Los ataques que está sufriendo la educación pública son parte de una ofensiva más general. También atacan a la sanidad pública y amenazan con recortar el subsidio de desempleo y las pensiones. Los mismos capitalistas, los mismos banqueros y especuladores que se han estado enriqueciendo a costa de la mayoría de la población, ahora exigen a todos los gobiernos del mundo que aprueben planes de “rescate” multimillonarios para preservar sus beneficios. En el caso del Estado español es una auténtico escándalo que el gobierno del PSOE, encabezado por Rodríguez Zapatero, haya aprobado un plan para entregar 150.000 millones de euros (un 20% del PIB) de dinero público a los grandes bancos ¿Cuántos institutos y facultades, centros de salud y hospitales, vivienda pública… podría construirse y mantenerse con ese dinero? No hay dinero para la enseñanza pública, para los presupuestos de universidad, para defender a los parados, para aumentar el gasto sanitario, pero cuando se trata de la banca ¡Siempre hay dinero!
Lo que está pasando vuelve a confirmar una realidad inapelable. En la medida que este gobierno acepta la lógica del capitalismo, en la práctica toma las medidas que los capitalistas consideran más oportunas. Y obviamente estas medidas pasan por descargar el peso de la crisis sobre los hombros de las familias trabajadoras y recortar hasta el hueso los gastos sociales.
La lucha en defensa de la enseñanza pública y contra los planes de Bolonia es también la lucha contra el capitalismo
En las últimas semanas algunos grupos, que pasan por ser muy “alternativos” y “modernos” incluso que se autodenominan “anarquistas”, han acusado al Sindicato de Estudiantes de graves “crímenes”: que politizamos la lucha estudiantil; que hablamos de unir a los estudiantes con los trabajadores; que en nuestra propaganda defendemos el socialismo… Muchas de estas acusaciones las hacen gente que vive muy cómoda en sus chalets adosados de barrios residenciales, visten siempre de marca, casualmente disponen de dinero en cantidad para viajar por Europa y pasárselo bien, y les gusta disfrazarse de “radikales” cuando toca. Obviamente no padecen los problemas de millones de jóvenes de barrios obreros, que viven en casas de 50 metros cuadrados, tienen a su padre o a su madre en paro y, en muchas ocasiones, dependen de una beca para continuar los estudios.
Pues bien, estos compañeros nos lanzan estas acusaciones como si esto fuese un grave pecado. Pero, para decir la verdad, aquellos que se declaran apolíticos o que desprecian a los trabajadores, que son los aliados naturales de los estudiantes y más en este momento, hacen el juego a nuestros enemigos de forma consciente o inconsciente. Desde el Sindicato de Estudiantes lo decimos alto y de frente: ¡Claro que esta lucha es política! ¿Acaso no es una decisión política aprobar los planes de Bolonia que privatizan la universidad? ¿Acaso no es política decidir regalar miles de millones de euros a la gran banca mientras se recortan los gastos sociales? ¡Claro que es política, una política capitalista en defensa de los intereses de los capitalistas! Por tanto, si esto es así ¿Qué debemos hacer los estudiantes? ¿Mirar para otro lado? ¿Encogernos de hombros y pasar de la política? Obviamente no, lo que tenemos es que luchar lo más duramente que podamos para levantar un movimiento masivo que frene todos estos ataques. Y, sí, hay que defender una alternativa política, pero en nuestro beneficio y en el de nuestras familias. Hay que oponerse con contundencia a la privatización de la enseñanza pública, de la sanidad, de los servicios sociales. Hay que exigir el aumento drástico de los presupuestos para la educación y la sanidad y reclamar un subsidio de desempleo de 1.100 euros mensuales para todos los parados hasta que encuentren un puesto de trabajo. Hay que luchar contra la represión a la juventud, a los sindicalistas que se movilizan; hay que impedir el recorte de la libertad de expresión. ¿Acaso defender estas demandas, que son políticas, es algo malo o contraproducente? Obviamente no. Y para lograr un movimiento masivo de respuesta contra estos ataques ¿Acaso no son los trabajadores nuestros mejores aliados?
En el momento actual miles de trabajadores están siendo víctimas de expedientes de regulación de empleo y despidos masivos. La Nissan, Ford, Citroen, la sanidad pública de Madrid, Papelera Española, Bridgestone, Astilleros de Gijón, Canal de Isabel II, Telemadrid, …hay decenas de miles de trabajadores sobre los que pende una carta de despido. ¿Acaso no sería absolutamente positivo unificar nuestra lucha con la de estos trabajadores, y con la del profesorado? ¿Acaso la causa de sus problemas no es la misma que la que padecemos los estudiantes afectados por la privatización de la enseñanza pública? Los estudiantes nos preparamos para encontrar un puesto de trabajo. El paro afecta ya a un 40% de los jóvenes del Estado español. Cada puesto de trabajo que hoy se destruyen es una puerta más que se nos cierra para encontrar un empleo digno. Los jóvenes estudiantes y no estudiantes somos víctimas de la explotación laboral, la precariedad y los bajos salarios. Es evidente que tenemos que unir nuestras fuerzas a la de los trabajadores para hacer frente al enemigo común: los capitalistas, los banqueros y las políticas de este gobierno que son una auténtica cesión tras cesión a los intereses de aquellos.
Por una huelga general de estudiantes y trabajadores. Por una alternativa socialista
Como todo el mundo sabe, el Sindicato de Estudiantes defiende unificar todas estas luchas y exige a CCOO y UGT que abandonen su política de pactos y concesiones al gobierno y la patronal y organicen ya una huelga general. Una huelga general para defender el empleo, los salarios, la educación y la enseñanza pública. ¿Acaso no sería un gran paso adelante en nuestra lucha la convocatoria de esa huelga general?
Sí, desde el Sindicato de Estudiantes defendemos que no sobra ni un solo puesto de trabajo. Que hay grandes necesidades sociales de todo tipo que atender: vivienda digna y asequible para las familias trabajadoras y la juventud; una enseñanza y sanidad pública digna y de calidad; la cultura popular en los barrios; las infraestructuras sociales… Es un sin sentido que se justifiquen ayudas multimillonarias a la gran banca y el gobierno acepte que se cierren empresas que son absolutamente viables y que además han producido miles de millones de euros de beneficios para sus dueños. Por eso desde el Sindicato de Estudiantes exigimos la nacionalización de las empresas en crisis bajo el control de los trabajadores para garantizar todos los puestos de trabajo.
Algunos dirán ¡Eso es socialismo!, a lo que nosotros contestamos: efectivamente, defendemos el socialismo, defendemos que la riqueza que produce la clase obrera con su trabajo y hoy es utilizada por un puñado de parásitos para llevar una vida de lujo obsceno mientras millones luchan por sobrevivir, debe pasar a ser controlada por la mayoría de la sociedad de forma democrática. Por eso el Sindicato de Estudiantes defiende la nacionalización de la banca bajo control de los trabajadores y sus organizaciones, para poder planificar la economía, no en función del beneficio y el lucro de unos cuantos, sino para satisfacer las necesidades sociales de la mayoría. Pero algunos dirán ¡Esto es lo que defendía Marx! En efecto, es lo que defiende el marxismo y ese es el programa del Sindicato de Estudiantes. Nunca hemos ocultado que somos revolucionarios y que luchamos por la transformación socialista de la sociedad.
Hay que estar organizados, pero para defender una alternativa de lucha contra el sistema capitalista, basado en ideas revolucionarias y socialistas. Sólo de esta manera podremos librar una batalla seria. Esta organización es el Sindicato de Estudiantes, una organización combativa, democrática y asamblearia, que no oculta lo que es, que no oculta su programa, que se basa en la movilización de la juventud y la clase trabajadora. Una organización de jóvenes que siempre ha estado en la primera línea de la lucha desde hace más de veinte años y que tiene una implantación en cientos de institutos y decenas de facultades.
¡EN DEFENSA DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA, EN DEFENSA DE NUESTRO FUTURO Y POR LA TRANSFORMACIÓN REVOLUCIONARIA DE LA SOCIEDAD!