umh-4El Sindicato de Estudiantes Miguel Hernández pide “el apoyo del resto de organizaciones estudiantiles o afines a nuestras posiciones para que la presión mediática, junto con la lucha de los estudiantes, obligue a la administración de la UMH a reconocer la libertad de asociación. No queremos subvenciones, como critican algunos profesores reaccionarios, lo único que queremos es que se respete nuestro derecho a la libertad de expresión y de asociación, para que cada vez que organicemos una charla o una protesta no tengamos una persona detrás arrancando nuestros carteles por orden del rector, como ha ocurrido durante los últimos cuatro años.”

 

Ellos alegan que nosotros no tenemos cabida en la universidad porque somos "políticos" y según ellos la universidad debe de estar al margen de las ideologías y declararse "apolítica". Pero luego acatan con pasividad los recortes totalmente ideológicos que vienen desde el Ministerio, autorizan el reparto de propaganda católica, no dudan en promocionar macro-botellones para los estudiantes y mantienen una radio en la Facultad de Periodismo que censura y no permite ser crítico con el Ayuntamiento, por poner un ejemplo".

A continuación el comunicado del SEMH y del Colectivo Libertario:

A raíz de la convocatoria de movilizaciones de carácter estudiantil enmarcadas a nivel estatal el pasado 20 de noviembre, tuvo lugar en la Universidad Miguel Hernández un encierro en el Edificio de Rectorado. Esta acción, convocada por estudiantes de la universidad, tenía como principal objetivo la reivindicación del derecho a libre asociación recogido por la Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio, reguladora del derecho a la educación, y el Estatuto del Estudiante Universitario, aprobado por el Real Decreto 1791/2010, de 30 de diciembre.

Como señala el apartado referente a la cuestión asociativa, el estudiante posee derecho “a la libertad de expresión, de reunión y de asociación en el ámbito universitario, exenta de toda discriminación directa e indirecta, como expresión de la corresponsabilidad en la gestión educativa”. Describe, por tanto, un asociacionismo registrado en el seno de la universidad, contradiciendo así los argumentos del propio Jesús Tadeo Pastor –Rector de la UMH– en los que hace referencia al registro general del Ministerio.

Asimismo, desde la asamblea de estudiantes que tuvo lugar en la víspera de la jornada, se redactó una batería de demandas que recogían, no sólo el derecho de asociación, sino también el pago fraccionado de las tasas de matrícula en cinco plazos, el derecho a huelga sin prácticas obligatorias, cursos y examen del nivel B1 de inglés gratuitos, etc. Desde los estudiantes de la universidad se tenía por objeto trasladar esta serie de peticiones factibles al máximo cargo de la institución, el Rector. Después de haber agotado todos y cada uno de los cauces internos del centro a lo largo de tres años (solicitudes al Centro de Gestión del Campus, reuniones con Pastor, asambleas en las que participaba el Vicerrector de Estudiantes, etc.), se optó por señalar directamente al símbolo de la universidad: el bunkerizado Edificio de Rectorado.

Muy lejos de acceder a las peticiones de la comunidad estudiantil, la respuesta del Rector pasó por enviar allí a la Policía para que desalojara el pacífico encierro. Finalmente, Pastor terminaba entrando al edificio escoltado por las fuerzas del Estado mientras un fuerte dispositivo de agentes retenía e identificaba a los asistentes al evento, expresa solicitud por parte de la dirección del centro. El Rector, soberbio, recibía los gritos de la comunidad estudiantil, mientras que una docena de furgones del CNP rodeaba el edificio. La policía, amenazante, intimidaba con la posibilidad de multas por coacción, desacato a la autoridad y alteración del orden público.

Este episodio ha conseguido mostrar la verdadera cara de la UMH, la de una corporación que nada piensa en sus estudiantes y que todo es capaz de hacer por defender su ‘marca’, su caché; que es en realidad el de unos pocos. Hoy, la Universidad Miguel Hernández debe ser señalada en el conjunto del Estado español como el punto negro de la educación superior; aquella que no reconoce los derechos fundamentales de sus estudiantes y que no dudará en llamar a los cuerpos represivos para extender el miedo entre la comunidad educativa.

Ante esta situación, desde el Sindicato de Estudiantes Miguel Hernández y el Colectivo Libertario exigimos la dimisión del Rector de la UMH, Jesús Tadeo Pastor, y el cumplimiento del derecho fundamental de asociación, expresión y reunión.