El gobierno reaccionario e imperialista de EEUU ha desencadenado un brutal golpe de Estado contra el pueblo de Venezuela. Su objetivo es derribar al gobierno de Nicolás Maduro, vencedor de las elecciones celebradas hace apenas 8 meses, y poner en su lugar a Juan Guaidó, líder del partido de extrema derecha Voluntad Popular. Este partido ya desencadenó una campaña de acciones violentas y ataques terroristas que causó más de 100 muertos entre marzo y julio de 2017 y tanto Guaidó como el resto de sus dirigentes se negaron a participar en las elecciones presidenciales luego de salir derrotados en las municipales y regionales de finales de 2017.

Trump y sus aliados intentan ocultar estos hechos. Sólo hay que ver quienes apoyan más decididamente a Guaidó para comprender que sus verdaderas intenciones no tienen nada que ver con la defensa de la democracia. Junto al propio Donald Trump, destacan el racista y ultraderechista presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y el presidente colombiano Iván Duque, perteneciente a la extrema derecha uribista y vinculado a los paramilitares. En el caso del Estado español los primeros que exigieron a Pedro Sánchez que reconociese a Guaidó fueron Pablo Casado, Albert Rivera y los fascistas de Vox.

La ofensiva para imponer un gobierno de derechas en Venezuela que actúe como títere de Estados Unidos no es casual. El objetivo de Trump no es defender la democracia ni las libertades sino apropiarse de los fabulosos recursos de Venezuela, que cuenta con las reservas gasíferas y petroleras más importantes del planeta, e iniciar una agenda de privatizaciones que ponga las áreas más rentables de la petrolera estatal PDVSA en manos de multinacionales estadounidenses. Además, un gobierno de la derecha venezolana aplicaría una agenda de recortes y contrarreformas políticas, sociales y económicas como las que están desarrollando los gobiernos derechistas de Brasil, Colombia y Argentina.
Trump es consciente de que por ahora no cuenta con las condiciones para una invasión militar o un baño de sangre siguiendo el modelo de las dictaduras militares que impulsó EEUU durante los años 70-80 en Chile o Argentina. Su estrategia ha sido forzar el apoyo de la Unión Europea (incluido el gobierno de Pedro Sánchez, que ha accedido de manera bochornosa a sumarse al plan golpista) y aprovechar la crisis económica que vive Venezuela para generar un nivel de desestabilización y violencia que empuje a los oficiales del ejército a derrocar a Maduro y reconocer a Guaidó como nuevo presidente.

Para ello están utilizando como excusa un supuesto envío de “ayuda humanitaria” que la propia Cruz Roja Internacional ha rechazado repartir y denunciado como un montaje político. El cinismo de Trump y sus aliados no tiene límites. Mientras acusan al gobierno venezolano de no dejar entrar en Venezuela esta supuesta “ayuda”, aprueban sanciones y un bloqueo económico con el objetivo de agravar aún más la crisis económica que sufre Venezuela y hacer insoportable la situación para millones de personas.

Desde el Sindicato de Estudiantes queremos trasladar todo nuestro apoyo y solidaridad a los jóvenes, trabajadores y el pueblo de Venezuela. Estamos a su lado en la lucha contra el golpe del imperialismo y la reacción. Así mismo consideramos que el camino para conseguir la victoria pasa por acabar con el poder de los capitalistas y de la burocracia corrupta, mediante la expropiación de la banca, las grandes empresas y monopolios y la tierra, bajo el control democrático del pueblo. De esta manera se abrirá el camino al auténtico socialismo, basado en la igualdad y la justicia social.