El gobierno ha presentado como será la nueva selectividad. En primer lugar condenamos que, una vez más, los ministerios opten por legislar en verano, a espaldas de la comunidad educativa. ¿En qué país de Europa se puede concebir que la principal organización de estudiantes se entere de un decreto de esta importancia por la prensa?
Las formas han sido nefastas, pero peor es el contenido. Más allá del lenguaje acerca de la “flexibilidad” y la “libertad de opción” lo cierto es que la prueba, de prosperar el decreto que está proponiendo el gobierno, supondrá un grave endurecimiento y además abrirá las puertas para que sean las universidades las que seleccionen al alumnado.
¿Por qué es un endurecimiento?
- Introducción de la prueba oral de idioma. El Ministerio habla de que no será una medida inmediata pero con la calidad actual de las enseñanzas de idiomas en el sistema educativo esta medida beneficiará claramente a los estudiantes que puedan permitirse academias privadas y otras medidas que no están al alcance de la mayoría de los hijos de los trabajadores. El argumento de que introducir la prueba oral da "calidad" al sistema educativo porque obliga a adaptar la metodología es absolutamente falso. La calidad la tiene que dar la inversión en primaria, secundaria y bachillerato para contar con laboratorios de idiomas, intercambios, profesores cualificados... Pero además no hay ninguna garantia de que en plena crisis económica, el gobierno invierta lo suficiente como para tener asignaturas de idiomas en condiciones.
- Será necesario sacar un 5 para aprobar. Hasta ahora con un 4 de media en la selectividad se consideraba que el estudiante era apto para estudiar en las universidades siempre que en la media ponderada optuviera un 5. No sre puede olvidar que frente a un examen que se hace en tres días y que cualquiera puede tener un mal momento, es la nota del bachillerato la que realmente mide los conocimientos adquiridos hasta entonces. Con el nuevo decreto sólo se aceptará aquellos estudiantes que saquen entre 4 y 5 puntos si en el bachillerato sacaron más de 6. Se podrán dar casos ridículos como el que un estudiante hubiera obtenido en el bachillerato un 5,9 y suspendiera la selectividad con un 4,9. Aunque le quedara de media ponderada un 5,5, este estudiante no sería apto para entrar en la universidad.
- En la práctica será obligatorio hacer las pruebas “voluntarias”. Porque las universidades subirán las notas de corte y por lo tanto aquel estudiante que quiera acceder a la mayoría de las carreras no le quedará más remedio que hacer unos exámenes que, al ser tipo test seguramente serán mucho más complejos que los exámenes actuales. Además como los exámenes “obligatorios” durarán menos tiempo seguramente la presión sobre el estudiante será mucho mayor. Toda la estructura potencia un modelo educativo basado en la competencia entre estudiantes, el estrés y la presión reforzando todos los criterios antipedagógicos que caracterizan a la selectividad. Además estos examenes serán un nuevo y lucrativo negocio para las academias privadas y tirarán al alza las notas de corte.
- Se devalúa el bachillerato. Si ya segundo de bachillerato es un curso-oposición para preparar la selectividad (lo que repercute en poder dar en condiciones el temario), ahora, con los nuevos exámenes, esta situación se reforzará. Pero además, el bachillerato en su conjunto se devaluará. Los cuatro puntos que se pueden obtener en los exámenes "voluntarios" se suman a la media ponderada entre el bachillerato y la selectividad "obligatoria". Es decir, de nada te sirve haberte esforzado en los dos años de bachillerato, si luego otro estudiante que ha aprobado por los pelos se prepara los examenes "voluntarios" en una academia privada y consigue cerca de los cuatro puntos en juego.
- Habrá menos posibilidad de elección… de carreras universitarias. El Ministerio asegura que habrá más posibilidades de elección para el estudiante… pero se olvida de aclarar que habrá menos posibilidad de elección de carreras universitarias, que es lo que realmente interesa al estudiante. Antes de hacer la selectividad el estudiante tendrá que tener muy claro que carrera desea cursar para hacer los exámenes que le permitan acceder a la misma. Pero si no le da la nota se quedará literalmente “con el culo al aire” ya que hasta ahora el estudiante podía aspirar a entrar en distintas carreras universitarias, tenía un abanico mayor de posibilidades. Con la nueva selectividad las posibilidades se reducen lo que sí puede provocar que más de uno o dos estudiantes se vean obligados a presentarse una y otra vez a los “exámenes voluntarios” para conseguir la nota necesaria. En cualquier caso esta medida busca que muchos estudiantes, tras hacer la selectividad y comprobar que su nota no le da para acceder a la carrera elegida, abandonen la idea de estudiar en la universidad.
- Las universidades seleccionarán al alumnado. Las universidades podrán subir la nota (hasta medio punto) en determinadas asignaturas que consideren fundamentales para cursar determinadas carreras universitarias. Es evidente que más allá del discurso sobre la “especialización”, directamente es una medida que posibilitará que las universidades seleccionen qué estudiantes pueden cursar unas u otras carreras. Contradictoriamente, mientras que se exige más especialización en la selectividad, los nuevos grados que impone el Proceso de Bolonia, contienen enseñanzas más básicas y generales que las actuales licenciaturas.
La nueva selectividad no está al margen de la LOU, la LOE y el Proceso de Bolonia. No es casualidad que en los medios de comunicación haya una campaña consciente para desmotivar al estudiante y evitar que intente estudiar una carrera universitaria. A los capitalistas les sobran licenciados pese a las enormes necesidades sociales que habría que cubrir. Esta nueva selectividad contribuirá a impedir que los hijos de los trabajadores puedan conseguir un título educativo superior.
El Sindicato de Estudiantes defiende la supresión de la selectividad porque el estudiante ya ha demostrado su capacidad en el bachillerato, al tiempo que exigimos que inspección educativa impida a los centros privado-concertados inflar sus notas. Pero desde luego lo que no consentiremos es un endurecimiento de la prueba. Si ya contábamos con movilizarnos en otoño para luchar contra la privatización de la educación pública, esta “novedad” será munición para un otoño caliente.
Recordamos a Mercedes Cabrera y a Cristina Garmendia que el PP con Rajoy como ministro de educación ya intentó en el curso 99/2000 un endurecimiento similar de la selectividad lo que provocó un importante movimiento de estudiantes que forzó a la retirada de la medida.
En Madrid a 09 de julio de 2008.
Comisión Ejecutiva Estatal del Sindicato de Estudiantes.
- Será necesario sacar un 5 para aprobar. Hasta ahora con un 4 de media en la selectividad se consideraba que el estudiante era apto para estudiar en las universidades siempre que en la media ponderada optuviera un 5. No sre puede olvidar que frente a un examen que se hace en tres días y que cualquiera puede tener un mal momento, es la nota del bachillerato la que realmente mide los conocimientos adquiridos hasta entonces. Con el nuevo decreto sólo se aceptará aquellos estudiantes que saquen entre 4 y 5 puntos si en el bachillerato sacaron más de 6. Se podrán dar casos ridículos como el que un estudiante hubiera obtenido en el bachillerato un 5,9 y suspendiera la selectividad con un 4,9. Aunque le quedara de media ponderada un 5,5, este estudiante no sería apto para entrar en la universidad.
- En la práctica será obligatorio hacer las pruebas “voluntarias”. Porque las universidades subirán las notas de corte y por lo tanto aquel estudiante que quiera acceder a la mayoría de las carreras no le quedará más remedio que hacer unos exámenes que, al ser tipo test seguramente serán mucho más complejos que los exámenes actuales. Además como los exámenes “obligatorios” durarán menos tiempo seguramente la presión sobre el estudiante será mucho mayor. Toda la estructura potencia un modelo educativo basado en la competencia entre estudiantes, el estrés y la presión reforzando todos los criterios antipedagógicos que caracterizan a la selectividad. Además estos examenes serán un nuevo y lucrativo negocio para las academias privadas y tirarán al alza las notas de corte.
- Se devalúa el bachillerato. Si ya segundo de bachillerato es un curso-oposición para preparar la selectividad (lo que repercute en poder dar en condiciones el temario), ahora, con los nuevos exámenes, esta situación se reforzará. Pero además, el bachillerato en su conjunto se devaluará. Los cuatro puntos que se pueden obtener en los exámenes "voluntarios" se suman a la media ponderada entre el bachillerato y la selectividad "obligatoria". Es decir, de nada te sirve haberte esforzado en los dos años de bachillerato, si luego otro estudiante que ha aprobado por los pelos se prepara los examenes "voluntarios" en una academia privada y consigue cerca de los cuatro puntos en juego.
- Habrá menos posibilidad de elección… de carreras universitarias. El Ministerio asegura que habrá más posibilidades de elección para el estudiante… pero se olvida de aclarar que habrá menos posibilidad de elección de carreras universitarias, que es lo que realmente interesa al estudiante. Antes de hacer la selectividad el estudiante tendrá que tener muy claro que carrera desea cursar para hacer los exámenes que le permitan acceder a la misma. Pero si no le da la nota se quedará literalmente “con el culo al aire” ya que hasta ahora el estudiante podía aspirar a entrar en distintas carreras universitarias, tenía un abanico mayor de posibilidades. Con la nueva selectividad las posibilidades se reducen lo que sí puede provocar que más de uno o dos estudiantes se vean obligados a presentarse una y otra vez a los “exámenes voluntarios” para conseguir la nota necesaria. En cualquier caso esta medida busca que muchos estudiantes, tras hacer la selectividad y comprobar que su nota no le da para acceder a la carrera elegida, abandonen la idea de estudiar en la universidad.
- Las universidades seleccionarán al alumnado. Las universidades podrán subir la nota (hasta medio punto) en determinadas asignaturas que consideren fundamentales para cursar determinadas carreras universitarias. Es evidente que más allá del discurso sobre la “especialización”, directamente es una medida que posibilitará que las universidades seleccionen qué estudiantes pueden cursar unas u otras carreras. Contradictoriamente, mientras que se exige más especialización en la selectividad, los nuevos grados que impone el Proceso de Bolonia, contienen enseñanzas más básicas y generales que las actuales licenciaturas.
La nueva selectividad no está al margen de la LOU, la LOE y el Proceso de Bolonia. No es casualidad que en los medios de comunicación haya una campaña consciente para desmotivar al estudiante y evitar que intente estudiar una carrera universitaria. A los capitalistas les sobran licenciados pese a las enormes necesidades sociales que habría que cubrir. Esta nueva selectividad contribuirá a impedir que los hijos de los trabajadores puedan conseguir un título educativo superior.
El Sindicato de Estudiantes defiende la supresión de la selectividad porque el estudiante ya ha demostrado su capacidad en el bachillerato, al tiempo que exigimos que inspección educativa impida a los centros privado-concertados inflar sus notas. Pero desde luego lo que no consentiremos es un endurecimiento de la prueba. Si ya contábamos con movilizarnos en otoño para luchar contra la privatización de la educación pública, esta “novedad” será munición para un otoño caliente.
Recordamos a Mercedes Cabrera y a Cristina Garmendia que el PP con Rajoy como ministro de educación ya intentó en el curso 99/2000 un endurecimiento similar de la selectividad lo que provocó un importante movimiento de estudiantes que forzó a la retirada de la medida.
En Madrid a 09 de julio de 2008.
Comisión Ejecutiva Estatal del Sindicato de Estudiantes.