CÓMO LUCHAR CONTRA LA PRIVATIZACIÓN Y ELITIZACIÓN DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA

El Proceso de Bolonia supone privatizar y elitizar la universidad pública. Bajo una supuesta homologación con Europa –que sólo disfrutarán aquellos con suficiente dinero como para pagarse los estudios fuera-, realmente Bolonia es toda una estrategia para entregar las universidades públicas a manos de la grandes empresas y para evitar que los hijos de los trabajadores consigan títulos superiores. ¿Quién tendrá 3.000 euros para pagarse un postgrado? El Sindicat d’Estudiants rechaza Bolonia porque suponen el mayor ataque de la historia a la universidad pública.

Por eso, los pasados 22 de octubre y 13 de noviembre, el Sindicat d’Estudiants convocó dos huelgas generales de estudiantes de institutos y universidad en todo el Estado contra los Planes de Bolonia y en defensa de la educación pública. Ambas movilizaciones fueron un rotundo éxito y consiguieron que la clase obrera comenzara a conocer en qué consistían los planes del gobierno para la universidad pública. Aquí en Catalunya vinculamos la lucha estatal con la lucha contra la LEC en colegios e institutos públicos. El 13 de noviembre salimos a la calle junto con los sindicatos de profesores USTEC, CGT y ASPEC unificando la respuesta a dos ataques que tienen el mismo origen y fundamento: acabar con el derecho a recibir una educación pública de calidad.

El impacto de las huelgas fue tremendo. Todos los movimientos del gobierno, de los rectores y de los medios de comunicación en torno al proceso de Bolonia se deben precisamente al éxito de las dos huelgas, demostrando que el camino para derrotar los ataques contra la educación pública es la lucha y la movilización. Precisamente por eso, el Sindicat d’Estudiants ha convocado dos nuevas huelgas los próximos 4 de marzo (de estudiantes de institutos y universidad en todo el Estado) y el 19 de marzo (junto a los profesores en Catalunya). Como siempre hemos insistido, podemos frenar Bolonia y los demás ataques a la educación pública mediante un plan de lucha, implicando directamente en la lucha a la clase trabajadora y a los sindicatos de clase para que se sumen a la lucha, especialmente CCOO y UGT.

El Sindicat d’Estudiants apoya todas las iniciativas que sirvan para hacer avanzar la lucha contra Bolonia. Eso significa: todas las propuestas y acciones que ayuden a que más estudiantes comprendan lo que es Bolonia y decidan dar un paso adelante e involucrarse en la movilización o que faciliten el que más trabajadores conozcan lo que está en juego. Siempre hemos explicado que las acciones que provocan enfrentamientos estériles entre estudiantes o que sirven de excusa a la reacción para criminalizar a los que luchamos son inútiles y contraproducentes.

¿Es útil el referéndum para luchar contra Bolonia?

Algunas organizaciones están organizando un referéndum en las universidades, donde preguntarán a los estudiantes si están a favor o en contra del Proceso de Bolonia. Muchos estudiantes que honestamente quieren frenar Bolonia acudirán a votar en el referéndum, lo cual es muy positivo. Pero desde el Sindicat d’Estudiants no creemos que un referéndum (vinculante o no) sea útil para frenar el Proceso de Bolonia en este momento.

En medio de un movimiento masivo donde la inmensa mayoría de los estudiantes universitarios estuvieran participando y en el que hubiéramos ganado la batalla de la propaganda al gobierno y a los rectores, un referéndum podría ser una herramienta propagandística auxiliar importante. Pero sólo propagandística, porque incluso en esa circunstancia el referéndum tan sólo serviría para demostrar el divorcio existente entre aquellos que defienden Bolonia y la inmensa mayoría de los estudiantes. La clave para tumbar los planes seguiría siendo la lucha y la movilización masiva.

Sin embargo, ni siquiera es esa la situación actual. Hoy por hoy, muchos estudiantes aun no conocen realmente lo que supone Bolonia y aun hay mucha confusión. A esa confusión ayudan por supuesto los rectores y algunos supuestos “progresistas” que utilizan su retórica para apoyar Bolonia. Pero tampoco ha ayudado algunos métodos sectarios que se han utilizado en estos últimos meses que han provocado enfrentamientos y divisiones.

En los referendums de Lleida y Girona participaron respectivamente el 20% y el 14,7% de los estudiantes. Fue una participación baja que da argumentos a la reacción con respecto a que los estudiantes “pasan” de la lucha contra Bolonia. Lo cierto es que los demás universitarios sí “votaron” en ese referéndum: votaron no participar porque tampoco veían una utilidad muy clara al mismo. ¡Seguro que habrá algún listo que dirá que los estudiantes que no participan en el referéndum es porque tienen un bajo nivel de conciencia!

De entrada un referéndum no es un marco adecuado para la lucha, porque pueden votar (o no) todas las capas de la universidad: también los reaccionarios. En las condiciones en que se están haciendo, si la derecha, el gobierno y los defensores de Bolonia quisieran movilizarse para oponerse votando a favor de los Planes, con esos porcentajes de participación arroyarían en los resultados, con un efecto demoledor. Incluso aunque el referéndum fuera “vinculante”, tendríamos poco que ganar. El gobierno y los rectores tienen muchos recursos para hacer su propaganda contra Bolonia y lograrían sembrar las dudas entre un sector de estudiantes nada desdeñable. Y aunque se llegara a ganar, esperarían un poco, harían más propaganda, y convocarían un nuevo referéndum. Es como con la Constitución europea: que no quieres Constitución europea, pues toma Tratado de Lisboa, etc. De hecho, no sería la primera vez que los gobiernos utilizan la herramienta del referéndum para desviar la atención y entretener a los trabajadores con ilusiones en la democracia burguesa (en la que votamos cada cierto tiempo, pero donde las cosas importantes se deciden a espaldas de la mayoría en los consejos de administración de la banca y multinacionales) para desviar la atención y evitar las movilizaciones y la lucha en la calle.

La votación es un acto individual. El estudiante convencido o no, participa de manera individual, él sólo, con todos sus valores, opiniones, pero también los prejuicios, dudas, etc. Vota y regresa a su casa. Sin embargo, una manifestación, por ejemplo, es un acto colectivo. Si la manifestación tiene contenido político, buen ambiente, es pacífica, etc. los asistentes crecerán políticamente con su participación, podrán intercambiar ideas con los demás asistentes y saldrán con muy buen sabor de boca, dispuestos a relatar su experiencia a otros estudiantes, a sus padres, amigos, etc. Por eso la lucha en la calle tiene un efecto multiplicador y permite llegar a otros sectores, eso sin contar con los transeúntes que verán en directo la protesta y sabrán de primera mano qué es lo que demandamos.

Por eso volvemos a insistir: creemos que el camino para frenar Bolonia es mediante la movilización masiva y un plan de lucha. El Sindicat d’Estudiants propone:

  • Ninguna confianza en los rectores. Explicar a los estudiantes qué es realmente Bolonia y ganarnos el oído de profesores, personal laboral, padres y trabajadores en general.

  • Huelgas y manifestaciones masivas pacíficas como método fundamental de lucha.

  • Asambleas masivas y democráticas donde puedan participar todos los estudiantes y donde se voten las propuestas y se elijan (y revoquen) democráticamente a los representantes.

  • La lucha contra Bolonia encerrada entre las cuatro paredes de la universidad está condenada al fracaso. Unificar las luchas entre las distintas etapas educativas (infantil, primaria, secundaria, universidad...) y en todo el Estado.

  • Unificar las luchas de los estudiantes con las del movimiento obrero (contra la crisis capitalista, la destrucción de empleo y la privatización de los servicios públicos).

Por eso convocamos las movilizaciones del 4 y el 19 de marzo, porque nosotros sí estamos convencidos de que podemos frenar Bolonia. Participa en las manifestaciones: a las 12.00h en Pl. Universitat. Afíliate al Sindicat d’Estudiants.