¡Basta ya de privatizar la universidad!

Un estudio sobre la evolución del número de grados universitarios en el estado español, elaborado por el Observatorio del Sistema Universitario (OSU) pone sobre la mesa que las universidades privadas han copado la creación de nuevos grados universitarios. Desde 2011 a 2017 la oferta de grados de las universidades privadas ha aumentado en un 51% mientras que la de la pública tan solo en un 11%.

El desmantelamiento de la universidad pública que se ha producido en los últimos años ha beneficiado a las privadas, que hacen de la educación un negocio. Desde 2010 a 2015 la inversión en universidades públicas cayó en 4.520 millones de euros, lo que significó la pérdida de 5.000 puestos de trabajo de profesorado y una gran subida de las tasas universitarias, hasta de un 47%, alcanzando precios desorbitados.

Todo esto unido al recorte en becas y al endurecimiento de requisitos para obtenerlas está haciendo de la universidad un lugar inaccesible para la mayor parte de jóvenes de familias trabajadoras. Las universidades públicas han perdido en estos últimos años más de 154.000 estudiantes. Además su oferta académica ha disminuido: al no tener financiación se opta por cerrar la oferta de los grados menos rentables, o por fusionarlos, cerrando facultades. Mientras, la privada ha abierto nuevos centros y grados, doblando el número de ofertas educativas, y ganando 75.000 estudiantes. Desde 2011 se han abierto en todo el estado 451 nuevas carreras en total entre facultades públicas y privadas. De estas 451, 243, más de la mitad, corresponden a los campus privados.

Los salvajes recortes de los últimos años a la educación pública dejan a la gran mayoría de jóvenes sin posibilidad de obtener estudios superiores, mientras la educación se convierte en un lucrativo negocio privado. Como hemos gritado en diferentes ocasiones: ¡La educación no es un negocio! Quieren que las universidades se conviertan en un coto privado para las élites, dejándonos a los jóvenes de familias trabajadoras sin posibilidad de formación para poder explotarnos sin ningún obstáculo. La mejor forma de defender nuestra universidad pública es la forma en que hace años nuestros padres y abuelos consiguieron que pudiéramos acceder a ella: a través de la organización y la movilización en las calles.

¡Basta de hacer negocios con la universidad!

¡Por una universidad pública, gratuita y de calidad!