El pasado 24 de noviembre los trabajadores portugueses apoyaron de forma masiva la huelga general convocada por los dos grandes sindicatos de Portugal, la comunista CGTP y la socialista UGT. Se alcanzó la mayor participación en 23 años, apoyando el paro tres de cada cuatro trabajadores y consiguiendo paralizar durante un día la gran mayoría de la actividad económica del país.
La huelga se convocó en respuesta a los presupuestos generales del estado presentados por el gobierno de derechas del PSDP y que contienen nuevas y severas medidas de ajuste que, junto a otras decisiones del gobierno (como aumentar la jornada laboral en media hora más al día), suponen un importante salto cualitativo en el proceso de expolio y pérdida de derechos que el pueblo portugués viene sufriendo en los últimos años. Significa además, un necesario paso adelante en el proceso de movilizaciones iniciado por los sindicatos tras el verano, con las masivas manifestaciones convocadas por la CGTP el 1 de octubre y con la exitosa huelga del 8 de noviembre en los servicios de transporte público que consiguió paralizar el 95% de la red ferroviaria del país y el metro de Lisboa.
Cada vez menos derechos para los trabajadores, jóvenes y pensionistas…
Si ya de por sí los planes de ajuste impuestos por el FMI y la Unión Europea (a cambio de que Portugal recibiera un rescate financiero de 78.000 millones de euros) suponían un durísimo ataque a las condiciones de vida de los portugueses, el gobierno de derechas luso no ha dudado en ir incluso más allá de lo que se le exigía, justificando esa decisión en la aparición de desvíos en las cuentas públicas por valor de 3.000 millones de euros. De esta manera los nuevos presupuestos para el año 2012 prevén recortes de 2.000 millones en salarios (vía supresión de las pagas extras de verano y navidad para funcionarios y pensionistas que ganen más de 1.000 euros), 1.000 millones en sanidad y 1.500 millones en educación. Además, habrá otra subida del IVA que incluirá bienes de primera necesidad y que supondrá un nuevo tajo al poder adquisitivo de los portugueses.
Los trabajadores verán mermados también derechos históricos que costaron a la clase obrera largos años de luchas y sacrificios: se reducirá el coste de las horas extras y el trabajo nocturno, se eliminarán los puentes y algunos días festivos, y se ampliarán las causas de despido. Junto a ello se aumentará en media hora diaria la jornada laboral, sin remuneración extra, de forma obligatoria en el sector público y opcional (a decisión del empresario) en el privado, medidas que significarán la pérdida de aproximadamente 250.000 puestos de trabajo y el robo por parte de los patronos de otros 7.500 millones de euros extra de la plusvalía generada por la clase obrera con su trabajo.
… y cada vez más dinero para los bancos
Los gobernantes lusos dicen que “los portugueses han estado viviendo por encima de sus posibilidades”, pero la realidad más bien indica que han vivido y viven por debajo de sus necesidades. Baste decir que Portugal es el tercer país europeo en tasa de precariedad, que los salarios son cada vez más miserables, con casi un 50% de las familias subsistiendo con un rendimiento bruto mensual de menos de 849 euros, donde la participación de las rentas del trabajo ha bajado en los últimos 30 años del 60 al 40% y con un paro que se situará ya en 2012 cerca del 14%.
Los que, sin embargo, han vivido y viven por encima de cualquier límite son los bancos. Unos bancos que consiguieron beneficios entre 2005 y 2010 de 15.000 millones de euros (a pesar del crecimiento casi nulo del país), basados en la especulación, en prestar dinero a tasas de interés muy superiores a las que ellos pagan para financiarse a través de la banca internacional y el BCE y, por supuesto, en aumentar la tasa de explotación de sus trabajadores. Estos bancos serán ahora recapitalizados por el Estado, es decir, con el dinero de los trabajadores, que les entregará 12.000 millones de euros por los que poco o nada tendrán que pagar. Además, esa recapitalización se hará cediendo a todas las exigencias marcadas por los banqueros pues el estado entrará en estas entidades como accionista pasivo renunciando a participar en la toma de decisiones de las mismas.
La movilización es el camino. El socialismo, la solución
La crisis e incapacidad del capitalismo portugués sigue profundizándose, la previsión para 2012 es que el PIB se reducirá otro 3%, lo cual, además de hundir más las condiciones de vida de la población, dificultará más la reducción del ratio de deuda con su PIB, adentrándose cada vez más en una senda similar a la que ahora sufre Grecia. Esta huelga general ha demostrado la fuerza de la clase obrera portuguesa y sus poderosas tradiciones. Una fuerza y tradiciones que son las bases para que a través de intensificar la movilización y la lucha se pueda dar la vuelta a esta situación insostenible. Con un sistema capitalista que ya no ofrece soluciones, el único camino es avanzar hacia el socialismo.