Durante la última semana, hemos asistido en Catalunya a un levantamiento masivo, espectacular y de una fuerza arrolladora. Hemos respondido de una forma ejemplar, multitudinaria y pacífica a la sentencia franquista del supremo contra el referéndum del 1 de octubre: lo hemos hecho movilizando a millones en las calles y en una huelga general histórica el pasado 18 de octubre. Las imágenes de cientos de miles llegando a Barcelona en las Marchas por la Libertad, en las movilizaciones estudiantiles convocadas por el Sindicat d´Estudiants, en la protestas y sentadas que se han repetido días tras día y en las manifestaciones desbordantes para culminar la vaga general, así lo revelan.
Manipulación sin límites para criminalizar nuestra lucha
En contraste con esto, la imagen que los grandes medios de comunicación, el Ministro de Interior Grande-Marlaska y el gobierno han trasladado sobre lo ocurrido en Catalunya en estos días ha sido de una manipulación indescriptible: contenedores quemados, encapuchados, barricadas y fuego por todas partes ha sido lo que ha copado los informativos y periódicos las 24 horas. Informaciones sobre supuestos manifestantes que llevaban motosierras o atacaban a la policía lanzando lavadoras (!!) han sustituido las imágenes de las movilizaciones multitudinarias y pacíficas que millones hemos protagonizado.
Toda esta campaña tiene varios objetivos. En primer lugar justificar la brutalidad policial con la que se nos ha aporreado, pateado, disparado con balas de goma, atropellado con furgones policiales y disuelto con una tanqueta de agua que no se utilizaba desde los 90. Que han provocado 500 heridos entre los que se encuentran los cuatro que han perdido un ojo, y el joven que ha perdido un testículo. Muchos son los vídeos donde hemos visto a infiltrados policiales y a policías de uniforme avivando barricadas en las calles provocando escenas de violencia para reventar nuestras protestas pacíficas.
El segundo objetivo es deslegitimar nuestra lucha y sembrar la confusión y la división entre la clase trabajadora y la juventud - tanto dentro como fuera de Catalunya – para evitar la masividad de nuestras protestas y que se éstas se amplíen y extiendan. Por supuesto, en esta misma línea, el silencio sobre las protestas de solidaridad con el pueblo de Catalunya también ha sido atronador: ni una sola palabra sobre la multitudinaria manifestación de más de 40.000 personas en Donosti, las 15.000 personas que recorrieron las calles de Madrid o las muchas otras que se celebraron en Sevilla, Alicante, Valencia…. Y muchos otros lugares, incluido Berlín, México o Hong Kong.
Cómo vencer la represión del Estado y conquistar la república catalana de los trabajadores y la juventud.
Desde el Sindicat d´Estudiants denunciamos esta campaña de mentiras y afirmamos que la lucha de la juventud y el pueblo de Catalunya nada tienen que ver con esas imágenes absolutamente minoritarias y aisladas de encapuchados lanzando piedras y quemando contenedores. Nosotros mismos hemos combatido ese tipo de acciones que sólo sirven para hacerle el juego a la reacción y a la derecha españolista. Lo hemos hecho con las manifestaciones multitudinarias de la vaga de 72 horas en las que cientos de miles de jóvenes gritábamos a pleno pulmón “som gent de pau”, “som estudiants, no criminals” o “fora infiltrats de les nostres manis” - cerrando así el camino a que las provocaciones policiales o los infiltrados pudiera reventar nuestras protestas pacíficas y ejemplares - .
Esta imagen se repetía en las movilizaciones del sábado 19 de octubre, cuando cientos de personas - algunas de ellas miembros de Bombers per la República, Open Arms, Sanitaris per la República o En Peu de Pau - organizaban cordones de seguridad entre los cuerpos de represión y los manifestantes en Plaça Urquinaona para aislar y señalar a los elementos provocadores infiltrados a la vez de proteger a la manifestación de la brutalidad policial.
¡Ese es el camino! La forma de vencer la represión del aparato del Estado y conquistar la república de los trabajadores y la juventud no es con acciones individuales que pueden parecer radicales pero tratan de sustituir la acción de las masas. Es precisamente con la movilización masiva en las calles, con la huelga general y las herramientas que nos permiten poner de manifiesto que somos una fuerza arrolladora e imparable, como podemos dejar en evidencia que las amenazas y los matones vestidos de uniforme son impotentes ante un pueblo determinado a luchar. Así hicimos en el referéndum del 1 de octubre, así ocupamos el Prat y así paralizamos toda Catalunya en las históricas huelgas generales del 3 de octubre y en la del 18 de octubre la semana pasada. ¡Así lo volveremos a hacer! ¡La lucha continúa! ¡Ni un pas enrere!