El 4 de mayo se celebrarán elecciones en la Comunidad de Madrid. La decisión de Pablo Iglesias de renunciar a su posición como vicepresidente segundo en el Gobierno central y presentarse como candidato en la CAM para dar la batalla a la ultraderecha encabezada por Ayuso y Vox ha despertado un entusiasmo evidente entre decenas de miles de jóvenes, trabajadores, activistas y militantes de la izquierda.
Desde el Sindicato de Estudiantes queremos mostrar nuestro respaldo a la candidatura de Iglesias contra el proyecto trumpista, franquista y privatizador de Ayuso y llamamos a la juventud madrileña a derrotar a esta alianza PP - Vox en las calles y en las urnas.
Díaz Ayuso: “Si te llaman fascista estás en el lado bueno de la historia”
El Gobierno de Díaz Ayuso, Cs y Vox ha supuesto una auténtica pesadilla para los jóvenes y las familias trabajadoras. La única preocupación de estos reaccionarios ha sido que los empresarios continúen haciendo negocios gracias a los salarios de miseria y la precariedad, privatizar a mansalva los servicios sociales, entregado todos los recursos públicos posibles a la sanidad privada, y continuar con los recortes. Miles de muertos y un colapso de los hospitales y los ambulatorios son el fruto de una gestión criminal.
El Partido Popular madrileño ha desmantelado la educación pública y nuestros centros de estudio. Durante los primeros meses de pandemia regaló el servicio de comedor para familias vulnerables a Telepizza y Rodilla a costa de la malnutrición de miles de niños y niñas. Su política privatizadora en las residencias de mayores ha provocado una auténtica matanza de nuestros abuelos y abuelas…
Ayuso es lo mismo que Vox. En el mes de septiembre impuso el confinamiento clasista en los barrios obreros de Madrid, se ha referido a quienes hemos tomado las calles por la libertad de expresión y de Pablo Hasél como “niñatos que se manifiestan por un delincuente”, y ha criminalizado al movimiento feminista afirmando que el 8M fue el “día de la mujer contagiada”.
No contenta con todo esto, en una entrevista con Ana Rosa Quintana en Telecinco, afirmó sin ruborizarse que si te llaman fascista “estás en el lado bueno de la historia”. Pocos días antes, en esta ocasión con María Teresa Campos, dijo que no se puede vivir ahora “de un supuesto machismo que no siempre es cierto” porque “los hombres sufren muchas más agresiones que nosotras”.
Es evidente que esta derecha rancia y franquista es heredera de la que gobernó con puño de hierro este país durante cuarenta años de dictadura. Díaz Ayuso y Vox dicen que los militares que quieren fusilar a 26 millones de rojos son su gente. Los mismos que fomentan la violencia contra las mujeres, el colectivo LGTBI o los inmigrantes, quienes siguen protegiendo a las manadas o quienes jalean a la policía para que carguen y apaleen a los que defendemos la libertad de expresión.
No hay ninguna duda. Frente a la amenaza que representa la extrema derecha contra todos nuestros derechos, la juventud tenemos la obligación de frenarles los pies.
Contra la represión, por una sanidad y educación públicas de calidad. ¡Sí se puede!
A nadie se nos escapa que el anuncio de Pablo Iglesias ha movilizado de forma inmediata a la caverna mediática, a las cloacas del Estado y a toda la reacción, que han tardado muy poco en comenzar una campaña de descalificaciones salvajes. Díaz Ayuso, al más puro estilo de Donald Trump, ha versionado su eslogan electoral por “Comunismo o libertad”, ha acusado a Iglesias de ser una “persona afín al entorno de ETA”, de “fomentar huelgas” y animar a “quemar las calles de Madrid”.
En todas las tertulias, los defensores del Régimen del 78 y de la derecha han celebrado que Más Madrid haya rechazado una candidatura unitaria con Podemos. Una decisión que desde el Sindicato de Estudiantes consideramos profundamente errónea.
Apelar al feminismo para negar un frente conjunto de la izquierda para derrotar a la extrema derecha, es una burla lamentable. Más Madrid parece olvidar que la CAM ha tenido muchas presidentas. Esperanza Aguirre, Cifuentes o la misma Ayuso son mujeres, y también reaccionarias y defensoras del capitalismo y el machismo. El problema, como el propio movimiento feminista ha destacado, no es la cuestión del género, sino la cuestión de clase y la ideología.
La convocatoria del 4 de mayo se ha convertido en mucho más que unas simples elecciones autonómicas. Lo que ocurra ese día marcará la política del próximo periodo a nivel estatal. Y que el PP y Vox puedan ganar en estos comicios no es sólo una amenaza para la clase trabajadora y la juventud en Madrid, sino para todos los oprimidos y oprimidas del resto del Estado.
La dirección de Unidas Podemos ha cometido muchos errores, es cierto. A pesar de su participación en el Gobierno central no han arrastrado a la izquierda al PSOE, que sigue actuando como un pilar del régimen del 78 y ha incumplido prácticamente en su totalidad el acuerdo de Gobierno. También su abandono de la lucha en las calles y su sustitución por la actividad parlamentaria o la falta de oposición a las políticas de la derecha en la CAM, han sido un grave error. Una crítica que mantenemos.
Pero mantener esta crítica no nos ciega, ni nos hace caer el el sectarismo. Que Pablo Iglesias haya decidido batallar contra Ayuso y Vox es un paso muy positivo y ha generado una expectativa muy grande.
Precisamente por eso le atacan tanto. Porque la clase dominante sabe que muchos jóvenes y trabajadores se ven representados en sus discursos más a la izquierda, en su defensa de la sanidad y la educación públicas, del derecho a la vivienda, y de la defensa de la juventud antifascista. Pero también tenemos que destacar que a la ultraderecha y al fascismo no se los combate sólo con consignas, sino con un programa anticapitalista y de clase, que rompa con la estrategia del PSOE en el Gobierno, y liderando una oposición decidida que agrupe a la clase obrera y a la juventud.
Es en esta línea como desde el Sindicato de Estudiantes apoyamos al compañero Pablo Iglesias: para acabar con el desempleo juvenil, contra los recortes sociales, contra los desahucios y la represión, contra el machismo y la homofobia, por una educación pública de calidad, una sanidad pública digna, por el derecho a voto a partir de los 16 años y muchas reivindicaciones más.
La juventud hemos estado en primera línea de la batalla todos estos años. Hemos llenado las calles en movilizaciones feministas históricas, contra el cambio climático, contra las contrarreformas educativas, las casas de apuestas o contra esta monarquía heredada del franquismo. Y este 4 de mayo nos jugamos mucho.
Necesitamos una revolución que rompa con este sistema, que no tiene nada que ofrecernos, y el primer paso es derrotar a la extrema derecha en las urnas, y levantar una bandera antifascista consecuente también en nuestros centros de estudio y barrios.