Alejandro García · Sindicato de Estudiantes Madrid

El pasado 12 de Octubre unas 3.000 personas partían de la región hondureña de San Pedro Sula rumbo a EEUU en busca de unas condiciones de vida dignas. En cuestión de días la cifra de participantes se ha triplicado, uniéndose personas de Guatemala, Nicaragua y El Salvador. Este ha sido un hecho extraordinario que ha provocado un verdadero terremoto político en todo Centroamérica y que ha alcanzado de lleno a los propios EEUU.

Los migrantes hondureños forman el sector mayoritario de esta caravana. Huyen de un país que el capitalismo ha convertido en un auténtico infierno: un 66% de la población vive en la pobreza, el desempleo y el subempleoafecta al 68% de los hondureños y el narco campa a sus anchas con la total connivencia del Gobierno. Este ha sido el coctel ideal para el surgimiento de un Estado con una de las tasas más alta de homicidios del mundo: 46 homicidiospor cada100.000 habitantes. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una enfermedad es considerada pandemia cuando afecta a más de 10 de cada 100.000 habitantes. Bajo este criterio se puede catalogar que Honduras sufre una auténtica pandemia de homicidios.

Este es el caldo de cultivo que crea las condiciones para que miles de personas consideren la migración la única vía posible de supervivencia. Se calcula que cada día 400 personas abandonan el país en busca de un futuro mejor. Cada hora 8 personas dejan toda su vida atrás para poner rumbo a EEUU. En un país con poco más de 9 millones de habitantes, se trata de un auténtico éxodo diario.

Una situación parecida viven la mayoría de los centroamericanos en sus respectivos países.

De la migración clandestina a la organización colectiva

El perfil del migrante centroamericano solía tener unas mismas características comunes: hombre pobre, con una familia que mantener y en edad laboral. El método para cruzar la frontera solía ser un total y absoluto secreto para evitar la deportación y pagando a las mafias y los funcionarios corruptos que se aprovechan de esta necesidad extrema.

Pero con la caravana todo ha cambiado. Los sectores más golpeados de la sociedad han gritado basta ya y a plena luz del día, miles de personas se han auto organizado para convertir el éxodo diario de miles de centroamericanos en una auténtica acción de protesta que no se detiene ante nada y ante nadie. Las mujeres, los ancianos y los niños se han puesto a la cabeza de este movimiento. Se calcula que aproximadamente la mitad de la caravana está formada por mujeres. Un sector que además de sufrir todos los males del sistema capitalista en sus propias carnes tienen que soportar el infierno de la violencia machista.En Honduras, por ejemplo, el 90% de los feminicidios quedan impunes. Esta caravana también está siendo un medio de denuncia de LGTBIfobia. Personas que son perseguidas por las bandas y por losGobiernos por su orientación sexual, han encontrado en esta movilización un medio de lucha y de denuncia. Esta caravana ha unificado y organizado a los sectores más oprimidos de la sociedad que han lanzado un contundente mensaje a la burguesía internacional: no hay fronteras ni represión que puedan frenar a este movimiento.

Por su parte, los capitalistas han tomado nota de esta seria amenaza y han movido ficha.

Represión y persecución de la caravana

El primero en intentar detener este valiente movimiento ha sido el propio presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández. Un presidente impuesto mediante fraude electoral y que ha necesitado de la más salvaje de las represiones para contener las acciones masivas de protesta que amenazaban con derrocarlo. Pero, lejos de disolver al movimiento, le ha dado un nuevo impulso; este se ha ampliado cada vez más y ha superado las propias fronteras de Honduras.

Al éxito de la caravana, le ha seguido la más furibunda de las respuestas por parte del Gobierno de Trump. Este ha amenazadocon cortar por completo las “ayudas” a los países de origen de los migrantes, con reprimir y perseguir a todas aquellas personas que no se detengan inmediatamente y con la medida estrella de su política racista: la separación de menores de sus padres al cruzar la frontera.

Pero la caravana no se ha detenido. Ante el fracaso de este órdago,Trump intentó apostar por utilizar al Gobierno de Guatemala como barrera para cortar el paso de la caravana al intentar cruzar a México. Pero el resultado ha sido otro estrepitoso los fracasos.

A su paso por México, los migrantes han sufrido todo tipo de presiones y vejaciones por parte de la policía y el ejército. Estos ataques salvajes se han cobrado la vida de un miembro de la caravana, pero tampoco han conseguido frenarla.

Trump intenta utilizar a los migrantes como chivo expiatorio para evitar enfrentarse a los verdaderos problemas que tiene en casa y para agrupar a su base social más reaccionaria.
Las elecciones legislativas del 6 de noviembre están a la vuelta de la esquina y proliferan los candidatos que se declaran abiertamente socialistas. En un país donde la polarización social cada día es mayor este tipo de candidaturas son un factor que está cobrando cada vez más importancia. Pueden convertirse en el medio para organizar a millones de jóvenes y trabajadores estadounidenses y migrantes contra las políticas racistas y clasistas de Trump. Un auténtico torrente humano que puede barrer por completo los prejuicios xenófobos y que señale a la burguesía y al sistema capitalista como el responsable de la barbarie que existe a ambos lados de la frontera.

La lucha contra la opresión y el racismo es la lucha por transformar la sociedad

Lo que esta caravana está demostrando es que con la lucha colectiva los oprimidos pueden generar la suficiente fuerza para alcanzar una vida digna. Esta fuerza colectiva debe dotarse de más organización y de un programa revolucionario que rompa con el capitalismo.

Esta es la manera de unir en la batalla contra la opresión a la clase obrera por encima de las fronteras nacionales. La lucha de la caravana de migrantes es la misma que hay que emprender contra la presidencia de Bolsonaro en Brasil; que la que ya está en marcha contra las políticas de Salvini en Italia, etc. La lucha contra la opresión y el racismo es la lucha de la clase obrera a nivel internacional unida para transformar la sociedad. Como dice el lema de la caravana ¡No somos criminales, somos trabajadores internacionales!