Durante los últimos días hemos sido testigos de cómo la extrema derecha y sus voceros y voceras siguen arremetiendo contra los derechos de las mujeres y del colectivo LGTBI. Sus ataques furibundos son una respuesta desesperada ante la tremenda fuerza que nuestras movilizaciones han mostrado en las calles: la histórica huelga del 8M; las movilizaciones contra la justicia machista, franquista y clasista que ampara a las Manadas y culpa a las víctimas; la exitosa huelga convocada por Libres y Combativas y el Sindicato de Estudiantes exigiendo una asignatura de educación sexual inclusiva y en libertad; o las manifestaciones masivas el pasado 25N contra la violencia machista son sólo algunos ejemplos que lo ilustran.

En esta cruzada de la ultra derecha contra los derechos de las mujeres y el colectivo LGTBi, Vox se ha sacado de la manga un nuevo ataque al que ha denominado “Pin parental” para seguir la estela iniciada por el PP y volver a implantar el franquismo en nuestras aulas.

¿Qué es el PIN parental?

En palabras de la web oficial de Vox, es “una solicitud que va dirigida a los directores de los centros educativos en los que estudian nuestros hijos, con tal instancia solicitamos a la dirección que nos informe previamente, a través de una AUTORIZACIÓN EXPRESA sobre cualquier materia, charla, taller o actividad que afecte a cuestiones morales socialmente controvertidas o sobre la sexualidad, que puedan resultar intrusivos para la conciencia y la intimidad de nuestros hijos”.

¿En qué se traduce esto? Básicamente en impedir que se pueda impartir una educación laica y científica. ¿No utilizarán los seguidores de VOX este mecanismo para prohibir que a sus hijos se les hable de educación sexual, de homosexualidad, del derecho al aborto, del divorcio o de lo que ellos llaman “la ideología de género”? ¿Lo utilizarán también para evitar que se les explique la teoría de la evolución ya que contradice el creacionismo o que Eva saliese de la costilla de Adán? O ¿para prohibir que se enseñe el euskera o el catalán? Y ¿para evitar que se les hable de violencia machista, según ellos inexistente? La respuesta es más que evidente: ¡por supuesto que sí! Aprobar esta medida significaría simple y llanamente abrir los centros públicos a los tiempos de las cavernas y legalizar el adoctrinamiento más extremo. Es decir, negar el derecho de todos los niños y niñas a recibir una educación científica.

¿Quién adoctrina en las aulas?

Uno de los argumentos que utiliza VOX para justificar esta medida es acabar con el adoctrinamiento en las aulas. Pero ¿hay adoctrinamiento? Lo cierto es que sí, pero no en la línea que ellos plantean: el único adoctrinamiento que existe es el de la Iglesia católica. No sólo controla el 80% de los centros privados y privado-concertados, gracias a los miles de millones de euros que recibe cada año de subvenciones del Estado y las CCAA, sino que también esparce su ideología a través de la asignatura de religión en todos los centros públicos. De hecho, una de las principales medidas reaccionarias que llevó a cabo el Gobierno del PP con la LOMCE fue la de blindar la religión en las aulas, convirtiéndola en computable para la nota media de la que dependen nuestras becas, por ejemplo.

Pero desde Vox quieren ir un paso más allá y terminar de blindar a cal y canto los centros educativos al ideario franquista que defienden. Están muy preocupados por la movilización social y la denuncia que miles de mujeres jóvenes y trabajadores, junto a nuestros compañeros, hemos hecho a este sistema capitalista que sostiene y alimenta el machismo, la lgtbifobia y la violencia sobre nosotras y nosotros. Por eso no es ninguna casualidad que nos ataquen tan ferozmente y lancen este ataque flagrante a nuestros derechos.

No hay que ignorar a la derecha, hay que combatirla

Lamentablemente la respuesta a este ataque por parte de la dirección del PSOE y Unidas Podemos, está siendo muy limitada. En lugar de señalar directamente la ideología franquista del PIN parental y blindar nuestros centros ante semejante agresión o de implantar una asignatura de educación sexual inclusiva y en libertad -tal como reclamamos desde el Sindicato de Estudiantes y Libres y Combativas en la huelga general estudiantil del 14N- apelan “al respeto” en abstracto a los derechos humanos. Pero precisamente esta forma de enfrentar a la ultra derecha sólo les da alas y provoca que los nostálgicos del franquismo se sientan libres para denunciar a nuetros profesores y profesoras ante los tribunales. Un ejemplo es la denuncia de unos padres al profesorado de un instituto de Córdoba por la participación de su hijo en las actividades organizadas por el centro con motivo del 25N, Día Internacional contra la violencia machista. En concreto por la proyección de un documental basado en una entrevista a Ana Orantes, víctima de la violencia machista que fue quemada viva por su marido. Una vez más queda en evidencia que sólo existe una manera para responder a un ataque como este, y no es apelando a ninguna carta magna ni buenas voluntades de la derecha. Solo al grito del ¡no pasarán! lograremos frenar a todos aquellos y aquellas que pretenden devolvernos a la oscura época de la dictadura franquista.

¡Por una asignatura de educación sexual inclusiva y en libertad!

El combate contra el sexismo es una tarea en la que el sistema educativo debe jugar un papel central. Por eso desde el Sindicato de Estudiantes y Libres y Combativas no vamos a parar hasta obligar al próximo gobierno del PSOE y Unidas Podemos a prohibir expresamente el PIN parental y a poner en marcha una asignatura de educación sexual inclusiva, evaluable y obligatoria en todos los centros de estudio, tanto públicos como privados. Hasta que se dejen de regalar miles de millones de euros de dinero público a la jerarquía de la Iglesia Católica para adoctrinar en el machismo, la homofobia, la transfobia, el maltrato, la cultura de la violación y hacer campaña contra el derecho al aborto. Hasta eliminar de todas las normativa internas de los centros de estudio cualquier referencia sexista y represiva a nuestra forma de vestir, recogiendo explícitamente el respeto a la libertad sexual de todas las personas.

Por ello es necesario levantar un gran movimiento de la juventud estudiantil contra el sexismo y el machismo en los centros educativos y en las universidades, que obligue al nuevo gobierno a enfrentar cara a cara a la jerarquía de la Iglesia católica y, eliminando sus privilegios, derogar de una vez por todas la LOMCE y todas las contrarreformas del PP, e implantar la gratuidad de la enseñanza pública desde la enseñanza infantil hasta la universidad.

Esta es la forma de frenar a Vox: levantando un poderoso movimiento en las calles que señale a los y las culpables de nuestra opresión.