(A continuación publicamos un artículo sobre las redadas racistas aparecido hoy en Público)

“Los que faltaren al respeto y consideración debida a la autoridad, o desobedecieren levemente serán castigados con multa de 10 a 60 días.” -Artículo 634 del Código Penal-.

Como ahora todos llevamos encima una cámara, sea una digital o un teléfono móvil; y como internet nos permite difundir las imágenes sin intermediarios, son muchas las realidades que salen a la luz sin necesidad de que estén presente los medios tradicionales, y vivimos con la ilusión de que ya no hay censuras, que todo acaba siendo retratado.Sin embargo, se ve que no todo es fotografiable, y a veces te juegas perder la cámara, ser detenido, golpeado y llevado a juicio. Y no hablo de quienes cubren guerras por el mundo, sino de otros conflictos mucho más cercanos y cotidianos.

Es el caso de Edu León, fotógrafo integrante del colectivo que edita el periódico Diagonal. Edu lleva tiempo apuntando con su cámara a una realidad de la que, pese a ocurrir en la calle y a plena luz, hay pocas imágenes, pues quienes lo intentan saben que se arriesgan a quedarse sin cámara o ser detenido, como le ha ocurrido a él: me refiero a las redadas policiales contra inmigrantes, una práctica denunciada por colectivos sociales y negada por los responsables de Interior, pero que sigue ocurriendo, como ha documentado Edu en repetidas ocasiones.

Hace un par de años nos enteramos de la existencia de cupos de detención de inmigrantes en las comisarías, de modo que los policías paraban indiscriminadamente a todo el que tuviese pinta de extranjero, para así cumplir con los cupos fijados. Muchos de ellos, sin papeles en regla, acaban en un CIE, los centros de internamiento para inmigrantes que funcionan como cárceles sin condena ni juicio, y cuyas pésimas condiciones han sido denunciadas por asociaciones de derechos humanos.

Edu León ha sido detenido ya varias veces cuando fotografiaba esas redadas. Esta semana se enfrenta a su cuarto juicio, acusado de  desobediencia por los mismos policías que le detuvieron cuando documentaba los controles callejeros. Pues si mirar donde no quieren que miremos, como hace Edu, es una forma de desobediencia, está claro que nos hacen falta más desobedientes como él. Aunque de una democracia uno esperaría que no fuera delito iluminar las zonas oscuras.