Si la degradación de la educación pública es una realidad que cada vez se asienta con más fuerza, en la situación que viene sufriendo la escuela infantil encontramos la prueba más contundente de hasta donde han llegado las consecuencias de la pauperización y de las privatizaciones masivas sobre el conjunto de la enseñanza pública.
En estos últimos años los ataques paras minar las condiciones de la
educación infantil pública no paran de sucederse. Este tramo educativo
está sufriendo un autentico vendaval de agresiones por parte de la
derecha y la patronal educativa. Esto es especialmente cierto en la
comunidad de Madrid, donde el gobierno de la derecha se ha convertido en
el principal valedor de la destrucción de los recursos para la escuela
infantil de carácter público. Tanto es así que problemas como la falta
de plazas en las guarderías públicas, de personal docente para atender
las necesidades de los infantes y en general de los recursos
indispensables para desarrollar una educación en condiciones dignas en
este tramo educativo, son la tónica dominante.
Dentro de los diferentes ataques, la embestida más grave contra la escuela infantil ha tomado cuerpo con la aprobación antes del verano de 2008 del llamado “decreto de mínimos”. Esta ley, impulsada por el gobierno de Esperanza Aguirre, degrada de forma acusadísima la situación interna de los centros de educación infantil. Implica todo tipo de medidas que van orientadas a lastrar, mucho más, los recursos de los centros públicos. Esto se traduce en cambios como un aumento de los ratios de alumnos por aula, la eliminación de la necesidad de tener un título especifico para ejercer como educador (hasta la aprobación de esta ley se entendía que esto era imprescindible), se da el visto bueno a cualquier habitáculo como guardería, los centros no requieren de un patio propio y la elección de los directores de los centros pasa a estar en manos de la Consejería de Educación. A esto hay que añadirle la eliminación de la enseñanza gratuita en el primer ciclo para las familias con menor renta.
No es ninguna casualidad que los golpes contra la educación pública en el tramo de la enseñanza infantil arrecien con tanta fuerza en estos momentos. La educación infantil se ha convertido en la principal cantera del sector privado. Tanto en la comunidad de Madrid como en el resto del Estado. Para seguir profundizando en la privatización de las escuelas infantiles la burguesía y su gobierno necesitan hacer caer a la escuela pública en una situación de degradación insostenible. De ahí que busquen cercenar los recursos de los centro públicos infantiles. Poniendo todo tipo de dificultades y hundiendo la calidad de las condiciones que ofrece la pública buscan obligar a las familias trabajadoras a recurrir a la privada. La situación es tal que en este curso faltan 1.200.000 plazas de infantil para cubrir las necesidades de escolarización en todo el Estado.
En el fondo de este proceso podemos ver cómo la degradación del primer tramo educativo se ha convertido en una condición indispensable para seguir profundizando en la privatización de toda la educación pública. Mientras que los centros públicos carecen de plazas y de recursos, la infantil privada se ha convertido en el modelo con más presencia en la Comunidad de Madrid. Se trata de centros que además del tramo infantil ofertan el resto de la educación obligatoria. Esto es la receta acabada para seguir quitando plazas y recursos al conjunto de la red pública.
En este contexto la única respuesta para poder parar la privatización y la degradación es la unión de la lucha de los trabajadores de la escuela infantil con las reivindicaciones del conjunto de la enseñanza pública. La fuerza de la huelga del año pasado demuestra que la lucha puede avanzar. Pero para eso es necesario la unidad con un programa y un plan de lucha orientado a defender, sin concesiones, la educación pública.