Endefensa de la libertad de organización y expresión en las manifestaciones
Para enfrentarnos a los ataques de los capitalistas necesitamos sumar fuerzas y no restar

La huelga de estudiantes universitarios del 17 de noviembre en Catalunya fue convocada por la Plataforma Unitària en Defensa de la Universidad Pública (PUDUP) en una reunión abierta celebrada el 8 de octubre, en la que también participó el Sindicat d’Estudiants.

El PUDUP es un frente de organizaciones, en las que están adheridos, entre otros, los sindicatos de trabajadores CCOO, UGT, CGT y USTEC/CAU, las organizaciones estudiantiles AEP y SEPC, o la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona.

Con el objetivo de que el 17-N tuviese la máxima repercusión posible, desde el primer momento el Sindicat d’Estudiants ha tratado de impulsar esta convocatoria no sólo en la universidad, sino también extendiéndola a las enseñanzas medias, convocando una Jornada en defensa de la educación pública, en Catalunya y en el resto del Estado. Desde el 8 de octubre hemos celebrado decenas de reuniones y asambleas y hemos repartido miles de panfletos convocando la movilización del 17-N. Consideramos que una movilización que unificara a los estudiantes de universidad con los de secundaria era un paso adelante en la lucha contra los recortes que están impulsando los gobiernos central y autonómico.

Sin embargo, en la reunión de la PUDUP celebrada el pasado 11 de noviembre en el Edifici Historic de la UB se produjo un hecho muy negativo. En el punto de “Presentació i debat sobre el model de manifestació del dia 17” se prohibió que los colectivos y organizaciones de profesores y estudiantes puedan participar de forma organizada en la manifestación del 17-N en Barcelona, incluyendo a las que estamos impulsando la convocatoria. Las organizaciones y colectivos, según lo aprobado, no podrán ni desplegar sus pancartas, ni organizar sus cortejos o repartir material propio —hojas, carteles, prensa, pegatinas— y se planteó que un servicio de orden será conformado expresamente para garantizar esta prohibición. Esta decisión entra en contradicción abierta con el resto de las convocatorias realizadas en numerosas ciudades del Estado, dónde obviamente todos los colectivos y organizaciones podrán ejercer su derecho a la libertad de expresión, proponiendo sus ideas y alternativas al conjunto del movimiento. Por tanto en Barcelona, en una reunión de poco más de 20 personas, la mayoría de las cuales se presentaban en nombre de diferentes “asambleas” de la universidad, se decidió algo tan evidentemente antidemocrático como prohibir la libertad de expresión y crear una especie de policía del pensamiento para “garantizar” que nadie pueda expresar lo que piensa de forma organizada.

No es la primera vez que algunos tratan de imponer una dinámica sectaria al movimiento estudiantil, y en el propio movimiento 15-M. En aras de una supuesta lucha “contra la manipulación” hay algunos grupos que se autoasignan la función de tutelar a los estudiantes y pensar por todos nosotros, es decir, defender la manipulación más descarada al prohibir la distribución de propaganda, negando el derecho a que los estudiantes estén informados desde las organizaciones y colectivos que promueven la movilización, y amenazando con llevar a la práctica esta prohibición antidemocrática a través de un “servicio de orden”. Una medida que entra en total contradicción con la demanda de una Democracia Real, tal como ha sido exigida en la calle por los cientos de miles de personas qué llevamos en movilización desde el 15 de mayo.

Esta decisión además es un completo desprecio al movimiento estudiantil. Una de las grandes conquistas de la lucha obrera y juvenil ha sido el derecho a conformar nuestras propias organizaciones, a poder expresarnos sin la amenaza de la policía y los tribunales, tal como ocurría en la dictadura franquista. Libertades democráticas que son puestas en cuestión por la reacción, la derecha y los gobiernos socialdemócratas, que criminalizan las ideas y persiguen a los sindicalistas y luchadores de izquierdas más consecuentes y combativos. Si estos derechos los hemos conquistado con tanto sacrificio ¿Cómo es posible que haya personas, por otra parte organizadas políticamente pero que siempre quieren ocultar su filiación, que pretendan impedirnos ejercer estos derechos? Y esto se defiende en nombre de las “asambleas”. ¿Desde cuando las asambleas se comportan como una burocracia autoritaria? No, en realidad lo que se hace es usurpar el nombre de “asamblea” para imponer fines y métodos completamente antidemocráticos. Esta actitud es, en la práctica, el colmo de la manipulación y de la hipocresía. Lo más democrático es que cada entidad, asociación o agrupamiento colectivo diga lo que piensa, con nombres y apellidos, y se someta así a la crítica del movimiento estudiantil.

Quizás el problema de muchos de los que tan celosamente asumen el papel de prohibir que los demás se expresen es que ellos mismos no tienen mucho que aportar al movimiento para que avance o que no quieren exponer sus ideas abiertamente y someterse a la opinión de los estudiantes. Nosotros, desde el Sindicat d’Estudiants, sí tenemos ideas que aportar y lo hacemos de manera pública: defendemos la unidad de la lucha estudiantil con la de los trabajadores; defendemos la necesidad de que los sindicatos de clase convoquen ya una huelga general de 24 horas en Catalunya contra los recortes; defendemos la unidad del movimiento a escala estatal e internacional, y una alternativa a la crisis capitalista basada en la nacionalización de la banca sin indemnización y la planificación socialista y democrática de la economía. No imponemos a nadie estas ideas y nos parece muy bien que todo el mundo plantee las suyas. De hecho, es una realidad que en el movimiento estudiantil o en cualquier movimiento de protesta vivo, existan diferentes opiniones y corrientes. Con medidas burocráticas y sectarias no se evitará esta realidad, simplemente se pondrá un obstáculo para que el movimiento se desarrolle y se haga más fuerte, basándose en la total libertad de ideas y en la propia experiencia.

En las manifestaciones convocadas por el Sindicato de Estudiantes hay siempre total libertad de expresión por parte de cualquier colectivo, salvo los grupos fascistas o de derechas. Sin ir más lejos, en la manifestación estudiantil que organizamos el 6 de octubre en Tarragona estuvieron los compañeros del SEPC con su pancarta y hablaron al final de la manifestación. En muchas otras de las manifestaciones que celebramos participaron e intervinieron representantes de sindicatos de profesores, de CCOO, Stes, UGT, de las Fapas, del 15-M, de comités de empresas en lucha, como Daewo y Esmaltaciones San Ignacio en Vitoria, Telemadrid en Madrid, Tussam y MercaSevilla en Sevilla, y muchos otros colectivos. Por eso resulta increíble que en una manifestación estudiantil progresista contra los recortes educativos, como la del 17 de noviembre en Barcelona, los derechos de organización y expresión, que son una conquista histórica del movimiento, se vean abiertamente cuestionados.

Los impulsores de esta prohibición sectaria dicen hacerlo para garantizar que la movilización sea “unitaria”. Esto es una excusa bastante burda. A lo largo de la historia ha habido y habrá manifestaciones unitarias sin necesidad de prohibir la libertad de expresión de las diferentes organizaciones convocantes. ¡No nos engañemos! Una movilización unitaria es aquella en la que los distintos colectivos que la impulsan llegan a un acuerdo para favorecer la máxima difusión y la máxima participación posible, sin exclusiones sectarias que rompen el movimiento. Pero de ninguna forma significa poner una mordaza a las organizaciones para que escondan sus ideas y propuestas. Aquí lo que realmente está sucediendo es que una minoría está vetando la participación de las organizaciones y colectivos. Es una medida antidemocrática y no unitaria, porque busca excluir a mucha gente que está trabajando por el éxito de la movilización del 17 de noviembre. La “unidad” no se consigue de manera abstracta o con prohibiciones y vetos, se consigue mediante unos objetivos y métodos comunes de lucha que permitan hacer avanzar el movimiento.

El 17 de noviembre nació con la intención de que se ampliara la convocatoria con una huelga de trabajadores (PDI y PAS) de las universidades de toda Catalunya. Este objetivo finalmente no se consiguió, pero, de haberlo logrado… ¿se hubiera impedido que los trabajadores se expresaran a través de sus organizaciones, a través de los sindicatos? Por eso nos parece incoherente e inconsecuente que ninguna de las organizaciones que están participando en la PUDUP haya respondido en defensa de los derechos democráticos contra esta maniobra sectaria.

Como organización estudiantil combativa, de izquierdas y anticapitalista, no podemos estar de acuerdo con fomentar los prejuicios anti-organización y anti-políticos que hay detrás de estas medidas antidemocráticas. Una cosa es rechazar la política de los capitalistas y la de los que los defienden y otra cosa bien distinta es negar la necesidad de organizarnos. Tradicionalmente siempre ha sido la burguesía y la derecha la que ha alentado el apoliticismo, la que ha tratado de debilitar la existencia de sindicatos combativos y organizaciones revolucionarias de la clase obrera y la juventud. Es la burguesía la que prefiere una juventud atomizada y dividida. No es casualidad que desde la prensa burguesa se alienten precisamente todos los prejuicios antiorganización que están presentes en la sociedad. Nosotros sí estamos a favor de que la juventud se organice y luche por una política distinta a la de los empresarios y banqueros, una política revolucionaria, una política anticapitalista, una política en defensa de la transformación socialista de la sociedad.

Creemos firmemente que lo que necesitamos en la lucha contra los recortes no son divisiones ni enfrentamientos sectarios, sino una movilización lo más amplia posible y democrática, siguiendo las mejores tradiciones de la izquierda, sin excluir a ningún colectivo que comparta los objetivos de la movilización. En ese sentido el Sindicat d’Estudiants seguirá trabajando para unir a los que quieren luchar. Los jóvenes y los trabajadores tenemos fuerza para frenar los recortes, lo que necesitamos es un plan de lucha serio y que vaya de menos a más. Por eso seguiremos demandando a los sindicatos que convoquen una huelga general de toda la comunidad educativa como primer paso para una huelga general de todos los trabajadores de Catalunya. Sólo en ese camino podremos enfrentarnos de manera eficaz a los recortes sociales. En esa línea trabaja el Sindicat d’Estudiants.

 

¡OBREROS Y ESTUDIANTES, UNIDOS Y ADELANTE!

¡EN DEFENSA DE LA ENSEÑANZA PÚBLICA!

¡NO A LOS RECORTES!

¡SI HAY DINERO, LO TIENEN LOS BANQUEROS!