
En todo este tiempo, hemos tendio que ver cómo en televisión se reproducían imágnes de jóvenes pegándose en los centros de estudio, noticias que muestran a profesores insultados, etc. Esta campaña, se basa en la utilización de hechos lamentables y absolutamente minoritarios que se tratan como si fueran el pan de cada día en los institutos y colegios públicos. Detrás de ete tipo de campañas se encuentran los sectores más reaccionarios de la sociedad, aquellos que buscan justificar que se tomen medidas de “mano dura” contra el conjunto de la juventud, los mismos que pretneden convertir a los profesores en autoridad pública, "para así solucionar todos los problemas de la edcuación pública".
No es casualidad que tomen éstas medidas precisamente ahora, cuando la tasa de desempleo entre los jóvenes alcanza el 39%, siendo además los que sufrimos los peores salarios y condiciones laborales. Este tipo de actuaciones sólo demuestran el miedo hacia la juventud por parte de la burguesía. Al fin y al cabo los jóvenes hemos sido en muchas ocasiones los primeros en salir a la lucha, para poco después contagiar de este ánimo a capas importantes de trabajadores.
No es casualidad que tomen éstas medidas precisamente ahora, cuando la tasa de desempleo entre los jóvenes alcanza el 39%, siendo además los que sufrimos los peores salarios y condiciones laborales. Este tipo de actuaciones sólo demuestran el miedo hacia la juventud por parte de la burguesía. Al fin y al cabo los jóvenes hemos sido en muchas ocasiones los primeros en salir a la lucha, para poco después contagiar de este ánimo a capas importantes de trabajadores.
A medidas como la instalación de cámaras en los pasillos (llegando tan lejos como en el caso del IES Abastos el año pasado, donde pusieron hasta en los baños, pero "sólo" en los de chicas), se están sumando acciones tan alarmantes como la presencia policial permanente en la puerta del IES Joanot Martorell, o las recientes incursiones policiales en la “Ciudad del Aprendiz”, donde entran a petición del director a realizar cacheos “contra el menudeo de droga”. Esta misma medida intentó aplicarse el curso pasado en el IES Juan de Garay. No son precisamente institutos de niños ricos; los tres se encuentran en dos de los mayores barrios obreros de Valencia: San Marcelino y Patraix.
La droga es una lacra social, contra la que luchamos activamente, que sólo destroza la vida de miles de jóvenes que no ven un futuro y la utilizan como vía de escape. Pero es también un gigantesco negocio, que mueve miles de millones de euros en todo el mundo, que pone y quita presidentes en ciertos países; negocio que se hace a costa de la vida de los jóvenes y trabajadores. Es absurdo pretender que se va a eliminar la droga entrando a los institutos y registrando indiscriminadamente. Sería mucho más productivo que registrasen el Congreso de los Diputados, en cuyos lavabos se encuentran con facilidad restos de cocaína, como la prensa destapó hace unos años, tanto con respecto a Gran Bretaña como al Estado español. Si realmente tuvieran intención de acabar con la droga deberían detener a los grandes capos. No les resultaría muy difícil: saben quiénes son, y si no lo saben tienen los medios para averiguarlo. Podrían empezar por investigar a fondo los negocios del sistema financiero internacional, a través del que se blanquea todo ese dinero negro, el 10% del comercio mundial.
Por otra parte, si lo que quieren es eliminar los problemas que se generan en los centros de estudio, lo que debería hacerse es resolver los problemas como la masificación, los barracones o la falta de profesorado. Deberían construirse muchos más centros de estudio, hasta reducir la cantidad de alumnos por instituo y por aula, lo que obligaría a contratar muchos más profesores. Mientras subsista el desvío de dinero público a la educación privada concertada, mientras el dinero se gaste en “salvar” las cuentas de beneficios de los grandes banqueros y empresarios, subvencionando empresas que con la excusa de la crisis despiden cientos de trabajadores, como Ford y Opel. Mientras todo esto ocurra, habrá problemas endémicos a la sociedad en la que vivimos, y que afectan especialmente a las condiciones de los jóvenes de familias trabajadoras.
¡Por una educación pública digna!
¡No a las medidas represivas!
¡Ni cámaras ni policías!
¡No a las medidas represivas!
¡Ni cámaras ni policías!