¡El Gobierno debe rectificar y suspender inmediatamente estas pruebas clasistas e injustas!
Los Ministerios de Educación y de Sanidad han publicado esta misma semana un documento que recoge las medidas de prevención e higiene frente al COVID19 para la realización de los exámenes de la EBAU 2020, dirigidas tanto a las administraciones educativas como a los propios estudiantes.
Desde el Sindicato de Estudiantes queremos denunciar que estos protocolos sanitarios no garantizarán la protección de nuestra salud. Todo lo contrario. La celebración de estos exámenes en la actual situación es una completa irresponsabilidad que va a colocar a más de 217.000 estudiantes ante un gravísimo riesgo de contagio. ¡El Gobierno debe rectificar de inmediato!
Nos obligan a examinarnos y a jugarnos nuestra salud
Los y las estudiantes que se examinen este año tendrán que realizar las pruebas con guantes, mascarillas, utilizar cantidades ingentes de gel hidroalcohólico y dejar una fila de separación con el compañero de delante. Si no nos jugáramos tanto, si no estuvieran en juego nuestro futuro académico y nuestra propia salud, nos reiríamos ante esta broma de mal gusto. Como ya han advertido virólogos y científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) especializados en la lucha contra el coronavirus, dejar que miles y miles de estudiantes vayan a las universidades en estos momentos supone un gran peligro, por muchas medidas que se tomen.
Una investigadora del Centro de Biológica Molecular del Hospital Severo Ochoa así lo señalaba: “El porcentaje de la población vulnerable sigue siendo muy alto. Los datos nos dicen que, probablemente, tenemos diez veces más infectados, casos no reconocidos, que lo que refleja el recuento oficial. Es decir, si todavía hay muchas personas asintomáticas o con síntomas muy leves que pueden contagiar, ¿cuántos de ellos habrá entre los estudiantes que se presenten a la Selectividad? No lo sabemos”.
Más claro imposible. Las aulas se podrán convertir en cuestión de horas en un foco de infección del virus. Y, además, ¿cómo van a evitar las aglomeraciones en el transporte público? ¿Y en el tránsito por los campus? ¿Qué pasa con la salida y los descansos entre pruebas o el uso de los baños?
La respuesta del Ministerio de Sanidad a esta preocupación creciente ha sido aprobar que todos aquellos estudiantes que hayan tenido síntomas compatibles o hayan contraído la enfermedad no podrán acceder a los centros educativos y por lo tanto no se podrán examinar. Es decir, se castiga doblemente a aquellos que han caído enfermos y que han tenido todavía más dificultades que la gran mayoría de estudiantes de familias trabajadoras para poder seguir el curso escolar. Es un auténtico sinsentido.
Mantener la EBAU para ocultar la falta de plazas en la Universidad pública
El Ministerio de Educación está insistiendo mucho en que estos exámenes se van a celebrar sí o sí. No es ningún despiste que responda a motivos académicos –y mucho menos sanitarios–.
Como hemos señalado en muchas ocasiones desde el Sindicato de Estudiantes, la EBAU es una criba injusta y arbitraria que supone la expulsión de miles de estudiantes de familias obreras de la Universidad. Se nos trata de convencer permanentemente de que estos exámenes son necesarios, inaplazables y casi sagrados ¡Pero no es cierto! Su única razón de ser es la de ocultar la falta de plazas y de inversión en la Universidad pública. Si hubiera plazas para todos y todas, no habría motivo para hacer ninguna selección, ni para que hubiera notas de corte.
Esta competición no tiene nada que ver con lo académico. Es una criba clasista, que castiga a los estudiantes de familias trabajadoras y beneficia a aquellos con más recursos económicos – los que tienen a su alcance academias privadas, clases particulares, viajes al extranjero para aprender inglés, buena conexión a internet … y todos los medios necesarios para superar cualquier dificultad. En esta lógica, somos siempre los que venimos de familias humildes los que sufrimos el fracaso y abandono escolar o quienes hemos visto cómo nuestros centros eran duramente castigados por los recortes. Somos nosotros los que nos vemos expulsados del sistema educativo por razones puramente económicas. ¡Pero la educación debe servir justo para lo contrario! ¡Para luchar contra la desigualdad! Es increíble que se nos arroje a esta situación de riesgo con la celebración de estos exámenes -después de todo lo que hemos padecido en estos meses - y que encima se argumente que es que no hay alternativa.
A aquellos que nos hemos mantenido firmes en nuestro rechazo rotundo de la selectividad y abogamos por su eliminación, se nos ha contestado muchas veces con argumentos como que “no todo el mundo está hecho para ir a la Universidad” o que “sobran universitarios”. Con la crisis del COVID19 estas falsedades han caído por su propio peso. ¿O acaso no hemos visto cómo faltan médicos y médicas, enfermeros y enfermeras, psicólogos o biólogos?
La educación debe ser un derecho para todas y todos. Cubrir las necesidades sociales que se han manifestado con tanta dureza en estos meses también deber ser una prioridad. Pero evidentemente, si se entiende la educación como un privilegio o como un negocio con el que hacer caja esto no sucederá jamás. Esa es la lógica que ha llevado a convertir la Universidad Pública en un lugar reservado para las élites. Desde el Sindicato de Estudiantes rechazamos ese modelo y luchamos por el derecho a la educación para las familias trabajadoras. Luchamos por una educación pública, gratuita y de calidad, accesible para todas y todos. Un modelo en el que la EBAU no tiene cabida.
Rescatar a la educación pública es una cuestión vital para las familias trabajadoras
El Ministerio de Educación y de Sanidad deben rectificar. Unidas Podemos no puede permitir este despropósito y tienen que ponerle fin. Deben suspender la selectividad y suprimir las notas de corte, garantizar que podemos acceder a los grados universitarios que deseemos con nuestra nota media de bachillerato –lo más justo socialmente y “la mejor solución desde el punto de vida sanitario” como afirman los virólogos– y garantizar las plazas necesarias para todas y todos en la Universidad pública.
Para todo ello se necesitan recursos y se necesitan de forma urgente. El Gobierno PSOE-UP debe poner en marcha un plan de rescate a la enseñanza pública que pase por la inversión del 7% del PIB para ésta, la bajada de las ratios a 15 alumnos por aula, la contratación de más de 165.000 profesores y la gratuidad de la educación pública desde Infantil a la Universidad.
No vamos a quedarnos de brazos mientras se pone en riesgo la salud de decenas de miles de estudiantes y de nuestras familias. ¡Ni tasas ni selectividad, el hijo del obrero a la Universidad!