Desde el Sindicato de Estudiantes queremos denunciar el nuevo plan de la Consellería d’Educació, de eliminar las líneas en valenciano y castellano y sustituirlas, teóricamente, por una única estructura que combine las dos lenguas más el inglés. Consideramos que se trata de un grave ataque tanto contra el aprendizaje y fomento del uso del valenciano, como contra la enseñanza pública.

La aplicación de esta medida, por parte de una Consellería y una Generalitat del PP, destacadas en el salvaje recorte de los recursos de la educación pública, y también en el desprecio del valenciano, sería un enorme paso atrás. Teóricamente las clases se impartirían en las tres lenguas, de tal forma que, aproximadamente, al menos un tercio de las asignaturas se impartirían en valenciano, al menos otro tercio en castellano, y como mucho otro tercio en inglés. Este plan está siendo vendido como una garantía para conseguir el trilingüismo, es decir, el conocimiento de las dos lenguas del País Valenciano, y del inglés como idioma de uso internacional. Pero todo el proyecto está minado por la política de recortes del PP. ¿Quién controlará que efectivamente, en cada centro, haya los medios suficientes para que se dé un tercio de las asignaturas en valenciano? ¿Quién vigilará los centros concertados para que se cumpla? Mucho nos tememos, observando la degradación de la educación pública los últimos años, responsabilidad de la Generalitat del PP, que en muchos casos no habrá suficientes recursos didácticos, y que, ante la escasez de medios, será el valenciano el primero a sacrificar. La declaración de Font de Mora, en el sentido de que ‘enseñar en valenciano es un lujo en época de crisis’, refleja muy bien la importancia que le dan al conocimiento y uso de la lengua.

Por otra parte, la inexistencia, en el caso de los maestros, del requisito lingüístico, es decir, la no exigencia oficial del conocimiento del valenciano, implica que muchos docentes explicarán sus asignaturas con un valenciano precario, que en lugar de formar en la lengua, malforman. Por último, muy posiblemente veremos como en la distribución de materias según lenguas, la tendencia sea a que en castellano se impartirá Matemáticas o Física, mientras que para el valenciano restarán asignaturas como Música, Educación Física, y, por supuesto, Conocimiento del Medio, de tal forma que subliminalmente se transmite la siguiente idea: el valenciano está bien para las cosas muy de aquí, para ‘estar por casa’, pero para cuestiones más abstractas, más científicas, de mayor nivel, es mejor utilizar el castellano.

Por supuesto, las buenas intenciones sobre la docencia en inglés chocarán también, rápidamente, con la realidad de los recortes. ¿O es que la Consellería pagará a los docentes cursos para que aprendan, no sólo inglés, sino un inglés especializado en sus materias? La formación en inglés, con los cursos del PALE, está totalmente saturada. Y desde que se ha incorporado el inglés al primer ciclo tienen mucha dificultad para contar con profesorado que pueda impartirlo. Lo que propone la Consellería en la práctica es que cada centro se apañe con lo que tiene.

Detrás de estos planes también hay una intención descarada de aumentar la masificación de las aulas. Tener líneas en valenciano implica la existencia de muchos grupos reducidos, que, para su mentalidad, son un derroche.

El ataque al valenciano es parte del ataque a la escuela pública

Los ataques al valenciano no afectan sólo a los valencianohablantes, o a los estudiantes que quieran estudiar en esta lengua. Afectan a todos los estudiantes. Tenemos el derecho de conocer bien las dos lenguas, y de usar las dos cómo queramos. Hace falta una enseñanza pública de calidad, en todos los sentidos. Por esto la lucha por el valenciano está indisolublemente unida a la lucha por la escuela pública. Ni la movilización por la lengua puede separarse de las reivindicaciones contra los recortes a la educación pública, ni la lucha contra estos puede dejar de incluir la defensa de la educación en valenciano. Creemos que hace falta un plan de movilización, preparando ya el próximo curso, para enfrentar todos los ataques de la Consejería, que también se expresan en otras medidas graves: la amenaza de no abrir ciclos de FP con un mínimo de gente inscrita en el verano (cuando muchos se inscriben en septiembre), el plan de dar la gestión de algunos centros públicos a empresas privadas (!!!), etc. Llamamos a organizar reuniones, asambleas, allá donde sea posible, en cada centro, para discutir qué hacer ante esta situación. El movimiento 15-M debe hacer bandera de la educación pública y del valenciano; animamos a todo el mundo a participar en la masiva manifestación prevista para el domingo 19, también por estos motivos.

Por último, pensamos que la alternativa a este grave ataque al valenciano no es el modelo actual, que ha sido incapaz de fomentar el conocimiento y uso de la lengua. El número de valencianohablantes ha disminuido de forma preocupante. La falta de medios públicos para fomentarlo (cine, medios de comunicación), la inhibición de Canal 9 en este sentido, y la propia estructura de líneas idiomáticas, tienden a convertir la lengua en un gueto para determinadas localidades, determinadas situaciones, y determinados grupos de edad. La inmersión lingüística, hecha evidentemente de forma flexible y progresiva, y junto a una amplia inversión en educación pública, sí que sería útil para el conocimiento de las dos lenguas, y al mismo tiempo ayudaría a aumentar la consideración social del valenciano y a acabar con la histórica discriminación de los valencianohablantes en su propia tierra.