La lucha es el único camino para defender la enseñanza pública

La contrarreforma franquista de la enseñanza impulsada por el PP, y rechazada masivamente por la comunidad educativa en su conjunto, no ha sido aprobada en el Consejo de Ministros celebrado esta misma mañana, como por otra parte así había asegurado que sucedería el propio Ministro de Educación José Ignacio Wert.

Aunque los diferentes portavoces del Partido Popular han tratado de justificar este retraso por “observaciones técnicas”, a nadie se le escapa que la explicación real responde a la movilización que millones de estudiantes, profesores y padres hemos protagonizado durante todo este curso, y muy especialmente a la histórica jornada de huelga educativa que paralizó las aulas de todos los centros públicos —desde la escuela infantil a la universitaria— el 9 de Mayo.

Esta nueva victoria de quienes defendemos la escuela pública hay que sumarla a la importante conquista que, gracias a las semanas de huelga convocadas por el Sindicato de Estudiantes en octubre y febrero, han obligado al Ministerio de Educación a retrasar la aprobación de esta contrarreforma según los planes que habían confesado antes del inicio del nuevo curso. En reuniones mantenidas con el Ministerio de Educación, sus portavoces afirmaron solemnemente al Sindicato de Estudiantes que “hiciéramos lo que hiciéramos, la LOMCE estaría aprobada por el Parlamento en diciembre de 2012”.

La LOMCE hay que retirarla, no reformarla ni enmendarla

Este nuevo aplazamiento es una prueba incontestable de que la lucha masiva, consecuente y sostenida en el tiempo es la única forma de hacer retroceder los recortes sociales y los planes de desmantelamiento de la escuela pública. Por eso desde el Sindicato de Estudiantes no podemos aceptar las propuestas que desde la dirección del PSOE se hace insistentemente para alcanzar lo que ellos llaman un “Pacto de Estado” con el Partido Popular respecto a esta contrarreforma franquista de la enseñanza.

Lo que la dirección del PSOE y su secretario general Alfredo Pérez Rubalcaba deberían entender es que fueron ellos cuando gobernaban, con su política de recortes y concesiones a los grandes poderes económicos, la CEOE, a la Iglesia… los que asfaltaron el camino para que el PP ganase las elecciones de noviembre del 2011. Por eso sufrieron el mayor varapalo electoral de su historia. En nuestra opinión, después de que este gobierno haya robado 5.000 millones de euros a la enseñanza pública, después de que hayan despedido a más de 60.000 docentes, y de que intenten aprobar una reforma reaccionaria y clasista de la enseñanza, lo que los dirigentes del PSOE deberían plantear es la retirada incondicional de la LOMCE y la defensa intransigente de la enseñanza pública, no pactos que sólo sirven para dar oxigeno a un gobierno que sólo legisla para los poderosos y que carece de legitimación.

Las protestas masivas de estos años, la rebelión social que estamos viviendo en las calles, es la mejor prueba de que sólo hay un camino para acabar con esta ofensiva de la derecha: la lucha, y no los pactos y las concesiones. Nuestras reivindicaciones, por las que millones de jóvenes nos hemos movilizado desde los primeros días de este curso, siguen tan vigentes como entonces:

•          Retirada inmediata de la contrarreforma franquista en su totalidad, sus reválidas, e itinerarios segregadores y clasistas.

•          Devolución a la escuela pública de los 5.000 millones de euros que en este año y medio han sido sustraídos a la escuela pública, y en consecuencia la recontratación de los más de 60.000 profesores despedidos de la escuela pública en el conjunto del Estado.

•          La dimisión irrevocable del máximo responsable de los peores y más dañinos ataques a la escuela pública desde la caída de la dictadura franquista, el actual Ministro de Educación, José Ignacio Wert.

Mientras estas tres demandas, apoyadas y defendidas por la inmensa mayoría de los profesores, madres, padres y estudiantes no sean atendidas, desde el Sindicato de Estudiantes seguiremos movilizando a la juventud con nuevas manifestaciones, huelgas, encierros y concentraciones que, sin duda, volverán a confluir y ser apoyadas por el conjunto de la comunidad educativa, y que evidentemente tendrán que ser más intensas que las realizadas hasta el momento.