Los jóvenes hijos de trabajadores estamos sufriendo de lleno la crisis del sistema capitalista. Por un lado, la enseñanza pública es víctima predilecta de los recortes, los centros públicos cada vez se degradan más, y además pretenden expulsar de la Universidad, por todos los medios, al hijo del obrero. Por otra parte, el paro se extiende entre los que acaban de estudiar, y en el mejor de los casos trabajan en las condiciones de sobreexplotación que impone la reforma laboral. Por último, somos víctimas de una constante criminalización; hace pocas semanas pudimos sufrir en carne propia, literalmente, qué nos depara el capitalismo y su Estado.

 

Defendernos de estos ataques exige luchar, por supuesto. Pero exige más: exige organizarnos.
De igual forma que en el movimiento obrero, en el movimiento estudiantil necesitamos, más que nunca, los métodos del sindicalismo combativo y revolucionario.

El Sindicato de Estudiantes fue creado al calor de la masiva lucha estudiantil de 1986/87. Desde entonces ha acompañado, y muchas veces protagonizado, la lucha de la juventud estudiantil, contra los ataques a la educación pública, o contra las guerras imperialistas, o en apoyo a los trabajadores en lucha. Consideramos que estas señas de identidad son las más útiles para estimular la lucha por mejoras en la educación pública, para elevar el nivel de conciencia y para vincular la lucha a la necesaria transformación socialista de la sociedad. Esas señas son:

-    Estimular la organización de los estudiantes. Consideramos las asambleas (convocadas de forma masiva) como la forma de hacer partícipe a todo el movimiento en la lucha; a la vez, el valor de una organización es el de agrupar a los elementos más combativos, de diferentes centros, localidades y zonas, de tal forma que pueda proponer a todas las asambleas unos puntos reivindicativos y un plan de lucha comunes. No estimulamos prejuicios anti-organizativos; tampoco anti-políticos, ya que frente a la política en beneficio del capital hay que oponer una política favorable a los intereses de los trabajadores y sus hijos, nosotros. Una política que, pensamos, sólo puede ser anticapitalista y revolucionaria.

-    Orientarse hacia el movimiento obrero. Sólo la lucha unida de trabajadores y jóvenes, en la línea y profundización de la formidable Huelga General del 29 de marzo, puede parar todos los ataques.

-    Buscar siempre la extensión de las luchas. El Sindicato de Estudiantes existe a nivel estatal, y la razón fundamental de esto es que, si quienes nos atacan está unidos en sus agresiones, y utiliza el aparato del Estado (tanto el central como los autonómicos) en este sentido, nosotros hemos de estar unidos también, independientemente de nuestra identidad, lengua u origen nacional, para poder enfrentarles. De igual forma, el Sindicato de Estudiantes defiende los derechos democrático-nacionales de las nacionalidades oprimidas históricamente, y la normalización plena de las lenguas oprimidas, y lo defiende con igual firmeza en Bilbao, Sevilla, Guadalajara, Madrid o Tarragona.

-    Defender la unidad de acción con todo el movimiento educativo (profesores y padres), y también con cualquier colectivo u organización estudiantil que tenga voluntad de lucha. La unidad en la lucha que defendemos implica coordinar las fechas de movilización, y una actitud compañera, mientras cada organización preserva su derecho de propaganda, es decir, su derecho a hacer propuestas propias, a expresarse en asambleas y manifestaciones, siempre manteniendo el respeto al resto de organizaciones.
La experiencia de este curso

Durante este curso los estudiantes hemos protagonizado grandes movilizaciones, que han tenido cuatro fechas de referencia: el 6 de octubre, el 17 de noviembre, el 16 de febrero (a nivel valenciano) y el 29 de ese mes.  En todo este tiempo hemos defendido con fuerza la necesidad de la unidad de acción para luchar. Tan pronto como a mediados de setiembre, pedimos una reunión con diferentes organizaciones en el País Valenciano, en ese momento asistieron compañeros del SEPC, y propusimos la convocatoria conjunta el 6 de octubre y en adelante. Los compañeros, finalmente, declinaron la propuesta. En estos momentos tan críticos para el futuro de la juventud, reiteramos, a todas las organizaciones que quieran luchar, nuestra voluntad de movilizarnos juntos y ejercer así más presión.

Por otra parte, pensamos que existen determinadas actitudes, sectarias y burocráticas,  que en nada benefician al movimiento estudiantil. Tanto en la manifestación del 17 de noviembre, como en la del 29 de febrero, algunos asistentes nos arrebataron por la fuerza física nuestra pancarta de arrastre, con argumentos burocráticos.  Argüían que una asamblea de universidad había decidido que no se llevaban pancartas de ese tipo, lo cual contrastaba con el hecho de que existían otras pancartas de arrastre. Con este tipo de actitudes, ajenas a la tradición de la organizaciones de la izquierda, da la impresión de que algunos compañeros no quieren que el Sindicato de Estudiantes pueda expresarse libremente.

Tampoco estamos de acuerdo en que se prohíba la presencia del Sindicato de Estudiantes, o cualquier otra organización , así como los repartos de su propaganda en concentraciones o centros de estudio. Con estos métodos se hurta a los participantes en la lucha el poder conocer unos planteamientos, valorarlos, y criticarlos libremente en su caso. Así como dar la posibilidad a cualquier organización de luchar por convencer democráticamente a la mayoría de sus opiniones.

La buena convocatoria de asambleas, la participación masiva en ellas, los métodos democráticos, la actitud compañera hacia todos los participantes, y hacia todas las posiciones que contribuyan a la lucha, y el respeto a las decisiones mayoritarias, son claves en esta larga lucha por los derechos de los hijos de los trabajadores y contra el sistema capitalista que nos oprime.

El jueves 10 de Mayo todos a las movilizaciones en defensa de la educación pública