Para los jóvenes que los últimos cinco años hemos establecido una lucha sin cuartel en defensa de la educación pública, contra la LOMCE y sus reválidas franquistas y contra el conocido como decreto 3+2 en la universidad, poco sorprende el enorme giro a la derecha que los editoriales y artículos de El País vienen protagonizando desde hace ya un largo recorrido, el último de ellos atacando a CEAPA (principal organización de padres y madres), que el pasado 26 de octubre llamo a la huelga educativa a las familias de todo el Estado contra las reválidas.
Para frenar la movilización social todo vale
Por no irnos muy lejos y para ilustrar a lo que nos referimos basta recordar como se ha posicionado este medio de comunicación en la disputa abierta en la dirección del PSOE respecto a la investidura de Mariano Rajoy. Lejos de informar con objetividad de las maniobras urdidas por el ala más derechista de este partido contra los defensores del NO a un nuevo gobierno de los desahucios, los recortes y la corrupción, desde el primer momento utilizó su influencia para torpedear la posibilidad de un gobierno de coalición con Podemos y el PSOE, y en última instancia facilitar así una nueva legislatura del Partido Popular.
El último episodio de los posicionamientos de El País contra los intereses de la mayoría lo pudimos ver en el día de ayer con su editorial y un bochornoso artículo contra la CEAPA . Bajo el nada inocente titular de “Una huelga disparatada” se descargaba un ataque sin cuartel contra la organización de padres y madres haciendo uso de argumentos idénticos a los utilizados por La Razón contra las manifestaciones de la Marea Verde y especialmente contra la CEAPA en Octubre de 2012. Casualmente, igual que ahora, justo cuando la organización de madres y padres se había sumado a la huelga convocada por el Sindicato de Estudiantes contra las reválidas, la LOMCE, y sus recortes.
En aquella ocasión La Razón destacaba en portada el titular “Así educan a sus hijos” un primer plano de unos niños de primaria acompañados de sus padres en la multitudinaria manifestación celebrada entonces en las calles de Madrid contra la política educativa del PP.
Cuatro años después es El País recoge este lamentable argumentario de derechas. En esta ocasión el ataque no llega por acudir a una manifestación con sus hijos, sino por denunciar las montañas de deberes que los niños de primaria y estudiantes de secundaria hacen frente día a día. Una iniciativa impulsada por la CEAPA que se da en el marco de la denuncia de las carencias del sistema educativo y de la degradación de la escuela pública a la que la someten las políticas del PP. De este modo su editorial explica que “resulta disparatado […] haber convocado una “huelga de deberes” en fines de semana, implicando a niños de corta edad en la insumisión frente al centro escolar y a sus profesores. […] un modo de inculcar valores de rechazo desde las edades más tempranas de la vida”
Para El País no es importante si están de acuerdo o no con este planteamiento, de lo que aquí se trata es de desprestigiar al máximo a esta organización por su reciente acción movilizadora contra el PP, y especialmente por el papel que pueda jugar en el futuro inmediato.
Es por eso que los editorialistas de este periódico tienen que hacer piruetas para acabar pintando el mundo del revés. Así llegan a afirmar que eliminar los deberes para casa significa, ¡ni más ni menos! que acabar con la igualdad de oportunidades . Es decir que para El País la igualdad de oportunidades reside en que, ante las dudas que un estudiante de secundaria de un barrio humilde tenga a la hora de hacer los deberes sobre matemáticas, inglés o química, -las cuales sus padres bien porque están trabajando o porque no saben cómo ayudar a sus hijos no puedan resolvérselas-, se encuentra en las mismas condiciones de igualdad que otro estudiante de un barrio acomodado que tres días en semana va a una reputada academia privada para reforzar lo aprendido, o que todos los veranos hace estancias de tres meses en Malta, Londres o Estados Unidos para mejorar el inglés. La argumentación de El País simplemente es ridícula y produce vergüenza ajena.
Pero lo cierto es que este último editorial venenoso contra CEAPA y la lucha de la Marea Verde no va tanto por lo que ha hecho la CEAPA luchando del lado de sus hijos contra la LOMCE el pasado 26 de Octubre, sino por lo que puede hacer en el futuro inmediato ante la política continuista de recortes y ataques a la escuela pública por parte del PP. Para El País y su adinerada junta de accionistas queda claro que es necesario facilitar la legislatura de Mariano Rajoy con lo que ello implica, y que evidentemente la movilización social es un incordio para sus intereses. Por eso este periódico ya ha empezado su particular campaña en defensa de un Pacto Educativo “entre todos”. Un eslogan que esconde dar un barniz a las clasistas políticas del PP implicando y embarrando a todo el que se pueda.
Los intereses que defiende el diario El País
Aunque la historia de El País está jalonada de episodios lamentables en los que de manera descarada se posiciona y hace propaganda a favor de los intereses de una minoría de privilegiados en la sociedad, todos estos movimientos no le han salido gratis. La autoridad que hace décadas tenía este medio de comunicación en el conjunto de la sociedad y especialmente en amplias capas de la izquierda era muy notable. Sin embargo hoy en día la autoridad moral de este periódico cada vez está más desgastada, y esto también se puede medir en euros contantes y sonantes. De esta forma si en el año 2008 el precio de una acción del grupo Prisa (cuyos buques insignia son El País y la Cadena Ser) se valoraba en 10 euros, en el año 2012 a duras penas llegaba a los 0,40 céntimos de euro .
Esta derechización sin frenos viene pilotada y de la mano de Juan Luis Cebrián, antiguo director de este periódico y actualmente consejero delegado de El País y presidente ejecutivo del grupo Prisa. Juan Luis Cebrián no tiene precisamente un historial impoluto; hijo de un alto cargo de la prensa franquista que dirigía el periódico de la Falange durante la dictadura, hace unos meses acaparaba titulares en algunos medios de comunicación por su aparición en los papeles de Panamá a través de una empresa petrolera. La reacción de Cebrián fue, en un claro alarde de la defensa de la libertad de expresión, prensa e información, la de prohibir a todos los trabajadores del grupo Prisa participar en los medios de comunicación que se habían hecho eco de esta noticia, a la vez que despedir al periodista Ignacio Escolar como colaborador de la Cadena Ser.
Viendo su trayectoria en estos últimos años, ya nadie puede extrañarse de que ahora El País vuelque todas sus fuerzas por desprestigiar a quienes suponemos un grave problema para que los planes del Partido Popular y de quienes le han entregado el gobierno se lleven a cabo. Ahora toca hacerle el coro a todos los que intentan vendernos que el nuevo gobierno no tiene nada que ver con lo que hemos vivido en los últimos 5 años, aunque los nombres y apellidos de sus ministros se repitan prácticamente uno por uno. Parece ser que se han transformado por arte de magia en un gobierno, dialogante, razonable y que tenemos que creernos que, aunque sean los mismos que repiten una y otra vez que la LOMCE no se derogará y que las reválidas siguen adelante, van a elaborar un Pacto Educativo consensuado y que solucionará los problemas de la educación.
No al pacto de los recortes, Sí a la defensa de la educación pública
Los jóvenes ya sabemos cual es el pacto que va a ofrecer el Partido Popular:
Uno, consolidar los recortes de 7.000 millones de euros llevados adelante estos últimos años. Dos, olvidarnos de que los más de 32.000 profesores despedidos en este tiempo recuperen sus plazas. Tres, los itinerarios que segregan a los niños en los colegios a partir de los 8 años de edad para marcar su destino educativo y expulsar prematuramente a los que más dificultades tengan, no se toca. Cuatro, por supuesto la religión sigue garantizándose que con mayor o menor disimulo sea una asignatura que cuenta para la media académica o para pasar de curso, y por tanto para muchos se convierta en la práctica en obligatoria. Cinco, la financiación pública a las escuela privada concertada -es decir, a los que entienden la educación como un negocio más y no como un derecho- se mantiene, mientras a la pública ya veremos cómo seguimos metiéndole la tijera. Seis, por supuesto los centros privado-concertados que segregan a niños y niñas los podrán seguir segregando con completa normalidad y recibiendo cuantiosas subvenciones estatales. Siete, quien no acepte esto como puntos mínimos indispensables es un violento radical de extrema izquierda.
La CEAPA ya ha declarado públicamente que ve imposible un pacto educativo con los autores de los recortes y atrasos a los que ha sido sometido el sistema educativo, y es de ahí de donde nace la motivación para atacarla sin cuartel y comenzar a armar un caso contra la organización de madres y padres. Con este objetivo aprovechan la citada editorial para intentar generar división entre la comunidad educativa dando a entender que la CEAPA no carga únicamente contra los deberes, sino que también lo hace contra los profesores. Algo que dejan entrever en la parte final de este bochornoso artículo de opinión, donde plantean que no hay que culpar “de los enormes niveles de fracaso escolar exclusivamente a las leyes cambiantes y/o a la incapacidad de los profesores.” Un intento de dividir a la comunidad educativa en su lucha contra los recortes, la LOMCE y las reválidas que quedaba reforzado en el día de ayer con el artículo de apoyo a esta editorial que tenía el explícito título de “Yo crecía respetando a los profesores”
El PP y El País tienen ante sí un difícil problema que resolver, y es que quieren vender un pacto educativo como imagen del nuevo talante del viejo gobierno del PP utilizando como escaparate este “Pacto” para allanar el terreno a los nuevos recortes que se producirán en otros ámbitos. Pero claro… un pacto “de todos” que tiene en frente de manera clara y abierta a la principal organización de madres y padres, junto al Sindicato de Estudiantes, la principal organización estudiantil en todo el Estado, y a miles de profesores en los centros de estudio… es algo difícil de vender. Por eso para El País todo vale con tal de que los intereses de la minoría de privilegiados a los que representa su junta de accionistas queden atados y bien atados.