serán los futuros becarios de mañana, y apoyando todas las movilizaciones que se lleven a cabo hasta conseguir que ningún investigador esté sin contrato.

Ejecutiva Estatal del Sindicato de Estudiantes