A los jóvenes siempre se nos ha dicho que con esfuerzo, seriedad y constancia en los estudios uno puede avanzar y prepararse un futuro decente. Siguiendo estos principios con 21 años había logrado diplomarme en Relaciones Laborales por la Universidad Complutense de Madrid y me dispuse a buscar un empleo con el que poder ganarme la vida. Lamentablemente como le sucede actualmente a casi el 60% de jóvenes, tras un año de búsqueda de ese primer empleo no encontré nada.

 

En lugar de darme por vencido pensé que aparte de continuar buscando trabajo, lo que debía hacer era ver la forma en la que mejorar mi formación por lo que, a pesar del alto coste de los masteres, acogiéndome a la posibilidad de pago fraccionado de los mismos, me matriculé en uno de prevención de riesgos laborales cuyo coste era de 1.729,17 euros –abonando en Agosto de 2012 el 50% del mismo: 881.97 euros-.

En los primeros compases del Master, tan pronto como el día 3 de Octubre, dos días después del inicio del curso académico, me entero a través de mis compañeros que el mismo día 1 de ese mes la universidad, como consecuencia de la salvaje subida de tasas ordenada por el Ministerio de Educación, ha aplicado una subida al master que estoy empezando a cursar de un 125%.

Ante esta situación y una vez superado el asombro y el enfado inicial, y tras mucho darle vueltas al asunto y hacer cuentas, llego a la inevitable conclusión de que no voy a poder pagar los, ahora, 3.900 euros que cuesta el Máster. Aunque no es una decisión agradable, ni fácil, intento pasar página lo antes posible y seguir mirando hacia adelante, por lo que rápidamente me informo de los trámites para darme de baja y anular la matrícula; de esta forma el día 17 de Octubre solicito ante la unidad de devoluciones del Vicerrectorado de la Universidad Complutense de Madrid los 881 euros del pago que hice en Agosto.

Aunque lo sucedido hasta el momento es un escándalo mayúsculo, más todavía cuando uno tiene que escuchar día sí y día también en los medios de comunicación y a los portavoces del Gobierno que los jóvenes somos unos ni-nis, que no estamos acostumbrados a la cultura del esfuerzo, que en lugar de estudiar lo que nos motive y por lo que sintamos vocación hay que mirar la “empleabiliadad” (¿de verdad?, ¿qué empleabilidad tengo que buscar con un 55% de paro juvenil?), que la educación y la formación son la base para salir de la crisis, que estamos muy mal acostumbrados, etcétera, y luego cuando quieres trabajar o estudiar te encuentras con que todo está ideado para lo contrario, para hundirte en la desesperación cuando buscas trabajo y para hacerte imposible, a no ser que tengas dinero, poder estudiar y mejorar tu cualificación y así volver a buscar empleo.

Pero como decía, la segunda parte de este escándalo llega cuando el 4 de Enero de 2013, tres meses después de haberme dado de baja, y cinco meses después de haber realizado el pago de 881,97 euros, recibo una carta de la Universidad denegándome la devolución del importe pagado. Inmediatamente llamo a la Universidad para conocer más detalles sobre esta increíble decisión, y me dicen que tendría que haber solicitado la baja antes del inicio del Master; a lo que les explico que si me di de baja fue porque el día que empezaba el curso, el 1 de Octubre, la Universidad subió en cerca de 2.000 euros el precio de la matrícula, siendo ese el único motivo que me obligó a dejar el curso y que al no producirse antes no lo podía conocer, y por tanto haber anticipado mi solicitud de baja.

Hace unas semanas, el 20 de Febrero, he vuelto a interponer un recurso de reposición contra la resolución, no ya porque no me permitan estudiar por culpa de una subida de tasas impagable para mi familia, algo que me imagino le sucederá a miles de jóvenes, sino porque, siendo lo anterior lo más grave, encima se han quedado con cerca de 900 euros que mi familia me había dado para que pudiera estudiar.

La indignación que estoy viviendo ante esta situación me imagino que será como la que millones de personas sentimos cuando quienes llevan acabo recortes millonarios en Sanidad, Educación y servicios sociales nos dicen que no nos preocupemos que “la calidad y el servicio no se van a ver afectados”, y luego en el día a día te vas dando cuenta de cómo lo que están haciendo es desmantelar derechos sociales fundamentales.

La cara dura de esta gente además queda retratada con mayor claridad cuando precisamente hace unas semanas hemos conocido por medio de los periódicos que estos mismos que sólo saben recortar y recortar, y hacernos las vida cada vez más difícil y cuesta arriba, tienen sueldos de miles de euros mensuales recibidos además parte de ellos en sobres y sin por supuesto pagar un céntimo en impuestos.

Estoy seguro de que de la misma forma que me ha sucedido a mí habrá miles de estudiantes que también hayan tenido que dejar el Máster o peor aún, la carrera, por esta subida de tasas salvaje, por eso me he decidido a denunciar públicamente esta situación y animo a todo aquel que se vea en circunstancias similares a que haga lo mismo, o se ponga en contacto conmigo para seguir denunciando estas prácticas inaceptables y defender que el acceso a la universidad no esté limitado para aquellos que no podemos pagar 3.900 euros por un curso.

 


Alejandro R.
Diplomado en Relaciones Laborales

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