Es necesario un plan de lucha que garantice la participación de la comunidad educativa

El Departament de Educaciò de Catalunya ha lanzando su enésimo ataque contra la educación pública. En este caso se trata de una auténtica "reconversión" educativa.

De manera escalonada, con subterfugios y confusión, el conseller Maragall, ha ido anunciado la supresión de aulas de bachillerato y ciclos formativos, el cierre de centros o la fusión de una veintena de institutos públicos, fundamentalmente situados en los barrios obreros del área metropolitana de Barcelona.
 
Se suprimirá el bachillerato del IES Miquel Tarradell y los ciclos formativos del IES Milà i Fontanals, dejando el barrio del Raval sin oferta pública de estudios postobligatorios. También suprimen el bachillerato del IES Pedraforca de L'Hospitalet, el segundo instituto de Catalunya con el mayor número de inmigrantes, y el del IES Forum 2004, el único instituto público del barrio de La Mina. Son los ejemplos más escandalosos, pero hay más. El Departament condena a estos institutos a convertirse en centros-gueto. Los institutos que más ayuda y apoyo deberían recibir son abandonados por un gobierno que se reclama de izquierdas, pero que en la práctica está llevando a cabo la política de CiU. Todo esto beneficia directamente a los centros privados-concertados que sí tienen presencia en estos barrios y que recogerán a una parte de los estudiantes afectados. Y decimos a una parte, porque la mayoría dejará de estudiar y pasará a engrosar las filas de los jóvenes obreros con escasa cualificación que serán utilizados como mano de obra barata al gusto de los empresarios.

Ante esta brutalidad, la respuesta de los sindicatos del profesorado ha sido deficiente. En lugar de coordinar a los institutos afectados para organizar una gran movilización en defensa de la educación pública y contra los recortes y supresión del bachillerato y ciclos formativos, han permitido que cada centro tratara de salvarse de manera individual, contando con la buena (o mala) voluntad del alcalde o movilizándose, pero de manera aislada. El 7 de mayo empiezan las matriculaciones y aquellos centros que no hayan conseguido algún tipo de "indulto" perderán el bachillerato o ciclo formativo.

El 16 de marzo, el día antes de la cuarta huelga general contra la política educativa del Departament, los maestros de Cornellà aprobaron una resolución instando a los sindicatos a que elaboraran un plan de lucha que no consistiera en vagas-bolet (huelgas sueltas, una al año) sino en un plan sostenido en el tiempo, progresivo y que se elaborara democráticamente, contando con la comunidad educativa. Esto refleja que un amplio sector del profesorado está dispuesto a luchar, pero quiere hacerlo en serio y para conseguir mejoras reales en sus condiciones laborales y en la educación pública.

Sin embargo, los dirigentes sindicales esperaron a después de la Semana Santa para anunciar un nuevo calendario de movilizaciones: una nueva huelga de profesores para el 18 de mayo (que finalmente se unirá a la convocada el 8 de Junio), una movilización ciudadana el sábado 29 de mayo y la perspectiva de continuar la lucha en septiembre. Este calendario de movilización es fruto de la presión que están recibiendo de la comunidad educativa.

Sin embargo, este calendario de movilización pactado por USTEC, CCOO, UGT y ASPEPC se ha elaborado a espaldas de la comunidad educativa. Los sindicatos tendrían que haberse apoyado en el incipiente movimiento de asambleas de maestros que se estaba dando para impulsarlo y que fuera a través de un debate democrático como se aprobara el plan de lucha. Pero además la huelga del 18 de mayo llega muy tarde para los institutos afectados por la supresión de los bachilleratos y ciclos formativos. Por otro lado, son fechas muy malas para los estudiantes, inmersos ya en los exámenes finales.

El Sindicat d'Estudiants ha dado un apoyo crítico al este plan, y por supuesto participaremos activamente en las movilizaciones  defendiendo nuestra alternativa.